El mejor negocio para nuestro país no es someterse al unilateralismo norteamericano ni a las cities financieras globales, sino crear las condiciones de fuerza para lograr una inserción justa, libre y soberana en el nuevo orden multipolar. Eso es imposible sin reconstruir la Patria Grande plenamente integrada como una fuerza económica, diplomática, comercial e incluso militar, que pueda sentarse en la mesa con los grandes y no simplemente servir. Mauricio Macri no lo va a hacer porque tiene espíritu de vasallo que se emociona mostrándoles a sus señores las pantallas led de la Argentina virtual o convidándoles los cortes de carne criolla que en la Argentina real ya no podemos comer. Porque prefiere el perfume francés antes que el aroma de la Amazonia, el Sena al Riachuelo, Trafalgar Square a Parque Chacabuco. Porque prefiere importar armas de Israel y no sistemas de riego para desarrollar la Patagonia; exportar litio jujeño a Japón y no fabricar las baterías que después importamos; vender porotos de soja a China y no productos industrializados con trabajo agregado… Porque, en definitiva, como toda nuestra élite, tiene un incurable complejo de inferioridad con la gente civilizada del gran mundo y se desprecia a sí mismo como latinoamericano mientras nos envilece a todos con su servilismo", escribió en una nota que fue publicada por Infobae.
De esta manera, el Papa Francisco dijo presente tras un ruidoso silencio que sorprendió a la prensa internacional.