UN TIEMPO BISAGRA

Entre el señorío legislativo y el tono mafioso

La votación sobre el proyecto de interrupción del embarazo y la sesión especial en el Senado de la Nación para tratar los allanamientos a Cristina Fernández de Kirchner y la Ley de Extinción de Dominio han provocado muchas repercusiones en muchos ciudadanos. Aquí una reflexión acerca de aquel evento:

Vivimos en nuestro país momentos cruciales. Nos hemos habituado los argentinos a pasar de equilibrios inestables con pretensión de normalidad, a crisis en las cuales nos preguntamos cómo hicimos para llegar a esa situación.

Quizás sea un tiempo bisagra de la historia y, como lo vivimos en directo, nos perdemos la dimensión de la transformación que se vive. Muchas cosas en nuestro país –o quizás todo- viven la división esencial de lo viejo y lo nuevo. Lo viejo que se hace cada vez más evidente y lo nuevo cargado de impulso por articular nuevos modos de relación entre los ciudadanos y sus resultados prácticos.

En estos días, el Poder Legislativo ha saltado al centro del escenario político y mediático, haciendo del comportamiento de los diputados y senadores un hecho de interés. Los recientes debates en torno a

> la interrupción voluntaria del embarazo,

> la extinción de dominio y

> la habilitación del allanamiento a la ex Presidenta, generaron inéditas horas de transmisión televisiva en vivo.

Surge evidente la pobreza de algunos discursos en el recinto de Diputados, así como la pretensión de calidad en el Senado, donde se brega por (y a veces se logra) el señorío legislativo. Los debates no dejan de sorprender entre lo que se expresa verbal y gestualmente, los mensajes directos y los meta- mensajes velados.

En las presentaciones de los senadores cuando se debatía el allanamiento de la ex Presidenta, llamó la atención el discurso de la senadora chaqueña María Inés Pilatti Vergara (FpV PJ), quien sin tonos ambiguos manifestó “…ustedes creen que esto no se va a dar vuelta? …ustedes creen que esta payasada, esta cirquiada de la que están siendo cómplices todos y cada uno de los que se prestan a esto no les va a tocar a ustedes alguna vez?... tené presente, tenga presente señor no juez que no hay escritorio que no gire 180 grados… “ (sic).

Luego de varias horas de debate llega el turno del Senador Pichetto, quien al referirse al proyecto de ley de extinción de dominio expresó “…tratar de legislar de cualquier manera sobre situaciones que son circulares, fundamentalmente mañana van a tener que responder ustedes porque todo vuelve y todo circula, inevitablemente lo que hagas hoy mañana lo vas a pagar, y las normas que regules ahora en las relaciones penales, civiles, comerciales te las van a aplicar en el futuro… los funcionarios de este gobierno van a tener que pagar…” (sic).

Como simple ciudadano, al menos puedo sacar una conclusión rápida: parecen amenazas comunicadas en tono mafioso.

En una segunda escucha de ambos discursos el estupor aumenta. Realmente suenan como una amenaza, quizá también como un pedido de complicidad, y en ninguna interpretación dejan de ser intimidantes.

Si de viejas prácticas hablamos, el apriete en todas sus formas es parte del pasado. Entre atónito y absorto tengo la certeza de que otras formas de hacer política son posibles, que perseverar en discursos teñidos de academia con mafia solapada es un error, porque los ciudadanos estamos más atentos que nunca en descifrar lo viejo, dividir y bregar por lo nuevo.

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