SEGÚN UN ESTUDIO

La hora importa: Este es el mejor momento del día para quemar calorías

Sí comparamos cifras de la actualidad con las de hace 50 años, podemos deducir que es cierta la advertencia sobre el acecho del sobrepeso y la obesidad a la que estamos expuestos. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la actualidad el 39% de los adultos tiene exceso de peso, mientras que el 18% son obesos. Si bien llevar una vida con hábitos alimenticios saludables es la clave, hay factores que influyen en este combate uno a uno por estar saludables, y lo encontramos no en la despensa, sino en el reloj. Un nuevo estudio, publicado en ‘Current Biology’ hace pocos días, ha comprobado que dependiendo de la hora del día, nuestro cuerpo quema más o menos calorías.

Sí comparamos cifras de la actualidad con las de hace 50 años, podemos deducir que es cierta la advertencia sobre el acecho del sobrepeso y la obesidad a la que estamos expuestos. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la actualidad el 39% de los adultos tiene exceso de peso, mientras que el 18% son obesos.

Y es que no se trata solo de un problema estético, sino de un tema de salud pública, ya que la obesidad está estrechamente vinculada con otros problemas de salud como la diabetes tipo 2, la hipercolesterolemia, la hipertensión, las enfermedades cardiovasculares, la osteoratritis y la infertilidad.

Bajo este fatal panorama,  es una necesidad hacer un llamado a la prevención: Es la única (por no decir la mejor) forma de combatir la obesidad.

Si bien llevar una vida con hábitos alimenticios saludables es la clave, hay factores que influyen en este combate uno a uno por estar saludables, y lo encontramos no en la despensa, sino en el reloj.

Un nuevo estudio, publicado en ‘Current Biology’ hace pocos días, ha comprobado que dependiendo de la hora del día, nuestro cuerpo quema más o menos calorías.

De forma concreta, se confirmó que en estado de reposo nuestro organismo consume hasta un 10% más calorías a media tarde que a primera hora de la mañana.

El ensayo fue llevado a cabo por el departamento de Sueño y Desórdenes Circadianos del Hospital Brigham and Women’s de Boston, en conjunto con la Facultad de Medicina de Harvard.

Para llevar a cabo este último, se ha analizado a un grupo de siete personas durante varios días en un entorno cerrado, sin que los participantes supieran qué momento del día era y sin información del exterior, sin ventanas, móviles, internet o relojes a mano

A cada uno de ellos se le asignó una hora a la que irse a dormir y otra a la que levantarse; y cada noche, durante tres semanas, esas horas se retrasaron cuatro horas más, el equivalente a viajar hacia el oeste a través de cuatro zonas horarias.

"Debido a que estaban haciendo cada semana el equivalente a dar vueltas alrededor del mundo, el reloj interno de los participantes no podía seguir el ritmo exterior, por lo que iba cambiando al suyo propio", explicó la neurocientífica Jeanne Duffy, una de las responsables del estudio.

Esto último, les permitió a los científicos valorar el comportamiento metabólico a distintas horas del día.

Lo que ratificó que el gasto de energía en reposo era más bajo en la fase circadiana que correspondía a la caída de la temperatura corporal, al final de la 'noche biológica', mientras que el mayor gasto de energía se produjo unas 12 horas después, a media tarde.

No solo se trata de los que comemos

Según la doctora Duffy, que "no es solo lo que comemos, sino también cuándo comemos (y cuándo descansamos) lo que determina cuánta energía quemamos o acumulamos en forma de grasa. Del mismo modo, tener una regularidad, una rutina, en los hábitos básicos como comer y dormir es importantísimo para la salud general".

Los ritmos circadianos son las variaciones biológicas que tienen lugar en el ciclo de un día, principalmente relacionadas con la luz y la oscuridad, y que nos afectan de diferentes formas, tanto física como emocionalmente. Modificaciones en nuestros ritmos circadianos pueden hacer, por ejemplo, que seamos más propensos a engordar.

En 2014 otro estudio de la universidad de Colorado Bouler señaló que las personas que comen durante la noche, por temas laborales, aumentan el riesgo de sufrir de sobrepeso y obesidad. Esto se debe a que hay un desajuste biológico del reloj circadiano que a esas horas indica que se debe dormir, en vez de comer y trabajar.

En la misma línea, el departamento de Fisiología de la misma universidad, en otra investigación, corroboró que el sueño juega un papel relevante en el metabolismo y que un sueño insuficiente nos afecta tanto en lo que comemos como en cuánto comemos, predisponiéndonos a aumentar de peso de forma excesiva.

Pero el tema es aún más serio, más allá de favorecer que acumulemos unos kilos de más, la falta de descanso tiene consecuencias metabólicas de mayor gravedad, sobre todo si esta es prolongada.

A lo concreto. Se altera el metabolismo y aumenta con ello el riesgo tanto de obesidad como de diabetes, producto de una respuesta hormonal que mantiene los niveles de glucosa en sangre elevados.

Debemos hacer ajustes en nuestro reloj

Existen tres pautas concretas para conseguir que el ritmo circadiano juegue a nuestro favor. Según Marta Garaulet es catedrática de Fisiología de la Universidad de Murcia, investigadora del Brigham and Women´s Hospital de la Universidad de Harvard. Es posible sincronizar nuestro reloj interno con el externo de la siguiente manera:

  • Cuidar la luz: "Tratar de poner luces intensas y blancas por la mañana para resetear nuestro reloj y por la noche huir de la luz intensa y poner luces más amarillas, que nuestro reloj interno no las vea, solamente nuestros ojos. Conviene evitar también los móviles, que dan una luz muy blanca y directa, cerca del sueño, porque pueden retrasarlo hasta dos horas".
  • Deporte, por la mañana: "Respecto a la actividad física en general, para nuestro ritmo interno es más aconsejable hacer el ejercicio por la mañana; y sobre todo alejarlo al menos tres horas de la hora del sueño, para no transmitir la señal errónea a nuestro reloj interno de que empezamos la mañana, porque estamos muy activos".
  • La cena, siempre temprano: "Tres horas antes del sueño, al igual que no debemos hacer ejercicio tampoco deberíamos comer. Porque a esas horas puede haber una interacción con la melatonina, que es la hormona de la noche, y producir una resistencia a la acción de la insulina y una intolerancia a los carbohidratos; sobre todo en algunas personas con un perfil genético determinado".

"Según los últimos estudios relacionados con la obesidad, con el síndrome metabólico y con el riesgo cardiovascular, parece ser que no solo es importante qué comes, también lo es cuándo comes y sobre todo cómo de regular seas. Tener unos horarios más caóticos y más erráticos se asocia con una mayor tasa de obesidad", sumó Garaulet sobre la importancia de establecer rutinas.

Dejá tu comentario