RAFAEL GUERSCHANIK

Del River vs. Boca al USA vs. China, y la gran crisis 2020

Muy interesante el planteo sobre la crisis en el G20 que enfrenta la Administración Macri, ya inmersa en el año electoral 2019, que no le resolverá nada porque el gran tema argentino, por decisión preelectoral, fue postertado para 2020.

Para comprender mejor la próxima reunión del G20, los temas que se debatirán se puede plantear en el hito entre la agonía de la globalización y el renacimiento del nacionalismo.

Sin embargo, quienes no quieren presentarlo en medio de esa grieta lo dividen en 3, y tal como si uno no fuera consecuencia del otro:

** la guerra comercial, básicamente China vs. USA,
** las masivas migraciones tanto en Europa como en América, y
** el calentamiento global.

¿Qué tienen en común estos 3 temas que se presentan por separado?
Que cada uno de estos temas ofrece ganadores y perdedores.

La globalización, desde el comercio y el desarrollo, ha sido muy beneficioso para el mundo. Lamentablemente, ese desarrollo no fue similar para todos. China se beneficio más que USA, y por eso Washington DC inició la guerra comercial. Pero el modelo de crecimiento de China es contaminante del medio ambiente, duplica la emisión de dióxido de carbono de USA. Si aplicamos la lupa, se descubrirá que apenas 10 paises contaminan casi al 80% del planeta Tierra.

Desde este punto de vista, se comprende el motivo del abordaje por separado de los temas. No sea que a alguien se le ocurra buscar un resarcimiento vía tributaria, cobrando un impuesto alto para preservar la salud, tal como ocurre con los cigarrillos.

Por otro lado, si bien es positivo el crecimiento comercial y el desarrollo, no se redistribuyó de manera equitativa entre la poblacion, concentrando la riqueza del 50% de lo producido en el 1% de la poblacion. Esto provocó migraciones masivas desde países asiáticos y africanos hacia Europa, y desde países latinoamericanos hacia USA u otros países de la región.

Este esquema hoy en debate, está por encima de las ideologías. En el caso de la región, países como Brasil se han derechizado con Jair Bolsonaro en el comando, ante la frustacion de la izquierda corrupta de Luiz Inácio Lula da Silva. Pero, en el mismo continente americano (porque América no es sólo USA, debe recordarse), México recorre el camino inverso: del liberal Enrique Peña Nieto, quien potencio el ALCA y privatizo parte de Pemex además de mancharse con corrupción, se van al centroizquierdista Andrés Manuel Lopez Obrador, quien promete acabar con la corrupción de la derecha. Tal como se descubre, cada uno se mira en el espejo que confirme sus ideas. El fenómeno se repite en la mayoría de los países.

Más allá de las ideologías, la globalización dejó de ser el paraíso soñado.

Será interesante conocer la posición de la Argentina, con el cambio climático afectando a la producción agrícola con una alternancia de sequias e inundaciones; y un compromiso con USA (dinero del FMI mediante) limita el comercio con China, con quien a la vez se ha buscado (y logrado) renovar los famosos 'swaps' por US$ 18.700 millones.

Algunos pensadores como el estadounidense Noam Chomsky proponen que las corporaciones trasnacionales son incompatibles con las democracia. Entonces deslizan el interrogante: ¿Puede la democracia representativa cumplir su función de defender el derecho del pueblo a elegir y controlar a sus gobernantes en este siglo 21 de concentración empresarial creciente, con corporaciones privadas que acumulan más capital que los estados y devienen en principales financistas de la política, de los organismos multilaterales y de los medios de comunicación?

El economista Lawrence Summers advertía ya en 2015 al mundillo corporativo que sin crecimiento de los estamentos socioeconómicos medios, las instituciones pierden legitimidad y así se fertiliza el terreno a los gobierno autoritarios y/o a las revueltas populistas.

Tal como lo demostró la crisis financiera de 2008/2009, cuando la llamada 'clase media' fue la más afectada por la pérdida de sus hipotecas, hoy día es la que paga los precios elevados de la energía, problema que no es solamente local: desde Francia, España e Italia hasta México y Nicaragua, la gente está en la calle protestando por el aumento de los precios de la energia que sugieren los organismos multiletarales, hijos predilectos de la globalización y gestionados por los países más contaminadores del planeta Tierra. Ahí tienen una fenomenal contradicción.

Trasnacionales y organismos multilaterales repiten, una y otra vez, y no por casualidad, que los ajustes fiscales deberán hacerse sobre el sistema previsional, y nunca hicieron hasta la fecha una autocrítica sobre el origen, devenir y consecuencias de la crisis financiera de 2008/2009 ni las maniobras cartelizadas tanto de las entidades financieras como del especulativo precio del petróleo.

Elecciones 2019

Ya entrando en lo electoral local, hay que destacar, para quienes el comicio 2019 es lo más importante, que es muy difícil que el oficialismo pierda la elección cuando ha tenido el mayor financiamiento para su próxima campaña: el acuerdo con el FMI.

Y es más difícil aún que pierda cuando el tema de los cuadernos de Oscar Centeno le provocarán dificultades de financiación a la oposición electoral en mercados donde sus protagonistas sólo quieren cobrar sus acreencias al Estado, acumulando temor que esto no suceda si ganaran los opositores.

Disgresión: luego de los incidentes ocurridos antes del frustrado River vs. Boca del pasado fin de semana, esos acreedores deberían reflexionar, también, cómo hará para pagarles un gobierno que no controla la calle y al que cualquier manifestación lo ubica al borde del helicóptero famoso de 2001. En todo caso, deberían reflexionar acerca de a quién le prestaron y cómo reducir pérdidas.

Volviendo al tema: entre las opciones, los acreedores no dudarán a quién apoyar, aún cuando esto complique al propio Gobierno. De todos modos, abundarán las discusiones electorales esteriles acerca de los problemas judiciales de la exPresidenta, y los efectos de el ajuste, sin llegar a definir absolutamente nada importante.

Lo importante consiste en dejar en claro que el costo de fomentar la grieta comienza a ser impagable, en especial cuando para afrontar la crisis 2020 tendrán que apelar, en cualquiere caso, a la unidad nacional.

El riesgo-país, que es la forma que tienen los mercados de evaluar la factibilidad de pago de la deuda de un deudor público, teme un nuevo default. Y ni el triunfo del oficialismo les garantiza evitarlo. Asoma la sombra, en cualquier caso, de un nuevo plan Bonex.

La pérdida de credibilidad de los políticos, una casta compacta aunque no tan compleja como la del Poder Judicial, acumula un cuarto de siglo, en forma ininterrumpida. Son 5 lustros. Atraviesa a todos los partidos políticos y sus referentes conocidos. Y el desgaste no es interrumpido por una propuesta de rebaja del 10% en el precio de las naftas cuando el petróleo bajó 40% en los meses recientes. Ni hablar de la trampa de la reforma del tributo a los bienes personales contra quienes de buena fe blanquearon sus bienes durante la Administración Macri. O del organismo inconstitucional creado para la revaluación inmobiliaria que propone el ajuste en marchar.

Por todo eso, el mayor desafío argentino no son las elecciones 2019 sino la crisis de deuda 2020. Ni mencionar la paridad cambiaria otra vez atrasada y las tasas de interés en pesos que siguen frenando toda financiación doméstica. Otra vez sopa y Alfredo Casero se queda solitario pidiendo flan.

Las retenciones a las exportaciones y el aumento de los impuestos dejaron de identificarse con gobiernos llamados populistas para ser instrumentos de otras propuestas ideológicas tal como la de la Administración Cambiemos.

Hoy, mientras el Gobierno trata de mejorar la situación financiera de diciembre, en la Justicia y en la AFIP parecería que prevalece un intento de acelerar herramientas para los casos de morosidad ya sean en alquileres, expensas, planes de ahorro previo, etc.: no sólo el doble discurso sino otra demostración de la debilidad de la Administración gestionar la crisis presente.

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