HIPERTENSIÓN ARTERIAL

Descubren nuevo riesgo de Mal de Alzheimer

Científicos del Rush Alzheimer's Disease Center han descubierto una nueva pista que puede cambiar todo lo que se sabía sobre el Alzheimer. Esta enfermedad es la forma más común de demencia. Aparece ahora como tema clave la hipertensión arterial: la presión arterial por encima de 140/90, que se considera grave cuando está por encima de 180/120. En algunos casos, la presión arterial elevada no presenta síntomas. Pero si no se trata, con el tiempo, puede provocar trastornos de la salud, como enfermedades cardíacas, derrames cerebrales, y ahora aparece relacionada con el Alzheimer. Seguir una dieta saludable con menos sal, ejercitarse regularmente y tomar medicamentos puede ayudar a bajar la presión arterial.

El Alzheimer es una enfermedad cerebral que causa problemas con la memoria, la forma de pensar y el carácter o la manera de comportarse. Esta enfermedad no es una forma normal del envejecimiento.

El Alzheimer es la forma más común de la demencia, un término general para describir la pérdida de memoria y de otras habilidades intelectuales y es tan severa que interfiere con la vida cotidiana del individuo.

Consecuencia de que un 70% de aquellas personas que padecen del Alzheimer viven en sus hogares, el impacto de esta enfermedad se extiende a millones de familiares, amigos y cuidadores.

El Alzheimer empeora al pasar el tiempo y es fatal. Aunque existen muchos síntomas, la mayoría de las personas experimentan pérdida de memoria severa que afecta las actividades diarias y la habilidad de gozar pasatiempos que la persona disfrutaba anteriormente.

Otros síntomas son confusión, desorientación en lugares conocidos, colocación de objetos fuera de lugar, y problemas con el habla y/o la escritura.

Aparte de la composición genética, pocas cosas están definitivamente vinculadas a la enfermedad de Alzheimer y otras afecciones degenerativas del cerebro. A diferencia de las del corazón, que se ven afectadas por comportamientos como la dieta, el ejercicio o el tabaquismo, la ciencia no ha documentado muchos factores de riesgo que hagan que este órgano sea más vulnerable a la demencia, aunque haya indicios de que cosas como la actividad física o los juegos de memoria podrían ayudar a proteger contra el deterioro cognitivo.

Pero en un estudio publicado en la revista 'Neurology', los investigadores dirigidos por la doctora Zoe Arvanitakis, directora médica de Rush Memory Clinic -Servicio de salud mental en Chicago, Illinois-, donde funciona el Rush Alzheimer's Disease Center -1 de los 29 centros de Alzheimer financiados por el gobierno federal estadounidense, dedicados a reducir la discapacidad debido a la enfermedad de Alzheimer y otras afecciones relacionadas con la edad-, descubrieron evidencias de que la presión arterial puede ser una de esas causas de riesgo.

Estudios previos han indicado que la presión arterial alta es una posible causa para padecer demencia, incluida la enfermedad de Alzheimer, pero hay pocas investigaciones que exploren cómo esta, especialmente entre las personas mayores, afecta los tejidos del cerebro. En el estudio, Arvanitakis y sus compañeros midieron la presión arterial de casi 1.300 personas de entre 59 y 102 años y las revisaron hasta que fallecieron, una media de ocho años después de inscribirse.

Para el estudio, se siguió a 1.288 personas mayores hasta que murieron, lo que fue un promedio de 8 años más tarde. La edad promedio al momento de la muerte fue de 89 años. Se documentó anualmente la presión arterial para cada participante y se realizaron autopsias en sus cerebros después de la muerte.

La presión arterial sistólica promedio para los que se inscribieron en el estudio fue de 134 mmHg y la presión arterial diastólica promedio fue de 71 mmHg.

66% de los participantes tenían antecedentes de presión arterial alta y el 87% tomaban medicamentos para la presión arterial alta.

Un total de 48% de los participantes presentaba 1 o más lesiones de infarto cerebral. Los científicos encontraron que el riesgo de lesiones cerebrales era mayor en personas con una presión arterial sistólica promedio más alta a lo largo de los años.

Para una persona con una desviación estándar por encima de la presión arterial sistólica promedio, por ejemplo, 147 mmHg versus 134 mmHg, hubo un 46% más de riesgo de tener una o más lesiones cerebrales, específicamente infartos.

En comparación, el efecto de un incremento en una desviación estándar sobre el riesgo de tener uno o más infartos cerebrales fue equivalente a 9 años de envejecimiento cerebral.

Aquellos con una desviación estándar por encima de la presión arterial sistólica promedio también tuvieron un 46% más de posibilidades de sufrir lesiones grandes y un riesgo 36% mayor de lesiones muy pequeñas.

Los científicos realizaron autopsias en el cerebro para documentar la presencia de lesiones cerebrales, incluidos los signos de Alzhéimer, que se caracteriza por la presencia de placas de proteínas conocidas como amiloide y marañas de fibrillas nerviosas muertas conocidas como "tau".

La hipertensión es una asesina silenciosa. Es uno de los principales factores de riesgo cardiovascular, y al menos 30% desconocen que lo padecen. Las enfermedades hipertensivas son las que más han aumentado en los últimos 10 años, doblando el número de defunciones debido a esta causa.

Según datos de la World Hypertension League, 1.500 millones de personas la padece en todo el mundo. La Asociación Estadounidense del Corazón dice que la ideal debería ser de 120/80 mmHg o menos. Durante la investigación, la media fue de aproximadamente de 134/71 mmHg, considerada prehipertensiva.

Las personas con mayores niveles durante el período de estudio tendieron a tener más lesiones cerebrales, conocidas como infartos, que son áreas del tejido cerebral muerto que han perdido su suministro de sangre. Estos pueden provocar accidentes cerebrovasculares, aunque muchos no se detectan. También mostraron más ovillos tau, aunque no hubo diferencias significativas en la otra característica de esta enfermedad, las placas amiloides.

"Creemos que es posible, biológicamente, que la hipertensión pueda causar infartos cerebrales en etapas más avanzadas", afirma Arvanitakis.

El estudio proporciona más evidencias de que la presión arterial puede ser uno de los muchos factores que contribuyen al envejecimiento de los procesos cerebrales, incluida la formación de lesiones y características distintivas de enfermedades como el Alzheimer.

Arvanitakis asegura que junto con su equipo planean continuar analizando los datos de los participantes para comprender mejor cómo la hipertensión afecta al cerebro, incluyendo, por ejemplo, si aquellos que la redujeron durante la investigación pudieron reducir la formación de infartos.

La mayoría de los participantes tomaban medicamentos para mantener su presión arterial bajo control, pero las lecturas más altas, incluso si no eran excesivas, se asociaron con más lesiones. "Estamos hablando de la presión media, no alta y de lo que puede hacer a este órgano".

Hasta que se estudie más, Arvanitakis dice que los resultados deberían alentar a las personas a concentrarse en mantener la presión sanguínea saludable no solo para su corazón, sino también para la salud del cerebro.

Para tener en cuenta

Dejá tu comentario