EL FUTURO BRILLA POR SU AUSENCIA

Macri, la debilidad del enemigo no elimina ni neutraliza la impotencia propia

Muy importante reflexión del autor: "(...) Es insólito el accionar de la Casa Rosada: Creen que pueden obtener la reelección de Mauricio Macri sin que Vidal repita en el cargo. Tanto apuestan a la división del peronismo, que son capaces de seguir la estrategia de los Gobernadores peronistas. Un gravísimo error. (...)". Pero la clave del razonamiento podría andar por quí: !(...) La crisis económica se está comiendo el capital político de Mauricio Macri. Tal cmo ocurrió con CFK, la fortaleza del oficialismo radica en la división de la oposición. Pero el macrismo no debe cometer el mismo error de diagnóstico del cristinismo: La debilidad del enemigo no elimina ni neutraliza la impotencia propia, dado que la oposición se puede unir y la capacidad de recuperación de capital político propio está agotada." Aquí el texto completo para evaluarlo:

La debilidad política intrínseca de Mauricio Macri y de su Gobierno está haciéndolo cada vez más vulnerable a las presiones de los principales personajes y corporaciones políticas. Pero mientras que, hasta ahora, la mayoría de las movidas eran externas o de los aliados de “Cambiemos”, en los últimos 60 días, surgieron las primeras “tormentas” internas y, esta semana, María Eugenia Vidal protagonizó una de las pulseadas de poder más duras que tuvo que enfrentar la Casa Rosada desde que comenzó a caer en las encuestas de imagen e intención de voto.

La presión de Vidal tiene un origen: Ya no le queda tiempo para presentar el Presupuesto 2019 de la Provincia de Buenos Aires y no podía terminar de cerrarlo hasta que obtuviera de la Casa Rosada los $19.000 millones necesarios para compensar el efecto inflacionario sobre la cifra que reemplazará al eliminado Fondo del Conurbano; pero más teniendo en cuenta que estaremos en un año electoral.

Las relaciones de la Gobernadora bonaerense con el Jefe de Gabinete de la Nación quedaron muy dañadas luego de aquel fin de semana cuando se resolvió reducir el tamaño de la estructura ministerial (derribando el aumento de carteras que había ideado Marcos Peña) y hubo intentos frustrados para realizar varios cambios en el Gabinete; pero sobre todo, cuando la decisión de Macri fue eliminar la “Mesa Chica del PRO”, provocando una fisura con María Eugenia Vidal y el Jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta.

En La Plata sostienen que, luego de aquel fin de semana caótico, una “mano negra” hizo trascender los datos del caso “Aportantes Truchos”; luego expuso algunos problemas que tiene Vidal con el Poder Judicial provincial, que ya causó el desplazamiento de 122 camaristas, jueces y fiscales heredados del peronismo; y se avanzó en la negociación con los Gobernadores peronistas, autorizándose derivar los gastos que implicaban subsidios para los servicios públicos y el control del Ente Nacional Regulador de la Electricidad.

La sensación que quedó en la Provincia de Buenos Aires es que el ministro del Interior, Obra Pública y Vivienda, Rogelio Frigerio; y el titular de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, “entregaron” al Gobierno de Vidal, para dividir al peronismo nacional, ayudando a Macri a obtener un nuevo mandato presidencial consecutivo.

Desde la Casa Rosada ni siquiera trataron de desmentir los rumores. Es más, creyeron que se podría concretar el acuerdo para aprobar el Presupuesto Nacional 2019 más rápido si los Gobernadores peronistas se daban cuenta que no había problema en “sacrificar” a María Eugenia Vidal a cambio de lograr la aprobación del Fondo Monetario Internacional y así avanzar sobre Cristina Fernández de Kirchner.

Pero en el juego político, siempre hay una 3ra. opción: Los que creen que Mauricio Macri, María Eugenia Vidal y Marcos Peña protagonizaron una ficticia pulseada de poder, para exponerse como “débiles” y así enfrentar una campaña electoral en 2019. Según esta posición, todo fue una estrategia de Jaime Durán Barba, a quién le adjudican la astucia de hacer este tipo de “puestas en escena” para ganar elecciones.

En La Plata niegan esta posibilidad. Y reconocen que Vidal sólo obtuvo la promesa de hacer obras por $19.000 millones, que serán financiadas y encabezadas por el Gobierno Nacional (es decir, el cartelito no tendrá el nombre de la Gobernadora ni el logo de la Provincia de Bs.As.). Muy en el fondo, creen que la Casa Rosada, a la larga o a la corta, no va a volcar esos fondos. Aceptan que les vendieron “humo”, con el que negociarán el Presupuesto bonaerense.

Es insólito el accionar de la Casa Rosada: Creen que pueden obtener la reelección de Mauricio Macri sin que Vidal repita en el cargo. Tanto apuestan a la división del peronismo, que son capaces de seguir la estrategia de los Gobernadores peronistas. Un gravísimo error.

Otro signo de la debilidad del Gobierno de Mauricio Macri se observa con el rejuvenecimiento de la noticia de que Emilio Monzó no buscará la reelección como diputado nacional y que se encuentra próximo a dejar su cargo y “saltar” al peronismo. Es un anuncio que tiene varios meses, pero que ahora, toma otro color cuando, dentro del peronismo, se dice que él ya tiene un pacto para sumarse al grupo que está creando el senador nacional Miguel Ángel Pichetto.

Emilio Monzó se cansó de ser despreciado, rechazado y ridiculizado por Marcos Peña y por el propio Mauricio Macri. Su opinión que el futuro de “Cambiemos” se aseguraba sumando una “pata peronista”, siempre fue rechazada por un Jefe de Gabinete que cree que existen los “PRO Puros” y un Presidente de la Nación que considera que su misión es terminar definitivamente con el peronismo como lo conocemos.

Una suerte similar ha corrido Rogelio Frigerio, quién sufrió menos el desprecio de la Casa Rosada, pero siempre fue rechazada su sugerencia de armar una “pata peronista”. Pero la política siempre da revancha y, estas semanas, ambos se convirtieron en las claves para alcanzar los votos para aprobar el Presupuesto 2019. Sin embargo, en la Jefatura de Gabinete y en el Palacio de Hacienda se los criticó por hacer “cedido demasiado”. Incluso, algunos ironizaron “pagaron cara su pasaje de regreso al peronismo”.

En otras palabras, el ministro de Hacienda y Finanzas, Nicolás Dujovne, lo dijo esta semana cuando se presentó en el Senado. Allí reconoció que el Gobierno cedió mucho a los Gobernadores peronistas: Se eliminaron 15 artículos del proyecto de Ley original de Presupuesto 2019, 31 artículos tuvieron modificaciones de fondo y se incorporaron prioridades de gasto por casi $20.000 millones, destacándose la compensación del subsidio automotor, el aumento aportes para las cajas previsionales e incrementos en los programas de vivienda. Esto sin contar con una larga listas de obras públicas que se cedió a cada provincia “dialoguista”.

Sin embargo, el peronismo volvió a mostrar su verdadera cara; y luego de aprobar el Presupuesto 2019 en la Cámara de Diputados, ahora, para que ocurra lo mismo en el Senado, piden que se les reponga el Fondo Federal Sojero y se les distribuyan los Aporte del Tesoro Nacional, pese a que ya se giró la 1ra. cuota del instrumento que se acordó para reemplazar los ingresos por retenciones de la soja, el recién creado “Programa de Asistencia Financiera a Provincias y Municipios".

Es curioso, pero los mismos gobernadores que dieron sus votos para aprobar el Presupuesto 2019 en Diputados, son los mismos que ahora presionan por el regreso del Fondo Federal Sojero: Juan Manzur (Tucumán), Domingo Peppo (Chaco), Gildo Insfrán (Formosa), Lucía Corpacci (Catamarca), Sergio Casas (La Rioja); Rosana Bertone (Tierra del Fuego) y Julio Zamora (Santiago del Estero). Todos Gobernadores que van a buscar la reelección el año que viene, salvo Santiago del Estero. Por eso, necesitan todo el dinero que puedan obtener de la Casa Rosada.

En casi todos esos casos, aunque tengan mucho más fondos, los Gobernadores no tienen asegurada la reelección, tal como ocurre con el tucumano Juan Manzur, el riojano Sergio Casas o la fueguina Rosana Bertone. En el fondo, toda campaña electoral se hace más sencilla si hay dinero para comprar adhesiones, “bajar” opositores y/o sumar aliados; pero el problema principal que tiene hoy el peronismo no es de dinero, sino de armado y atomización política, que si bien es muy visible a nivel nacional, cuando se baja a las provincias, es aún peor.

Que le vaya mal a Mauricio Macri no implica que al panperonismo le vaya bien. Vamos algunos casos de fisuras en las tribus peronistas:

Luego de la multitudinaria misa en Luján, la Iglesia Católica Apostólica Romana en la Argentina quedó dividida por el apoyo explícito a los colectivos sociales que abrevan en el kirchnerismo y el sindicalismo peronista más patoteril. Pero, además, el movimiento Libres del Sur rompió el grupo “Los Cayetanos”, dado que no quieren aliarse a Hugo Moyano. A su vez, Juan Gabrois lanza su agrupación política, que se llama Frente Patria Grande, y salta al kirchnerismo, pero su pedido de “kirchnerismo sin kirchneristas” y contra la corrupción causaron duras críticas del kirchnerismo tipo Julio De Vido y un llamado de CFK para “cantarle las 40”.

Pese a que el Gobierno no se recupera en las encuestas, tanto en imagen positiva como en intención de voto, ni Sergio Massa, ni Juan Manuel Urtubey, ni Juan Carlos Schiaretti, ni Miguel Ángel Pichetto logran capitalizar el mal momento del oficialismo; mientras que CFK logró sumar apenas un par de puntitos porcentuales. Existe un verdadero statu quo.

Aunque parezca mentira, hoy Cambiemos tiene grandes chances de arrebatarle al peronismo las provincias de San Luis y Tucumán, dado que los hermanos Rodríguez Saá se pelearon e irían divididos a la elección, mientras que José Alperovich decidió que enfrentará a Juan Manzur.

La división en Tucumán generó una ruptura del bloque de senadores nacionales que conduce Pichetto, y así comenzó a dudarse de su capacidad de armado para el peronismo, tal como lo necesita para asegurar acuerdos con la Casa Rosada. El rionegrino está herido, pero eso no acrecienta el poder de CFK en la Cámara Alta como para jaquear a Macri.

En el terreno sindical, todos coinciden en un paro de 36 horas, con movilización. Sin embargo, tan lejos está de volver a unirse la CGT como que Hugo Moyano logre tomar por asalto la central sindical peronista.

La crisis económica se está comiendo el capital político de Mauricio Macri. Tal cmo ocurrió con CFK, la fortaleza del oficialismo radica en la división de la oposición.

Pero el macrismo no debe cometer el mismo error de diagnóstico del cristinismo: La debilidad del enemigo no elimina ni neutraliza la impotencia propia, dado que la oposición se puede unir y la capacidad de recuperación de capital político propio está agotada.

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