GRAVE INDEFINICIÓN PRESIDENCIAL

Alerta: El problema comienza a escalar hasta Mauricio Macri

"Hoy, el principal problema macroeconómico es la personalidad y el 'habitus' de Mauricio Macri, dado que el Presidente de la Nación no renuncia a su entorno, tiene una dependencia feroz de ese entorno y no es capaz de cambios profundos en personas y políticas económicas a aplicar. Así, el problema del Gobierno de Mauricio Macri es el propio Mauricio Macri y sus limitaciones para reaccionar en un escenario de crisis", afirma Claudio Chiaruttini, para desesperación de 'trolls' y secuaces voluntarios. Aquí el texto completo:

 

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Sin Saco y Sin Corbata). En la crisis, las “grietas” se profundizan. No la conocida “grieta” que hoy divide macristas de antimacristas o de kirchneristas de antikirchneristas -todavía no queda en evidencia cual de las dos predomina hoy-; pero han comenzado a observarse quiebres dentro de la alianza “Cambiemos”, y hasta dentro de la propia cúpula de conducción nacional macrista.

Y la historia política confirma que, cuando más se endurece la crisis, más profundas son las divisiones, hasta que terminan por consumir a la gestión de turno, salvo que se lleva a cabo un inmenso trabajo político que revierta el proceso.

Es cierto, estuvo mal Elisa Carrió en 'atender' a los radicales durante una conversación con empresarios en Entre Ríos. Sin embargo, detrás de 'chiste' hay dos quejas de la chaqueña hacia los máximos dirigentes de la Unión Cívica Radical:

> la falta de apoyo de la conducción del radicalismo en medio de la crisis, casi como si quisieran argumentar que ellos no forman parte del Gobierno (lo dicen en privado); y

> que una parte del radicalismo se prepara para separarse de “Cambiemos” y aliarse con el socialismo santafecino y Margarita Stolbizer, entre otras fuerzas 'progresistas', para las próximas elecciones.

En los pasillos de la Casa Rosada dicen que no se van a meter en la pelea entre Elisa Carrió y los radicales, aunque celebran las 'chicanas' de 'Lilita', dado que ellos tienen sus propios problemas y, en esta semana, terminaron por ganar espacio en los diarios.

Si bien se intenta bajarle la gravedad de la discusión, la cúpula del macrismo se divide en dos grupos bien definidos:

> por un lado, María Eugenia Vidal, Horacio Rodríguez Larreta, Rogelio Frigerio, Luis Caputo y Emilio Monzó;

> del otro, Marcos Peña, Mario Quintana, Gustavo Lopetegui y Nicolás Dujovne.

La división tiene dos ejes centrales:

> cómo se intenta solucionar la crisis y

> si se debe negociar o no con el peronismo.

Mientras que aquellos que están encerrados en la Casa Rosada o el Palacio de Hacienda minimizan la crisis y buscan ajustes cosméticos o que recaiga sobre las provincias (macristas o peronistas, no importa, siempre que no sea el Poder Ejecutivo el que tenga que pagar los costes); quienes tienen poder territorial, negocian día a día con el peronismo o conducen el Banco Central, consideran que se están haciendo muy mal las cosas y que vamos hacia una estanflación muy profunda que puede tener consecuencias políticas muy dolorosas para “Cambiemos” y, sobre todo, para el macrismo.

No hay que quedarse en lo anecdótico. La discusión sobre si se puede pasar a la Provincia y al Gobierno de la Ciudad las operaciones de AySA es menor. Hoy, Marcos Peña, Mario Quintana, Gustavo Lopetegui y hasta el “Coordinador Económico” Nicolás Dujovne están siendo cuestionados por aquellos que tienen que enfrentar día a día, hora a hora, en sus respectivos espacios o territorios, el salvaje y creciente impacto de la crisis.

Y, según las encuestas que se manejan hoy en La Plata y en Parque Patricios, el futuro del macrismo es, en el mejor de los casos, incierto.

El ministro de Hacienda viajó a Nueva York para mantener reuniones con inversores y transmitir calma sobre la situación económica argentina a los inversores. Nicolás Dujovne está acompañado por el secretario de Política Económica, Guido Sandleris; y el de Finanzas, Santiago Bausili.

Esta semana, el “Coordinador Económico” habló con muchos de los analistas e inversores que verá desde el lunes 09/07 en Wall Street. ¿Por qué cambiará la consideración del grupo que ya lo escuchó y no recuperó la confianza por las medidas tomadas o prometidas por la Casa Rosada? Sólo el voluntarismo extremo que practica una parte del Gobierno explica este viaje.

La sequía no explica la crisis. Hemos perdido US$ 4.500M de potenciales exportaciones, pero la corrida, hasta aquí, ha drenado más de US$ 15.000M de las reservas del Banco Central. Desconocer las diversas etapas que viene desarrollando esta crisis o minimizándola, tal como se hace en el adelanto del Presupuesto 2019 que se hizo llegar al Congreso, no ayuda a comprender la dimensión e impacto que tiene y tendrá esta coyuntura.

Sin un diagnóstico correcto, se hace imposible diseñar las herramientas que se deben implementar para estabilizar y, luego, permitir la recuperación de las condiciones macroeconómicas y sociales.

En este marco, el Banco Central, tal como venían recomendando los economistas ortodoxos y avezados operadores, 'secó' la plaza de pesos con la suba de encajes, que retiraron unos $60.000M de circulación y, para el próximo vencimiento de Lebacs, el 18/07, retirará otros $40.000M; que sumados a los 3 puntos ya incrementados el 02/07, darán un baja de casi $160.000M.

Obvio: esto impulsó a las tasas de interés. Hasta 55% promedio, lo que ahoga a las Pymes y profundiza la estanflación, mientras el dólar sigue subiendo, dado que en el proceso de eliminar Lebacs del mercado, fueron inyectados unos $200.000M. Eso explica la dificultad que tiene el Banco Central para “domar” la cotización del dólar.

Lo que está demostrando ser poco exitosa (y con un muy alto costo) es el intento de canjear Letes por Lebacs, dado que en dos rondas licitadas, se sacaron del mercado poco menos de $8.200M y la tasa que se está pagando por esos bonos tocó un máximo de 5,5%, en dólares, muy por encima de las que obtenía el propio Tesoro Nacional hasta hace pocas semanas. Por lo cual, es cierto que se avanza en desarmar la “bomba” de las Lebacs, pero crece el temor sobre la sustentabilidad de la deuda soberana.

Desde hace dos meses, en la City se plantea la misma duda: ¿Puede el mismo equipo que no pudo administrar, potenciar y hacer crecer la economía de los mejores momentos del Gobierno de Mauricio Macri “pilotear” el intento de salida de esta crisis?

La desconfianza creciente en la Administración Macrista tiene implícita la respuesta de los grandes inversores, industriales y empresarios: “No”.

En estos dos meses, pasamos de Juan José Aranguren a Javier Iguacel para que se siga haciendo lo mismo que se hacía en el Ministerio de Energía antes de la crisis. Y se reemplaza a Francisco Cabrera por Dante Sica, para que el Ministerio de Producción siga sin reaccionar ante los evidentes signos de estanflación.

Tal como se hizo antes de la crisis, se pone todo el esfuerzo de contener la salida de divisas y bajar la inflación en el BCRA, ahora con Luis Caputo en vez de Federico Sturzenegger; mientras que las políticas macroeconómicas las siguen ordenando el Jefe de Gabinete, Marcos Peña, y sus dos vices, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui -y las aplica el ascendido ministro “coordinador económico", Nicolás Dujovne-.

Por estas dudas se explica el enojo y rechazo de María Eugenia Vidal, Horacio Rodríguez Larreta, Rogelio Frigerio y Emilio Monzó hacia el cuarteto conformado por Marcos Peña, Mario Quintana, Gustavo Lopetegui y Nicolás Dujovne.

La gobernadora bonaerense y el Jefe de Gobierno porteño enfrentan el impacto de la crisis a nivel territorial y el ministro de Interior y el presidente de la Cámara de Diputados deben negociar con un peronismo que no se cansa de demandar cambios, soluciones y un giro en las políticas que se aplican (cuando no exigen directamente renuncias de funcionarios, los mismos nombres repetidos una y otra vez).

Incluso, pese a que se niegan peleas o choques internos, María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta le tuvieron que recordar a Marcos Peña que ellos no son sus subordinados, sino que fueron elegidos por los ciudadanos para ocupar los cargos que ocupan y que responden, como único jefe político a Mauricio Macri.

En todo caso, lo van a tratar como un par, aunque ellos tienen un rango constitucional superior, sólo para no contrariar los deseos de Mauricio Macri. Este cambio, tendrá impacto político en el mediano plazo, cuando la situación exija renuncias.

Y entonces llegamos a una encrucijada: Mauricio Macri no tiene planes de hacer cambios profundos en el Gabinete, ni designar uno de coalición, con participación radical, 'lilito' o peronista, que en otras geografías o en otros tiempos, alcanzó para contener una situación crítica.

Es más, en sus 8 años como Jefe de Gobierno porteño y 37 meses como Presidente de la Nación, Mauricio Macri sólo ha hecho modificaciones en su entorno de ministros produciendo relevos caso por caso.

Así llegamos al peor de los escenarios: si el problema de confianza en el Gobierno surge por la presencia de hombres que entornan a Mauricio Macri, dado que mal informan y hacen tomar decisiones equivocada al Presidente de la Nación; y el Mandatario no quiere hacer cambios entre sus más cercanos colaboradores; no hay plan monetario ortodoxo, crédito del Fondo Monetario Internacional ni recalificación de MSCI que sirva para recuperar la confianza en la gestión macrista.

Marcos Peña y sus colaboradores enfrentan la crisis con un objetivo central: Que el ajuste sea lo menos duro posible, para asegurar la reelección de Mauricio Macri.

Sin embargo, la historia argentina demuestra que, muchas veces, se deben hacer fuertes ajustes macroeconómicos para controlar la crisis y, dejar en segundo plano, las metas electorales; dado que si repunta la economía, el consumo y la inversión; las voluntades políticas puede cambiar, tal como ocurrió con Cristina Fernández de Kirchner en 2011, luego de enfrentar el conflicto con el campo y la crisis de Lehman Brothers.

Hoy, el principal problema macroeconómico es la personalidad y el 'habitus' de Mauricio Macri, dado que el Presidente de la Nación no renuncia a su entorno, tiene una dependencia feroz de ese entorno y no es capaz de cambios profundos en personas y políticas económicas a aplicar. Así, el problema del Gobierno de Mauricio Macri es el propio Mauricio Macri y sus limitaciones para reaccionar en un escenario de crisis.

Las pésimas decisiones llevan a que no haya abastecimiento de combustible, cuando no hay causas técnica para que falte o que se deba suspender el desfile de 9 de Julio por un tacaño aumento de sueldo para los miembros de las fuerzas armadas, conformada por un grueso de votantes macristas, y un aliado potencial en caso de inestabilidad política.

Si hasta apareció la primera ilusa encuesta mostrando que Sergio Massa puede ganarle a Mauricio Macri y a María Eugenia Vidal, juntos. Es la debilidad del Gobierno macrista la que abre la puerta para que opositores perdedores sueñen con ganar las elecciones en 13 meses.

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