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Señales que indican la falta de inteligencia emocional

Pocos saben el verdadero significado de la inteligencia emocional, pero esto distingue a las personas en muchas formas. Anteriormente el cociente intelectual (IQ) era la forma para indicar el desempeño académico y profesional de un individuo. En esta nota te damos una lista de diversos factores que demuestran la falta de inteligencia emocional.

“No cabe duda de que la inteligencia emocional es menos habitual; pero la experiencia me dice que es más importante a la hora de ser un buen líder. Es algo que no se puede ignorar”, dijo el empresario y escritor estadounidense Jack Welch.
 
La inteligencia emocional es un concepto, en gran parte hipotético, que agruparía cogniciones y conductas útiles para apreciar y expresar de manera justa las emociones propias y las de otros.
 
Las definiciones populares de inteligencia hacen hincapié en los aspectos cognitivos, tales como la memoria y la capacidad para resolver problemas cognitivos, sin embargo Edward L. Thorndike, en 1920, utilizó el término inteligencia social para describir la habilidad de comprender y motivar a otras personas. En 1940, David Wechsler describió la influencia de factores no intelectivos sobre el comportamiento inteligente y sostuvo, además, que los tests de inteligencia no serían completos hasta que no se pudieran describir adecuadamente estos factores.
 
El trabajo de estos autores no tuvo repercusión. En 1983, Howard Gardner, en su libro Inteligencias múltiples: la teoría en la práctica, introdujo la idea de que los indicadores de inteligencia, como el cociente intelectual, no explican plenamente la capacidad cognitiva, porque no tienen en cuenta ni la “inteligencia interpersonal” —la capacidad para comprender las intenciones, motivaciones y deseos de otras personas— ni la “inteligencia intrapersonal” —la capacidad para comprenderse uno mismo, apreciar los sentimientos, temores y motivaciones propios—.
 
El 1er uso del término inteligencia emocional se atribuye generalmente a Wayne Payne, quien lo cita en su tesis doctoral Un estudio de las emociones: el desarrollo de la inteligencia emocional (1985). Sin embargo, esta expresión ya había aparecido antes en textos de Beldoch (1964), y Leuner (1966). Stanley Greenspan también propuso un modelo de inteligencia emocional en 1989, al igual que Peter Salovey y John D. Mayer.
 
El interés por las repercusiones de las emociones en ámbitos como las relaciones en el trabajo impulsó la investigación sobre el tema, pero la popularización del término se debe a la obra de Daniel Goleman, Inteligencia emocional, publicada en 1995.  El libro tuvo gran repercusión, en forma de artículos en periódicos y revistas, tiras cómicas,programas educativos, cursos de formación para empresas, juguetes,  o resúmenes divulgativos de los propios libros de Goleman.
 
Las características de la llamada inteligencia emocional son: la capacidad de motivarse a uno mismo, de perseverar en el empeño a pesar de las posibles frustraciones, de controlar los impulsos, de diferir las gratificaciones, de regular nuestros propios estados de ánimo, de evitar que la angustia interfiera con las facultades racionales y la capacidad de empatizar y confiar en los demás.
 
Aunque no se le de importancia las emociones influyen muchísimo en las decisiones de a tomar en la vida. Es por ello que las personas saben dominar su faceta emocional son mucho más desarrolladas que las demás.
 
La buena noticia es que este tipo de inteligencia es maleable, por lo que siempre se puede mejorar. Si se pone en práctica estas conductas, las conexiones neuronales del cerebro que sirven para las conductas destructivas desaparecen poco a poco. Así que con el tiempo se empezará a responder y actuar en diversas situaciones con inteligencia emocional.
 
Algunas conductas que revelan si falta este tipo de inteligencia son:
  • Estresarse con facilidad: el trabajo o la vida personal puede causar estrés o ansiedad, así que la persona se deja llevar por las emociones que están a flor de piel. Esto ocasiona que se tomen decisiones poco efectivas, causando daño a las relaciones y a uno mismo. Pero gracias a la inteligencia emocional se aprende a manejar de forma más sencilla el estrés, además se ven soluciones a las situaciones complicadas antes que se salgan de control.
 
  • No saber controlarse: cuando la situación se complica o alguien ataca a otro es normal que se tome una conducta pasiva-agresiva. Con esto se terminan exponiendo los puntos con argumentos sin sentidos al dejarse llevar por la ira. Pero las personas con inteligencia emocional son el sinónimo de la empatia, amabilidad y buenos modales, así que saben cómo controlarse y lidiar con los conflictos.
 
  • Ofenderse con facilidad: cuando se sabe exactamente cómo se és somos y esto se acepta sin ningún problema, las probabilidades que  afecten los comentarios de los demás son mínimas. Las personas emocionalmente inteligentes saben reírse de estas bromas porque son seguras de sí mismas y tienen la mente abierta.
 
  • No saber equivocarse: todos cometemos errores, el problema es cómo lidiar con ello. Cuando alguien se equivoca y se lamentamos por ello constantemente presenta mucha ansiedad y timidez, en cambio cuando se olvida por completo es probable que se realicen de nuevo. Lo ideal sería encontrar un balance, es decir se tiene que saber transformar esos fracasos en una oportunidad para mejorar.
 
  • Hablar sin pensar: todos tienen opiniones pero defenderlas ciegamente sin investigar es uno de los errores que se puede cometer. Las personas con inteligencia emocional no refutan las opiniones ajenas porque saben que se dirá cosas sin sentido. Es mejor reflexionar acerca de ello, así se pueden estudiar las posibles consecuencias que se tendría con los argumentos.
 
  • No mostrar las emociones: es normal tener días donde se está triste, molesto o frustrado pero algunos individuos ocultan sus emociones para evitar preguntas o comentarios. Lo mejor es demostrar cómo se siente cada uno, de lo contrario se denota ser una persona falsa o poco productiva.

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