CIVILES ALEMANES VISITARON LOS CAMPOS DE EXTERMINIO

El vergonzoso despertar Nazi: cómo Alemania odió a Hitler

A 73 años del fin de la II Guerra Mundial continúa apareciendo material de las atrocidades nazi. En esta oportunidad, salió a la luz un film donde se observan las caras aterrorizadas de mujeres y hombres, pertenecientes a la ‘raza superior’, tras presenciar las atrocidades cometidas por el nazismo a los judíos prisioneros, en el famoso campo de concentración de Buchenwald en Weimar, tras finalizar la guerra. Así fue cómo comenzó la caída del ícono del Fünher, haciendo que los alemanes se sintieran avergonzados de su origen.

A 73 años del fin de la II Guerra Mundial continúa apareciendo material de las atrocidades nazi. En esta oportunidad, un desgarrador metraje muestra cómo la civilización alemana despertó del sueño del “Fünher”, Adolfo Hitler, tras varios campos de concentración, donde se exterminaban a los judios. 

En el film se observan las caras aterrorizadas de mujeres y hombres, pertenecientes a la ‘raza superior’, tras presenciar las atrocidades cometidas por el nazismo a los judíos prisioneros, en el famoso campo de concentración de Buchenwald en Weimar, días después de finalizada la guerra.

Se pueden ver pilas de cuerpos escuálidos en la parte trasera de los camiones mientras los ciudadanos, acompañados por soldados estadounidenses, caminaban alrededor del campamento, muchos en oleadas de lágrimas. 

Se exhibieron objetos pertenecientes a algunas de las víctimas para que los vieran, mientras que una mujer se puede ver siendo llevada por dos soldados después de colapsar.

Estimaciones cautelosas aseguran que en Buchenwald 35.000 perdieron la vida, sin embargo se cree que la cifra real fue mucho mayor, en esta prisión creada en 1937 donde se internó a judíos, gitanos, discapacitados, homosexuales y prisioneros de guerra soviéticos.

Este campo de exterminio fue liberado por la Brigada 89 de la División de Infantería de los Estados Unidos  (USA) que ingresó al campamento principal en Buchenwald a las 15:15 pm del día 11 de abril de 1945. El reloj del campamento, que hoy funciona como un museo de la historia más oscura de la humanidad, conserva la hora exacta hasta el sol de hoy.

 

Cuatro días después de la liberación, las tropas estadounidenses escoltaron a residentes civiles de Weimar, en grupo de 100 para poder mostrar lo que allí ocurría mientras Hitler hablaba de la dominación de la raza Aria, ocultando el genocidio más catastrófico de la historia.

En los días siguientes, el periodista norteamericano Edward Murrow llegó al campo para informar sobre las condiciones de Buchenwald a los estadounidenses. En una de las grabaciones radiales expresó: "A mi alrededor surgió un hedor maloliente, hombres y niños se acercaron para tocarme. Estaban en harapos y vestigios de uniformes. La muerte ya había marcado a muchos de ellos, pero estaban sonriendo con sus ojos”.

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En otro avance informativo, narró: “Fuimos al hospital. Estaba lleno. El doctor me dijo que 200 habían muerto el día anterior. Pregunté la causa de la muerte. Se encogió de hombros y dijo "tuberculosis, inanición, fatiga y hay muchos que no desean vivir. Es muy difícil".

Escrito en la entrada principal del campamento, se encontraba el lema "Jedem das Seine", que significa "propio de cada uno", una frase que se ha vuelto polémica en la Alemania moderna.

La mayoría de los primeros presos eran presos políticos, pero después de los ataques de Kristallnacht en 1938, casi 10.000 judíos fueron enviados a Buchenwald y sometidos a un tratamiento inimaginablemente cruel.

Entre ellos, experimentos médicos que se le llevaban a cabo en los reclusos desde 1941, algunos de los cuales implicaban probar la efectividad de las vacunas y tratar de "curar" la homosexualidad a través de trasplantes hormonales.

Alrededor de 112,000 prisioneros estaban allí en febrero de 1945 cuando la guerra llegaba a su fin y se convirtió en una importante fuente de trabajo forzado para los nazis, que abrieron un revestimiento de ferrocarril allí para permitir el movimiento de suministros de guerra.

Alrededor de 21,000 prisioneros fueron liberados por las fuerzas estadounidenses en abril de 1945, pero 28,000 fueron evacuados por los alemanes en los días previos a la liberación, un tercio de los cuales murió por agotamiento o por disparos.

Escenas impactantes fueron presenciadas por las tropas estadounidense y civiles alemanes enviados que encontraron supervivientes hambrientos y montones de cadáveres demacrados. Estrategia que sirvió para que la imagen del Hitler todopoderoso cayera de su pedestal y la civilización alemana sintiera vergüenza de sus orígenes. Desde ese momento, los germánicos pasaron del amor al odio, hacia el “fünher”.

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