EN CHINA

El negocio de los no donantes

El tráfico de órganos es uno de los tantos negocios del crimen organizado que hoy en día aterrorizan al mundo, y siguen haciendo de él un lugar peor. Luego del narcotráfico, el tráfico humano y el contrabando de petróleo se ubica la comercialización de órganos, una práctica que recauda anualmente unos US$ 200.000.000 aproximadamente.

Hoy en día uno de los países líderes en trasplantes de órganos es China, pero a diferencia de tantos otros, como España y Francia, su metodología es un tanto distinta... y bestial.

En el país asiático se realizan por año entre 60 y 100.000 trasplantes de órganos, contra solo 10.000 que afirma el gobierno. Y lo cierto es que nadie tiene idea de dónde sale semejante cantidad de órganos ya que el 2017, por ejemplo, tan solo se contabilizaron alrededor de 2000 donantes voluntarios.

Esto lleva a pensar en 2 tipo de personas, ambas olvidadas por el mundo, los presos y los pobres. 

Es tal el 'stock' que el país tiene, que China se ha convertido, clandestinamente, en el principal exportador de órganos, fue el 25/02/98, cuando por 1ra vez se hizo pública una investigación oficial acerca del tema.

 

A principios de 1998 el FBI y la policía de USA, tras varios años de investigación lograron desmantelar una red dedicada a la venta de órganos humanos procedentes de presos chinos ejecutados en su país. 2 personas han sido detenidas en Nueva York después de una reunión con un agente que se hizo pasar por un directivo de un hospital. En ese encuentro le ofrecieron todo un "catálogo de productos": desde viajes baratos a China con trasplante incluido hasta pulmones, riñones, piel o córneas importadas.

Los 2 detenidos aseguraban que sus productos estaban en perfecto estado. El nombre de estos era Cheng Yon Wang, antiguo fiscal en la isla de Hainan, y Xingqi Fu, un ciudadano chino, vecino de Queens. Estos hombres ofrecían una excelente calidad de 'producto' que además podían ser trasplantados inmediatamente, sólo una hora después de haber sido extirpados.

Cientas de organizaciones de derechos humanos alrededor del mundo llevan años denunciando que las autoridades chinas venden a hospitales de todo el mundo los órganos de los presos que ejecutan, es más, el país más poblado del mundo, con 1.340.000.000 de personas y actualmente presidido por Xi Jinping, se ha convertido en un auténtico "Paraíso de Órganos", cuando en realidad la proporción de donantes es de apenas 0,6 por millón de habitantes, ¿algo raro no?.

La problemática de los donantes voluntarios viene enteramente ligada a la cultura del país asiático que, en la cual la tradición china indica que un muerto debe ser enterrado sin mutilaciones de ninguna clase, lo que hace que los familiares de los fallecidos no permitan ningún tipo de donación.

Supuestamente el gobierno chino había dejado atrás estas terribles prácticas en años anteriores, siendo el 2014 el "último", pero los hechos demuestran lo contrario.

Una situación, ya bastante desagradable, sería que contra los deseos y voluntad de un muerto o de sus familiares, sus órganos fueran donados de igual forma, sin embargo, llegar a asesinar a alguien únicamente con ese fin, cruza cualquier tipo de barrera. 

China es el 2do país con mayor población carcelaria con 1.600.000 de reclusos, tan solo por detrás de USA, ¿quién más sino?, con 2.217.947 de personas tras las rejas. El problema llega con un pequeño detalle, la pena de muerte es legal en ambos, pero del otro lado del Atlántico se elige con mayor frecuencia y sus números son secretos, se estima que son ejecutados alrededor de 2000 presos por año.

Pekín ha asegurado en distintas oportunidades que dejaría de poner en el mercado los órganos de los presos ejecutados, pero los partidarios de trasplantes éticos lo rechazan. Más allá de cualquier tipo de compromiso tomado, lo cierto es que China todavía se dedica a extraer de forma sistemática y generalizada órganos de presos para su posterior comercialización.

La mayoría de estos, siendo los riñones los más buscados, le pertenecieron a presos ejecutados, condenados por sus creencias religiosas o políticas. Muchos de ellos pertenecientes a minorías religiosas y étnicas, incluidos los uigures, tibetanos, cristianos, pero principalmente los practicantes del movimiento espiritual Falun Gong, prohibido en el país desde el año 1999.

China considera a Falun Gong como una "secta", y lo "bueno" de esta "secta", es que los seguidores de esta disciplina espiritual​, introducida en China en 1992 por su fundador Li Hongzhi, no beben ni fuman, por lo que sus órganos son más sanos.

La complicidad entre el gobierno, el partido comunista y los médicos de hospitales es atroz, y el negocio es demasiado frío para ser real. Quiénes abastecen este terrible comercio saben cómo se maneja, sin embargo cuando su propia vida está en juego, poco importa la del preso que tiene que morir. Los mismos comerciantes ofrecen promociones en épocas festivas, cuando se obtiene la mayor parte del producto.

Muchos presos son ejecutados, sin embargo muchos otros "donantes" no son detenidos bajo ningún cargo, los seguidores de Falun Gong son mayormente secuestrados y desaparecidos. Son torturados física y mentalmente, hasta que finalmente son ejecutados en secreto, o bien pierden su vida en el mismo quirófano.

Los cirujanos han descubierto que la mejor forma de extraer un órgano es hacerlo mientras el paciente, o mejor dicho la víctima, está aún con vida, para luego ser inmediatamente trasplantado al cuerpo del comprador, lo que permite que el órgano no llegue a morir y se corran menos riesgos de compatibilidad en el nuevo cuerpo. 

De la otra forma muchos de estos prisioneros son ejecutados de una forma especial, un tiro en la nuca evita la contaminación del resto de los órganos con sustancias químicas venenosas, como las inyecciones letales, y tampoco afecta al sistema circulatorio, como lo haría un tiro en el corazón.

Dejá tu comentario