PUESTOS BIEN PAGOS EN DÍAS DE VACAS FLACAS

30% de vacantes laborales desaprovecha el déficit universitario

En este período signado por la devaluación, la inflación, la recesión y la voracidad fiscal descargada sobre la atribulada sociedad suena a cuento alienígeno que quedaran sin poder ser cubiertas excepcionales vacantes por las que se ofrecen sueldos que superan 40% al resto de las actividades económicas. Se trata de la consabida escasez de ingenieros, programadores informáticos y técnicos en sistemas, aunque también la de enfermeros, personal de logística, gastronómicos y otros puestos con conocimiento de idioma, entre 18 y 35 años, que detectó la última Expo Empleo, donde se cubrió el 9% de los puestos que habían ofrecido 300 empresas participantes. La universidad pública sigue sin brindar respuestas al nuevo perfil laboral demandado, y el 65% de las escasas graduaciones de cada año responden a áreas de abogacía, sociología, comunicación social y psicología, en las que las oportunidades de conseguir trabajo no son tantas ni tan bien remuneradas. El ajuste en marcha afectó la demanda de profesionales que se orientan a la parte de infraestructura y la de perfiles juniors para las firmas enfocadas en el mercado interno como consecuencia de la retracción del mercado, pero a la vez abre expectativas a semi-senior y senior para firmas exportadoras. Siguen constantes las búsquedas de especialistas en big data, fintech y criptomonedas, algo que no ocurría hace 5 años, y no ceden las relacionadas con inteligencia artificial, diseñadores UI/UX y Data Scientist.

Es paradójico que en el mismo país en que escasea el trabajo en las industrias y el comercio, queden vacantes puestos ofrecidos en áreas de ingeniería, informática y sistemas, con elevados niveles salariales.

Los resultados de la última encuesta del Observatorio Permanente de la Industria del Software y Servicios Informáticos (Opssi), publicada en 2017, reflejan que la remuneración media de la industria del software es 38% mayor al promedio de la economía y, según estimaciones elaboradas a partir de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), que 9 de cada 10 empleos en la industria del software son registrados. En 2018 la brecha en los sueldos se abrió aún más como consecuencia del desequilibrio entre oferta y demanda.

Ni aún así la cantera universitaria logró aún dar respuesta con una mayor graduación de las denominadas carreras del futuro entre la masa de estudiantes que empieza a cursar cada año: Abogacía, Sociología, Comunicación Social y Psicología concentran el 65% del apenas 0,6% de la matrícula de la UBA que egresó, es decir, 17.671 sobre un total de 293.765.

Es una muestra de lo que sucede en las 56 universidades de gestión estatal de todo el país, en las que los talentos generados poco y nada tienen que ver con el voluminoso perfil de la demanda de fuerza de trabajo manifestado por los 3 centenares de empresas participantes en el marco de la Expo Empleo 2018, que había organizado el Gobierno porteño a fines de mayo último.

De las 20 mil oportunidades laborales ofrecidas en especial para programadores, enfermeros, personal de logística, gastronómicos y otros puestos con conocimiento de idioma, entre 18 y 35 años, sólo se cubrió el 9%.

La situación macroeconómica, la preocupación por la subsistencia, la puja distributiva, el dólar y las tasas que caracterizan a estos últimos meses echaron un manto de olvido al crucial tema del divorcio entre el tipo de recursos humanos requeridos por las empresas y la formación universitaria.

Con la mitad de los graduados de la matrícula pública perteneciente a las Ciencias Sociales, sólo el 4% se orienta a las carreras del futuro, las relacionadas con la Tecnología de la Información y la Comunicación; el 2% a Física y Matemáticas; el 1% a Servicios Turísticos y Hoteleros, y el 1% a Recursos Naturales y Medioambiente.

El 20% se vincula con la Salud; el 18% con Administración y Comercio; el 14% con Producción, Diseño y Construcciones; el 11% con Derecho, y el 10% en Docencia y Educación.

Entre las universidades privadas, que desde fueron autorizadas a funcionar en 1958 inscriben a 1 de cada 4 estudiantes, 14 equiparan a las públicas en carreras tales como teología, relaciones públicas, martillero público, diseño de interiores, RRII y Humanas, contabilidad, comercialización y marketing, adminitración y gestión ambiental, relaciones internacionales, publicidad y formación docente de nivel superior y universitario y actuario.

Tampoco en este caso ha habido una fuerte irrupción de las especialidades duras, con excepción del Instituto Tecnológico Buenos Aires (ITBA), de gran prestigio en el ámbito científico y de la innovación aplicada.

El déficit en la formación de talentos en Ingeniería e Informática, Robótica, Biología o incluso Medicina, que en los países más avanzados cuentan con gran salida laboral en el campo de la Biotecnología y la Biomecánica, ha venido siendo reflejado en trascendentes foros, como el Córdoba Technology Cluster, que emplea a casi 10 mil profesionales en 200 industrias y servicios nacionales ligados al sector, lo mismo que grandes compañías nacionales con presencia en la Docta, como Mercado Libre y Globant, así como internacionales representadas por McAfee, dedicada a la seguridad informática.

Según los últimos relevamientos, el sector estaría en condiciones de incrementar 30% sus planteles, o sea de incorporar 3.000 técnicos, y no lo concreta porque no puede conseguirlos, según su titular, Diego Casali.

La explicación que le encuentra la secretaria de Relaciones Institucionales de la Universidad de Buenos Aires, Paula Quattrocchi, es que "el mercado laboral exige con mayor potencia de nuevos saberes y competencias, pero los jóvenes al pensar en su futuro siguen optando, en su mayor parte, por ´carreras tradicionales´”.

La brecha en la capacitación

Sin embargo, la demanda insatisfecha ha sufrido cambios en los últimos años debido a la conjunción de dos fuerzas: por un lado, las empresas bajaron su nivel de requerimientos producto de la crisis económica, y, lentamente las universidades, institutos, cámaras y organizaciones de la sociedad civil, así como diversas áreas de gobiernos nacionales y municipales, han promovido e implementado una mayor promoción de las carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Computación por sus siglas en inglés), y muy particularmente de programadores y desarrolladores de software.

De ese modo, se aprecia una levemente mayor oferta de técnicos y de personal capacitado en la temática, por lo que la brecha entre la cantidad de profesionales disponibles y los que el mercado necesita se ha reducido.

En ese contexto, la difusión de los problemas en articulación con las escuelas secundarias permitió incrementar la matrícula en algunos casos como Ingeniería, donde se llegó a superar en inscriptos CBC a las Ciencias Sociales (4.595 en Ingeniería, 3.650 en Ciencias Sociales.

El capital humano en tecnología de la información y comunicación (TIC) en Argentina alcanzará para fines del presente año 433.000 posiciones, 2,1% de la población económicamente activa (PEA) estimada por el Banco Mundial (19,9 millones), que representa un avance en relación con el 1,5% de una década atrás, pero igual se sitúa a mitad de camino respecto de los países del primer mundo.

“En Canadá, hacia 2020, se habla de más de 212.000 puestos no cubiertos, y en Estados Unidos se habla de más de 500.000, mientras en la Argentina, el mercado crece 11.000 puestos por año, la mitad de los cuales no se están cubriendo. Si bien no estamos ante un problema menos, sí estamos ante uno de menor envergadura comparado con otros mercados”, explicó Pablo Listingart, fundador y director ejecutivo de Comunidad IT a Débora Slotnisky, de Infotechnology.

En un reporte entregado en agosto al centro que ofrece formación y técnica sin costo a personas de entre 18 y 32 años, Comunidad IT, la consultora Prince Consulting se basa en esos datos para asegurar que existe un amplio margen de crecimiento.

El fundador de Sysarmy, una comunidad de Sistemas surgida en 2012, Ariel Jolo, advierte que hay más gente que se está involucrando en carreras afines a Sistemas a través de cursos cortos en centros especializados o bien dentro de los programas que lanzan las firmas para formar a las personas que necesitan contratar, “lo cual está muy bien porque en poco tiempo adquieren ciertas habilidades”.

Enfatiza que la Argentina también tiene una excelente formación universitaria para estos profesionales, por lo que empresas de otras partes del mundo los contratan para que trabajen desde acá.

Asimismo, el responsable del Observatorio Permanente de la Industria de Software y Servicios Informáticos de la Argentina (Opssi), Gustavo Guaragna, señala a Infotechnology de El Cronista que “las compañías también están sumando gente de otras disciplinas, por ejemplo, humanísticas, que se ocupan de tareas vinculadas a la revisión de calidad de software, diseño de las interfaces, levantamiento de tickets y análisis de procesos de negocios, entre otros. Todo eso achica la brecha, porque cambia la demanda aunque ésta sigue siendo muy grande”.  

Dejá tu comentario