PRESUPUESTO

Monzó ‘piloto de tormentas’ para Macri/Peña que lo miraron por TV

El Presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, tuvo que remontar una durísima sesión que estuvo al borde del bochorno, las escenas de pugilato y con legisladores gritándole al oído sobre su estrado. Afuera, los incidentes con manifestantes y la policía amenazaban con escalar y obligar a suspender el debate del Presupuesto 2019 como ocurrió en diciembre de 2017 durante el primer tratamiento de la reforma previsional, que tuvo que postergarse por una semana. Pero esta vez, Cambiemos logró sortear la situación en buena parte gracias al manejo de Monzó, que logró calmar los ánimos y retomar la discusión parlamentaria.

El Gobierno nacional evitó lo que podría haber sido un fuerte revés en la Cámara de Diputados durante el debate por el Presupuesto 2019 cuando empezaron los incidentes en la Plaza del Congreso. Al igual que en diciembre de 2017, a los hechos de violencia callejeros le siguió el correlato en el recinto de la Cámara con diputados opositores pidiendo el levantamiento de la sesión por la represión policial y las agresiones a los legisladores que se mezclaron con los manifestantes.

En las bancas se repitieron los gritos y los forcejeos que estuvieron cerca de terminar en escenas de pugilato. En el medio, el presidente de cuerpo, Emilio Monzó logró remontar la sesión y 10 horas después la ‘ley de leyes’ tuvo media sanción.

Cómo lo logró. Cuando el conflicto escaló con gritos y forcejeos y diputados sobre el estrado de Monzó gritándole al oído, el titular del cuerpo impuso un cuarto intermedio con los jefes de bloques por 10 minutos para calmar las aguas. En esa reunión privada se prometió desde el oficialismo la presencia del ministro de Seguridad porteño Marcelo D’Alessandro en el Congreso para ponerse a disposición de los opositores que tengan reclamos por el operativo policial alrededor del palacio, que estuvo a su cargo. Fue la primera diferencia con los hechos de 2017.

Tras la reunión, la sesión se reinició, pero desde sus bancas los diputados de la Izquierda, el kirchnerismo y el sector de Felipe Solá intentaban que se vuelva a suspender interrumpiendo el discurso del misionero radical Luis Pastori.

Monzó comprendió que se hacía imposible retomar el debate del Presupuesto en esas condiciones, por eso se apartó del reglamento interrumpiendo a Pastori y optó por una maniobra que logró bajar la tensión y darle tiempo a D’Alessandro a que se presente en el Congreso: le dio la palabra a todos los opositores que quisieran hablar. Así, logró sentarlos de nuevo en sus bancas para hacer sus denuncias y pedidos de levantamiento de la sesión.

En el medio de esos discursos que estaban afuera del debate presupuestario, D’Alessandro llegó y se instaló en el Salón de Honor de Diputados donde permaneció para atender los reclamos opositores. Con la noticia del arribo del ministro porteño, Monzó pudo anunciar en el recinto su presencia y descomprimir la situación retomado el debate de la ‘ley de leyes’.

Una gestión que no se vió también fue decisiva: Rogelio Frigerio había hecho contactos días antes con Adolfo Rodríguez Saá (los diputados puntanos dieron quorum) y Sergio Massa, cuyos legisladores –ahora sin el grupo de Felipe Solá- esta vez no se plegaron a los reclamos opositores por la represión callejera y le restaron peso al grupo de izquierda y kirchneristas.

Monzó y Rogelio, el ala política enfrentada a Marcos Peña y que Macri ningunea para privilegiar la visión de Durán Barba y el Jefe de Gabinete, le dieron al Presidente ‘medio presupuesto’.

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