ESCENARIO COMPLICADO

La soberbia política de Cambiemos

Luis Rizzi: "(...) Tal como dijo Roberto Garcia, “Cambiemos” (PRO) nos quiere hacer creer que está instalando una nueva época y sólo está repitiendo una vieja historia cuyo final es conocido, aunque Mauricio Macri logre, su por hoy dudosa, reelección."

“También el Gobierno atraviesa papelones desde hace dos meses con la historia reciente, por no revisarla. Gozaba con decir que vencerán en las elecciones de los próximos cien años –misma soberbia y confesión de la juvenilia Coordinadora de Alfonsín en su apogeo–, entendían que su mandato era bautismal, instalando una nueva época.”
Roberto Garcia,
Bisemanario Diario Perfil (24/2/2018)


El fragmento de Roberto Garcia me hizo acordar a una charla que tuve con Enrique Vanoli en abril de 1984 a raíz de un disgusto/bronca que me había ocasionado la famosa “Coordinadora” que le pidió mi despido a Horacio Domingorena por haber negado unos upgrades en Aerolíneas Argentinas, empresa de la que era Administrador general. A modo de consejo, Domingorena me recomendó que en una próxima vez los debería conceder, para evitar problemas. (sic)

Si bien en esa época no tenía confianza con Enrique no pude menos que contarle, a modo de catarsis, la bronca que tenía encima por esa gente y recuerdo su respuesta “…se creen providenciales y su soberbia no les deja ver que son unos imberbes, pero son los ojos y oídos de (Raúl) Alfonsín….”. Historia que se vuelve a repetir.

Lo cierto es que los siguientes pedidos de upgrades se los hacían directamente a Domingorena, quien era el Presidente de la empresa.

Cuento esta minúscula anécdota que demuestra que es muy difícil cambiar, cuando sólo se ven y escuchan las cosas por medio de terceros que intentan exhibirse apenas como exitosos meritorios que tienen el don de la soberbia, que en una de sus acepciones significa “satisfacción y envanecimiento por la contemplación de las propias prendas con menosprecio de los demás”.

La soberbia va acompañada por la adulación, son inseparables.

Pienso que éste es el “mayor mérito” del gobierno de Cambiemos, esa débil coalición electoral que menosprecia a sus aliados y sólo se escuchan entre ellos. La UCR es testigo y víctima ya que los “cambiemos genuinos”, son únicamente los del PRO (y no todos).

El propio Mauricio Macri creía y cree que, por el único hecho de haber desplazado al kristinismo por 2 puntos y pico, las inversiones lloverían torrencialmente, cuando las personas que andamos por las empresas sabíamos que para pasar a la categoría de “confiables” debían pasar, por lo menos, un lapso de tres o cuatro elecciones seguidas. Pero, además, mostrar datos económicos más sanos que los actuales. Me refiero al déficit fiscal, presión impositiva e inflación, este nefasto círculo perverso que nos viene dominando desde hace decenas de años y que además facilita pingues negocios financieros sin rédito alguno para la sociedad.

Nicolás Dujovne, este ministro de Hacienda que nos puso el Presidente, dijo: "Tenemos muy pocas herramientas, pero una voluntad de hierro, vamos a derrotar a la inflación". Además, preguntado sobre su patrimonio en el exterior, justo cuando intentaba alentar la inversión extranjera en el país se limitó a responder que está declarado ante la AFIP. (sic)

Si el propio ministro hace esa declaración, en épocas de paritarias, el techo o pauta del 15% suena no sólo como irrisoria sino que el ajuste se sigue trasladando al sector privado, mediante vía techo salarial, no solo a los trabajadores sino también a los jubilados y presión impositiva.

Es cierto esto puede sonar a populismo, pero es el gobierno quien hizo y hace culto al populismo, al haber callado la herencia recibida del kirchnerismo + la herencia de más de 20 años casi continuados de gobiernos peronistas. Podríamos llamarlo “populismo negativo”. Hacerlo ahora es tardío ya que más bien parecen excusas para justificar la inoperancia de la propia carencia de idoneidad política.

Lo paradójico es que la oposición en gestación de otra coalición electoral, comenzó a echarle en cara la “herencia” que le dejarán al próximo gobierno, lo que hace tambalear la posibilidad de una reelección, en especial si el propio Macri o su delfín Marcos Peña pretendieran ser candidatos.

Eduardo Fidanza escribió en La Nación: “…Esa identidad antiperonista y antiplebeya se disolvió con el tiempo, dando lugar a fuertes adhesiones de los sectores medios a expresiones peronistas, contrapuestas en la ideología pero eficaces en el plano económico, como lo fueron el menemismo y el kirchnerismo en sus apogeos….”.

En épocas de elecciones se genera una suerte de inconsciente colectivo que nos lleva a creer que el peronismo, en cualquiera de sus formas y contenidos, es más eficaz para alimentar a nuestros bolsillos.

Además, los peronistas, saben muy bien -tal como excelentes cínicos-, asumir el papel de víctimas, incluso de sus propios gobiernos, tal como lo hicieron los “K” del gobierno de Carlos Menem, de la herencia recibida de Fernando De la Rúa y, finalmente, del propio Eduardo Duhalde, repartiendo culpas entre probos e inocentes.

Esos sectores medios a los que alude Fidanza, son cómplices eméritos de ese cinismo que circunstancialmente reditúa a unos y otros.

Pues bien, asi estamos: un gobierno que dice querer (¿?), pero no puede, sumergido en un nivel de soberbia y estupidez que le hace creer que está produciendo un cambio cultural, cuando lo único que tienen para ofrecer es haber eliminado el cepo cambiario, financiar déficit con deuda y la transparencia comienza a opacarse cuando aparecen conductas cuando menos equivocas, en cuestiones patrimoniales.

Tal como dijo Roberto Garcia, “Cambiemos” (PRO) nos quiere hacer creer que está instalando una nueva época y sólo está repitiendo una vieja historia cuyo final es conocido, aunque Mauricio Macri logre, su por hoy dudosa, reelección.

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