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B12, o claves para proteger el cerebro de la vejez

Mucha gente no sabe que está produciendo una inadecuada cantidad de ácido estomacal. Entonces no puede esperar que los alimentos proteínicos liberen la vitamina B12 que cargan. Y sin vitamina B12, las personas envejecen más y peor. Por lo tanto, hay que considerar el siguiente contenido:

“El envejecimiento es un proceso natural en el que el organismo sufre unos cambios fisiológicos que no son indicativos de ninguna enfermedad, pero que alteran determinadas funciones neurológicas”, explica el neurólogo Jesús Porta-Etessam, director de la Fundación del Cerebro.

¿Qué le pasa al cerebro cuando envejece?Desde una aproximación estructural, va perdiendo neuronas y sinapsis [comunicación neuronal], lo que ocasiona una menor capacidad de reacción refleja. En cambio, la reacción aprendida, que es espontánea, como por ejemplo la que ejercemos al mecanografiar, se conserva más tiempo porque responde a la capacidad del cerebro de actuar de forma adelantada, lo que llamamos anticipación”.

También existe un descenso en la plasticidad neuronal que dificulta el aprendizaje, aunque se puede suplir con la experiencia y recursos previos.

Por otro lado, la pérdida de neuronas en estructuras como el cerebelo merman la agilidad, y la reducción de las encargadas de controlar el tono muscular, reduce los reflejos osteotendinosos, que son contracciones musculares involuntarias provocadas por el estiramiento de un músculo tras el golpe de un tendón, lo que sucede en la consulta cuando el médico golpea su rodilla con un martillo. Este proceso mengua la masa muscular o sarcopenia y, por tanto, la fuerza física.

La buena noticia es que es posible hacer algo para menguarlo mucho.

El neurocientífico Francisco Mora, catedrático de Fisiología de la Universidad Complutense de Madrid, y autor del libro "¿Se puede retrasar el envejecimiento del cerebro?" (Alianza), acerca de ese recipiente de casi 1,5 kg. de peso y 86.000 millones de neuronas, advierte: “Para mantenerlas en buen estado son muy importantes los hábitos y conductas, así como la actividad física y mental que hayamos realizado en las etapas anteriores a la vejez. Eso es lo que genera una suerte de reserva cognitiva”.

Algunos tips:

1. Cerrar la boca

La obesidad afecta a la función cognitiva, según los investigadores de las Universidades Carnegie Mellon y de Pittsburgh (USA), dirigidos por el psicólogo Timothy Verstynen, en base a una serie de resonancias magnéticas realizadas a una treintena de cerebros de personas adultas: “Comer un 30% menos de lo habitual logra, entre otras muchas cosas, un descenso en la generación de radicales libres, esas moléculas que afectan lentamente a la producción de energía necesaria para desarrollar las funciones celulares de forma óptima y, además, reduce y ralentiza la actividad de ciertos genes que destruyen neuronas”.

2. Actividad física

“El ejercicio físico aeróbico moderado es una de las conductas más efectivas que existen para mantener la salud de todo el organismo y del cerebro en particular”, puntualiza Francisco Mora. El declive neuronal se retrasa y el ejercicio reduce la oxidación celular y los niveles de radicales libres, mantiene sanos los vasos sanguíneos cerebrales y mejora el estado físico en general. Se ha demostrado que incluso empezando a practicarlo a una edad de entre 60 y 85 años, al poco tiempo mejoran las funciones mentales de aprendizaje, memoria y velocidad de procesamiento.

3. Que el intelecto trabaje

Mantener la mente ocupada es esencial. Mora propone un par de actividades especialmente eficaces para ejercitar el cerebro: aprender un idioma nuevo o tocar un instrumento, porque ambas detonan un proceso muy completo que engloba aprender, memorizar y socializar. Es una fuente continua de estrés bueno, porque despierta emociones nuevas, hace trabajar a la mente, conlleva descubrimientos y nos mantiene vivos, despiertos y pendientes de los acontecimientos.

Pero hay algo más que debe tener en cuenta, y de eso trata esta nota.

La B12

La vitamina B12 (también llamada cobalamina, debido a que contiene cobalto) es una vitamina hidrosoluble esencial para el funcionamiento normal del cerebro, del sistema nervioso, y para la formación de la sangre y de varias proteínas. Es 1 de las 8 vitaminas del grupo B. Normalmente está implicada en el metabolismo de las células del cuerpo humano, especialmente en la síntesis y regulación del ADN; también en la metabolización de los aminoácidos, de los ácidos grasos y de los glúcidos.

Jane E. Brody escribió en el The New York Times:

"Como mujer de cierta edad que consume una dieta bien balanceada de todos los grupos de comida, incluyendo razonables cantidades de proteína animal, tiendo a no hacerle caso a las sugerencias de tomar suplementos vitamínicos. Me han contado en reiteradas ocasiones expertos nutricionistas que el consumo excesivo de suplementos dietarios para 'reaseguro nutritivo' le ha dado a los EE.UU. la orina más cara del mundo.

Yo consumo un suplemento de vitamina D todos los días, basada en la numerosa evidencia de sus múltiples beneficios de salud, especialmente para gente de edad. Sin embargo, basada en la evidencia de la Academia Nacional de Medicina y una evaluación de la acumulación de investigaciones, estoy empezando a considerar ingerir también un suplemento de vitamina B12 esperando que proteja el decaimiento de mi cerebro.

Las comidas de proteína animal -carne, pescado, leche, queso y huevos- resultan la única fuente natural confiable de vitamina B12, y consumo grandes cantidades de varios de estos alimentos en mi dieta regular. Pero a la edad de 75 años, yo me pregunto si todavía soy capaz de conseguir todos los beneficios de lo que ingiero."

Verás: de la habilidad de absorber la vitamina B12 que se encuentra naturalmente en las comidas depende la presencia de un adecuado ácido estomacal. La enzima pepsina y una proteína gástrica llamada 'factor intrínseco' son las sustancias que liberan la vitamina B12 de los alimentos proteínicos a los que está pegada. Sólo entonces la vitamina podrá ser absorbida por el intestino delgado. Mientras las personas envejecen, las células que producen el ácido en el estómago pueden dejar de funcionar gradualmente, una condición llamada gastritis atrófica."

La atrofia

La vitamina B12 fue descubierta por su relación con la anemia perniciosa, una enfermedad autoinmune que destruye las células parietales del estómago, encargadas de la secreción del 'factor intrínseco' gástrico: George Whipple se encontraba realizando experimentos en los que se inducía la anemia perniciosa mediante sangrado en perros, para luego darles de comer diferentes alimentos y observar cuál de las dietas les permitió recuperarse más rápidamente. Durante este proceso, descubrió que la ingesta de grandes cantidades de hígado parecía curar más rápidamente la anemia por pérdida de sangre. Por lo tanto, planteó la hipótesis de que la ingesta de hígado podría ser el tratamiento contra la anemia perniciosa. Whippe reportó señales de éxito en 1920.

Él todavía no sabía que estas células son responsables de la secreción del ácido estomacal. El 'factor intrínseco' es crucial para la normal absorción de la vitamina B12, por lo que la ausencia del 'factor intrínseco', como sucede en la anemia perniciosa, ocasiona una deficiencia de vitamina B12.

George Richards Minot y William Parry Murphy se propusieron aislar parcialmente la sustancia presente en el hígado causante de la cura de la anemia en los perros, y descubrieron que era el hierro. También encontraron que otra sustancia curaba la anemia perniciosa en los seres humanos, que no tuvo efecto en los perros analizados: el 'factor específico' para el tratamiento de este tipo de anemia, hallado en el jugo de hígado, fue encontrado por esta coincidencia.

Minot y Murphy informaron de estos experimentos en 1926. Desde hacía ya varios años que los enfermos estaban obligados a ingerir grandes cantidades de hígado crudo o beber enormes cantidades de jugo de hígado.

En 1928 el químico Edwin Joseph Cohn preparó un extracto de hígado que fue de 50 á 100 veces más potente que los productos naturales del hígado. El extracto fue el primer tratamiento viable para la enfermedad.

En 1934 Whipple, Minot y Murphy compartieron el premio Nobel de Medicina por su trabajo inicial en el que señalan el camino a un tratamiento efectivo.

A su vez, estos eventos eventualmente llevaron al descubrimiento de la presencia en el jugo de hígado de la vitamina hidrosoluble conocida como vitamina B12.

Regreso a Jane E. Brody:

"Hace un siglo, los investigadores descubrieron que algunas personas -es probable que fuese el caso de Mary Todd Lincoln- tenían una condición llamada anemia perniciosa, una deficiencia en las células rojas de la sangre identificada como una enfermedad autoinmune que causaba la pérdida de células estomacales necesarias para la absorción de la vitamina B12. La señora Lincoln era conocida por comportarse erráticamente y, por último, estuvo internada en un hospital psiquiátrico.

“Depresión, demencia y deterioro mental son generalmente asociados con una deficiencia de la b 12 y su compañera la vitamina B, especialmente en los ancianos” escribió el Dr. Rajaprabhakaran Rajarethinam, un psiquiatra de la escuela de medicina de la Universidad Wayne State.

Él describía a una mujer hospitalizada de 66 años con una severa depresión, psicosis y pérdida de energía y de interés en la vida, con un nivel de B 12 extremadamente bajo en la sangre y cuyos síntomas fueron casi totalmente revertidos por la inyección de esa vitamina.

Investigadores europeos también han mostrado que darles B12 a personas con deficiencias de la vitamina también ayudaba a proteger muchas de las áreas del cerebro dañadas por la enfermedad del Alzheimer. En un estudio de 2 años de la Universidad de Oxford, con 270 personas mayores de 70 años que padecían un leve deterioro cognitivo y un bajo nivel de B12, la Dr. Helga Refsum, profesora de Nutrición en la Universidad de Oslo, encontró que era reducida la atrofia cerebral en aquellos tratados con altas dosis de la vitamina.

“Una deficiencia de la vitamina B 12 como causa de un tema cognitivo es más común de lo que pensamos, especialmente entre los ancianos que viven solos y no comen apropiadamente” cuenta el Dr. Rajarethinam.

La academia científica estima que entre el 10% y el 30% de la gente mayor a 50 años producen muy poco ácido estomacal para liberar la vitamina B12 suficiente de sus cadenas proteínicas en la comida, y mientras los años avanzan, el porcentaje de reducción de producción de ácido aumenta."

Más ácido

En 1947, Mary Shaw Shorb fue provista de un subsidio de US$ 400 (equivalentes a US$ $4.400,47 en 2016) y colaboró en un proyecto junto a Karl August Folkers y la empresa Merck & Co. para desarrollar el denominado "ensayo de LLD".

'Lactobacillus lactis Dorner' es LLD, una cepa bacteriana que requiere del "factor LLD" para su crecimiento, identificado como B12.

Shorb y sus colegas utilizaron el "ensayo LLD" para extraer rápidamente el factor para contrarrestar la anemia perniciosa a partir de extractos de hígado. La forma pura de B12 fue aislada en 1948, gracias a los aportes químicos de Shorb, Folkers (USA) y de Alexander Robert Todd (Reino Unido).

Por este descubrimiento, Mary Shorb y Karl Folkers recibieron el premio Mead Johnson de la Sociedad Estadounidense de Ciencias de la Nutrición.

En 1956, Dorothy Crowfoot Hodgkin y su equipo de colaboradores determinó la estructura química, basándose en los datos arrojados por la cristalografía de rayos X.

Durante la década de 1950 fueron desarrollados los métodos de producción en grandes cantidades de esta vitamina a partir de cultivos de bacterias, los cuales condujeron a la forma moderna del tratamiento de la anemia perniciosa.

Hay que volver a Jane E. Brody:

"Mucha gente no sabe que está produciendo una inadecuada cantidad de ácido estomacal. De hecho, la evidencia de una investigación entre jóvenes adultos llamado el 'estudio Framingham Offspring' sugiere que la insuficiente absorción de vitamina B12 en las comidas puede ser frecuente entre adultos de entre 26 y 49 años. Por ese motivo el siguiente aviso puede competerles a ellos también.

La academia recomienda que los adultos mayores a 50 años ingieran la mayor parte de su requerimiento diario de B12. La B12 sintética no se junta con la proteína y por eso no necesita la ayuda de ácido estomacal para absorberla.

Diciendo esto, yo consumo muy poca comida fortificada, y un suplemento con B12 seguramente sería mi mejor opción.

Ciertos grupos, aparte de los mayores como yo, también están en riesgo de una deficiencia de B12. Este incluye a los vegetarianos y veganos que consumen muy poca o casi nada comida animal; gente con desordenes estomacales o problemas de intestinos como la enfermedad celíaca y la enfermedad de Crohn; usuarios crónicos de inhibidores para controlar el reflujo ácido; y gente cuyo sistema digestivo fue reducido quirúrgicamente para un tratamiento de reducción de peso o por un tratamiento por cáncer.

Mientras que la deficiencia de la B12 puede tardar años en desarrollarse, los síntomas invasivos pueden ser angustiosos y finalmente devastadores. También puede ser difícil vincular esos síntomas a una deficiencia nutricional."

No desesperar

La síntesis artificial total de la B12 fue reportada por Robert Burns Woodward y Albert Eschenmoser, en 1972, y sigue siendo una de las hazañas clásicas de la síntesis orgánica.

La cantidad total de vitamina B12 almacenada en el cuerpo humano es de aproximadamente 2 mg a 5 mg en adultos. Alrededor del 50% de esta cantidad es almacenada en el hígado.

La bilis es el principal medio de excreción; sin embargo, la mayoría de la B12 secretada en la bilis es reciclada a través de la circulación enterohepática. El exceso de B12 más allá de la capacidad de unión en la sangre es excretada normalmente en la orina.

A causa de la extremadamente eficiente circulación enterohepática de la vitamina B12, el hígado puede almacenarla durante varios años sin pérdida de su valor; por lo tanto, es rara la deficiencia nutricional de esta vitamina. La velocidad de cambio de los niveles de B12 dependen del equilibrio entre la cantidad ingerida, la cantidad excretada y la cantidad absorbida.

La hipovitaminosis B12 puede aparecer en un año si las cantidades almacenadas iniciales son bajas debido a factores genéticos y desfavorables, o puede que aparezca luego de décadas. En los bebés, la hipovitaminosis B12 puede aparecer mucho más rápidamente.

Última Jane E. Brody:

"En un posteo online de julio, David G. Schardt, el nutricionista en jefe del Centro de Ciencia de Interés Publico, señaló que los síntomas de la deficiencia B 12 incluyen fatiga, hormigueo y entumecimiento en las manos y pies, debilidad muscular y perdida de reflejos, el cual puede progresar hasta la confusión, depresión, pérdida de memoria y demencia mientras que la deficiencia se vulva más severa.

Los primeros síntomas pueden ser revertidos con un tratamiento de altas dosis de B12, usualmente dado con inyecciones. Pero los síntomas relacionados con daños nerviosos y demencia son más probables que sean permanentes. Por esto, es sumamente importante que las personas con riesgos de una deficiencia de la vitamina B12 se realicen análisis de sangre periódicamente por este sondeo.

Los vegetarianos y veganos no necesitan desesperar. Aparte de los suplementos B12, hay varios alimentos comercialmente preparados para los vegetarianos como algunos cereales, leches no lácteas, productos de soja y un tipo de levadura nutricional, que están fortificados con vitamina sintética B12.

Sin embargo, el Dr. Ralph Carmel, un hematólogo retirado que ahora está afiliado a la Universidad de Nueva York y estudio los efectos de la deficiencia de la B12 durante décadas, advierte contra la ingesta de la megadosis de la vitamina. Nos contó en una entrevista que, muy a menudo, “las personas que realmente necesitan B12 no la toman, y aquellos que no la necesitan, como atletas, toman dosis gigantes; 2.000 a 5.000 microgramos al día. No sabemos lo que esas dosis pueden producir a la larga. Si una persona mayor tiene bajo su nivel de B12, no objeto con tomar 500 a 1.000 microgramos al día, pero 5.000 es ridículo”.

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