EL FRACASO DE 'LA FAMILIA MILITAR'

Los K dejaron morir a Videla, ¿le importa a Macri?

2013 fue el año cuando la mayoría de los ciudadanos expresó en las urnas que estaban hartos de Cristina Fernández de Kirchner. En aquel octubre en Provincia de Buenos Aires ocurrió el efímero ascenso de Sergio Massa, a quien respaldaba el PRO, de Mauricio Macri. Antes, el 17/05/2013 falleció Jorge Rafael Videla, a los 87 años, por falta de atención médica adecuada en el penal de Marcos Paz donde permanecía condenado por crímenes de lesa humanidad, pese a haber sido indultado por Carlos Menem años antes. Según la autopsia, Videla tuvo una caída 5 días antes de su fallecimiento que le provocó fractura de pubis, rotura de una de sus costillas y hemorragias internas que, sumado a sus problemas cardíacos, provocó su muerte, que ocurrió en el baño de la celda. El asuntó demostró que los 'progres' no son mejores que sus supuestos 'represores'. Todos se amparan en la defensa del Estado para cometer sus aberraciones. La pregunta sigue siendo: ¿Y dónde se ubica Mauricio Macri, depositario del sufragio de la llamada 'familia militar'?

Según el último informe del Servicio Penitenciario Federal, al detenido Jorge Rafael Videla se lo encontró sin vida en su celda, sentado en el inodoro a las 8:25 del viernes 17/05/2013.

"Sobre el particular cumplo en informar que el médico de guardia Dr. Jorge Alberto Domínguez, siendo aproximadamente las 8:20 hs. se constituyó en el pabellón N° 6 del módulo IV, ante un requerimiento de las autoridades de dicho sector, a fin de atender al interno Jorge Rafael Videla. Al ingresar a su celda, observa al mismo sentado en el inodoro de la misma y luego constata que el mismo no presenta signos vitales. Seguidamente, le realiza un E.C.G. donde tampoco encuentra signos vitales. Ante ello se ordena una consigna en la celda a los fines de preservar el lugar."

Conforme surge de las anotaciones de los libros respectivos, uno de los agentes asignados al pabellón, Sergio Cardozo, realizó una recorrida siendo aproximadamente las 6:40 de la que no surgieron novedades. Posteriormente, en el recuento general, a las 8:00, el celador lo observó sentado en el inodoro, y cuando pasó nuevamente a las 8:15 el preso ya no le respondió, por lo que solicitó la presencia del servicio médico.

"El médico de guardia se hace presente y luego de las acciones detalladas más arriba, constata el obito siendo aproximadamente las 8.25 hs", afirmó el informe.

Una denuncia de un camarada de armas de Videla, alojado en el Módulo 4, pabellón 8, desde el 08/03/2008, provocó una investigación del Juzgado Federal de Morón que subrogaba Juan Pablo Salas.

Toda la documentación fue examinada por el periodista y médico Nelson Castro, provocando más tarde un estremecedor relato en el bisemanario Perfil. Si quienes cuestionan en nombre de los Derechos Humanos no pueden garantizarlos a otros, su causa carece de justicia, ética y épica.

El diario K Página/12 publicó un obituario que tituló "Videla murió como debía", con la firma de Oscar Alfredo Ramón Giardinelli, escritor militante que, por estos días, en el mismo diario de Víctor Santa María anticipa un eventual 'corralito' bancario inminente, que r eprodujo en su blog.

El tal Giardinelli, escribió en aquella oportunidad algo que sería interesante conocer si sigue sosteniendo hoy día, cuando gobierna Mauricio Macri:

"(...) Porque a Videla no se le aplicó la pena de muerte, ni fue lapidado ni vengado ni escarnecido. Simple y maravillosamente fue juzgado y condenado. Apeló y las condenas fueron ratificadas. Y no sólo por la Justicia, sino también por la silenciosa y contundente mirada de cuarenta millones de sus paisanos. O sea una inmensa mayoría que desde luego no puede ser unánime, porque la voluntad de los pueblos nunca es unánime y porque la naturaleza humana se compone también de miserables, resentidos y necios. La democracia, que hoy es lo que yo creo que debemos celebrar, también a ellos los contiene. (...)".

En 2015, la voluntad de los pueblos despidió a los amigos de Giardinelli y le entregó el gobierno a quienes él, en parte, llama "miserables, resentidos y necios". ¿Cómo queda la situación sin que Giardinelli caiga en un golpismo similar al que ejecutó su tan criticado Videla? Y en ese marco, ¿Giardinelli garantizaría el equilibrio de los golpistas, una situación de por sí irregular? Resultaría estupendo pero a no hacerse ilusiones.

La cuestión de fondo es que sea un preso político o un preso común, sea un condenado por lesa humanidad o por asesino serial, todo detenido merece la atención sanitaria correspondiente, para comenzar a hablar. Y la Justicia no pudo garantizarla, demostrando un extraordinario fracaso ya que el poder político mantenía su animadversión con el detenido. En síntesis: el Sistema del pasado no fue mejorado con la democracia. Y eso que sucede con este ejemplo, también ocurre con otras deudas que va acumulando el Sistema representativo, republicano, federal, etc. Por ese motivo, cualquier encuestador puede dar fe que crece la antipolìtica mucho más que la política crítica.

Ahora bien, 'la familia militar' se escandalizó con la persecución que ejecutaron los K, decididos a absorber a los 'progres' para, en su frente electoral, quitarle espacio al peronismo, donde nunca habían sido mayoritarios. El Poder Judicial acostumbra vestirse con los colores del campeón y por eso su opinión casi siempre es acomodaticia, volátil, poco confiable. Entonces 'la familia militar' votó por Mauricio Macri pero éste no considera tener deuda alguna con sus electores, al menos con esos electores. Más bien considera que son portadores de 'mancha venenosa'.

El tema es la historia sobre la que se construye el presente, y la falta de compromiso de parte del PRO/Cambiemos es un dato llamativo porque demuestra que no está dispuesto a la batalla cultural. Por lo tanto, su esquema es perecedero. Ese fracasó ya lo tuvo Carlos Menem.

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Por lo tanto, la efeméride de Videla es un hecho confuso, algo así como parte de una transición que ha comenzado pero que se ignora dónde y cuándo termina. Mientras tanto, lo más saliente de aquella investigación de Nelson Castro:

"Todo comenzó entre las cuatro y las cinco de la tarde del viernes 10 de mayo cuando Jorge Rafael Videla se estaba dando su habitual ducha, circunstancia en la que, por causas que se desconocen, cayó pesadamente. Tras el golpe, tuvo problemas para incorporarse por lo que tuvo que ser levantado por varios internos que lo trasladaron a su celda.

El lunes 13, aquejado de fuertes dolores, debió comparecer ante el tribunal por el que está siendo juzgado por su responsabilidad en el Plan Cóndor de secuestro, tortura y desaparición de personas llevado adelante por los gobiernos militares de la Argentina, Uruguay, Brasil y Chile. Este procedimiento significó que fuera sacado de su celda a las cuatro de la mañana, llevado a la Unidad de Traslados de Devoto y desde allí al tribunal correspondiente. En la Unidad de Traslado debió esperar algunas horas.

En invierno, el lugar es una heladera y en verano, un horno. En la sala de audiencias, (Videla) manifestó que tenía “inestabilidad vertical .Terminada su comparecencia, fue regresado, previo nueva pasada por Devoto, al penal de Marcos Paz. Esa noche, durante la cena, el ex comandante en jefe del Ejército les comentaba a sus camaradas que se encontraba muy dolorido a causa de la caída sufrida en la ducha. Se lee en la denuncia judicial: “Al día siguiente, es decir martes 14 de mayo, siendo horas de la tarde, le pregunté cómo se sentía, y me respondió que estaba bien, pero señaló que le dolía “acá” –señalando la zona pélvica. A partir de ese momento y los días siguientes era comentario común entre el resto de los internos el estado desmejorado en que se notaba en la persona de Videla. Los días miércoles y jueves por la noche lo sacaron del calabozo y fue llevado al centro médico asistencial del complejo y vuelto a ser reintegrado a su celda, y creo que el miércoles le sacaron una radiografía no sé dónde, pero me enteré que ese día, mientras cenaba, que Videla aparentemente no tenía nada, y vi a Videla conversando con el doctor Domínguez sobre su dolencia, pero no escuché el contenido de la charla”.

A esta altura del relato, el camarada de Videla hace un comentario clave: “Mi pensamiento fue el siguiente: como tengo conocimiento (de) que en el complejo no hay traumatólogo, y porque padezco una lesión en el hombro izquierdo, desde el 10 de abril, y aún no tengo un diagnóstico certero, le pregunté quién vio las radiografías, a lo que me contestó que no sabía y lo que me hizo pensar que fueron (vistas) por alguien no especializado”.

El jueves, las cosas no mejoraron. Los dolores siguieron siendo fuertes, lo que debe haber obligado seguramente a administrarle altas dosis de analgésicos. Continúa el relato del denunciante: “El jueves por la noche el Coronel (su nombre está tachado) y yo comentamos el mal estado de salud en que se lo veía a Videla y, además, era un comentario general de los internos. Sé que ese día se lo llevaron nuevamente al centro asistencial, pero yo no lo vi. Esa misma noche lo vi conversando con una médica de la que no recuerdo el nombre, pero (que) siempre viste ambo rojo. Posteriormente, Videla quedó en el pabellón y a la mañana siguiente nos encontramos con el deceso del mismo”.

Sobre el momento de la muerte se lee: “…siendo las 8.10, tras escuchar unos gritos en el pabellón, sin entender lo que se decía y creyendo que se trataba de una requisa, salí de la celda y otros internos me informaron que había fallecido Videla; textualmente me dijeron ‘se murió el viejo’.

El Capitán (nombre tachado), interno alojado allí me dijo que cuando pasó el recuento saliente, siendo las 7.50 horas, estuvo hablando con Videla y él los escuchó. Y al pasar el recuento entrante, lo encontró fallecido, allí se produjeron gritos, por eso sé que falleció entre las 7.50 y las 8.10 horas.

A partir de allí, la celda de Videla se mantuvo cerrada y con custodia, sin perjuicio del ingreso de personas del Servicio Penitenciario Federal, alrededor de las 9 horas. Ingresó un médico o enfermero con un aparato para realizar un electrocardiograma y otras personas que también ingresaron a quienes no conozco, pero sí vi ingresar al subdirector del módulo, oficial Tomadín. Durante el resto del día, permaneció en custodia en la puerta de la celda de Videla hasta que se llevaron el cadáver a las 16.00 horas.

A la hora referida llegó el oficial Flores, director del módulo, a quien el dicente el teniente coronel Di Pasquale y el mayor (nombre tachado) le solicitamos ser testigos del procedimiento de retiro del cadáver y pertenencias del occiso y solicité la confección de un inventario de tales objetos, recibiendo como respuesta que dicho procedimiento sería realizado por personal de la Policía Federal Argentina, lo que me obligó a referir que los testigos debían ser circunstanciales y no traídos por ellos”.

Hasta aquí el relato de los hechos. Fuentes del Juzgado Federal de Morón, a cargo del juez subrogante Juan Pablo Salas, han confirmado que el informe preliminar de la autopsia señala lo siguiente: fracturas múltiples, una de ellas de pelvis y cáncer de próstata en tratamiento.

Además, por los datos de la historia clínica –guardada bajo siete llaves-– se sabe que Videla estaba recibiendo anticoagulantes. Teniendo en cuenta su edad –87 años– sus antecedentes y el cuadro confirmado por la autopsia, Videla era un paciente de muy alto riesgo. Hay constancia de que una médica –tal vez la del de ambo rojo mencionada en la denuncia– , sugirió un traslado del paciente a su domicilio.

En verdad, lo que debió haberse hecho fue internarlo o en el Hospital Militar de Campo de Mayo o en el Hospital Militar Central. El golpe más la combinación de la anticoagulación con la administración de analgésicos potentes obligaban a descartar una hemorragia en uno o dos tiempos, por lo cual se imponía que el dictador hubiese estado en un centro médico de alta complejidad para ser evaluado por especialistas que seguramente lo habrían sometido a una serie de exámenes complementarios más profundo y dejado en observación por unos cuantos días. Nada de ello se hizo. Las fracturas múltiples exigen como tratamiento el reposo absoluto del paciente.

Resulta increíble que no se haya hecho esta indicación. Esto genera un interrogante: ¿se hizo el diagnóstico correcto? ¿Lo vio un traumatólogo? Que el paciente, quien se quejaba de fuertes dolores que localizaba con exactitud en la zona de la fractura, haya sido trasladado a declarar el lunes 12 da pie a otra pregunta: ¿sabían los miembros del tribunal el episodio de la caída sufrida por el acusado? ¿A nadie le llamó la atención su mal estado como para pedir una consulta médica para evaluar si estaba en condiciones de permanecer en esa audiencia?

Todas estas anormalidades y otras más, están bajo el análisis del juez. Las evidencias de una mala praxis médica por omisión de cuidados parecen claras. Eventualmente este caso puede encuadrase en el artículo 106 del código penal en su modalidad más gravosa que conlleva de cinco a 15 años de prisión.

Por lo que se sabe, la familia de Videla ha comunicado que no iniciará acción legal alguna contra el Servicio Penitenciario Federal. Pero más allá de este aspecto legal, surge otro de índole moral: no se puede, en nombre de los derechos humanos, violarlos. Que Videla merecía ser condenado por los crímenes de lesa humanidad, cometidos durante la dictadura que encabezó, es algo indiscutible, como también lo es que, al ser juzgado, sus derechos humanos debían respetarse a rajatabla.

Lo aquí expuesto demuestra que ello no ocurrió: su derecho humano a la salud fue ignorado. En las dictaduras, la vida no vale nada; en las democracias, en cambio, es sagrada."

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