AUMENTO DE SALARIO MÍNIMO, BONO 2019, ETC.

Macron intenta un giro social buscando recuperar el voto popular

El presidente de la República francesa, Emmanuel Macron, admitió que siente "justa en muchos aspectos" la rabia de los "chalecos amarillos". Luego de reunirse con los presidentes de las 2 cámaras legislativas, del Consejo Económico y Social, de los dirigentes del gremialismo empresario y de los sindicatos obreros, Macron anunció una subida del salario mínimo de 100 euros al mes "sin coste para el empleador" a partir de enero 2019. Macron también anunció la cancelación en 2019 del aumento del Impuesto a la Seguridad Social para los pensionados que perciban menos de 2.000 euros mensuales. Aunque él dijo que no restablecerá el impuesto a las grandes fortunas, aseguró que combatirá el fraude fiscal. Macron reconoció que sus palabras "han herido a algunos" en el pasado y consideró justificado el descontento que ha provocado las protestas, por lo que anunció que decreta un "estado de emergencia económico y social" para enfrentar la crisis. Macron no había hablado en público desde el sábado 01/12 al término de la cumbre del G 20 en Ciudad de Buenos Aires. Macron intenta evitar el colapso de su mandato presidencial y la realización de una 5ta. movilización de los contestatarios llamados "chalecos amarillos".

Emmanuel Macron ha anunciado a las 20:00 hora de Francia, de este lunes 10/12, que se aumentará en 100 euros al mes el salario mínimo a partir de 2019 (pasará de 1498,47 euros a 1.600 euros mensuales. Muriel Pénicaud, ministra del Trabajo, había "descartado" tal concesión inmediata, considerando que "no favorece el empleo") y que las horas extra estarán libres de impuestos ni cargas previsionales, etc.

Él también dijo que alentará a las empresas a que paguen a sus empleados una prima excepcional de fin de año (una suerte de bono), también libre de impuestos.

Revalorización del complemento mínimo de la vejez (de 833 euros hasta 900 euros). Medida social esperada y poco espectacular, pero altamente simbólica destinada a los pensionistas menos favorecidos.

Y declaró "el estado de urgencia económico y social", que puede tener un coste de hasta 15.000 millones de euros.

Antes, Macron anuló la subida de la tasa impositiva al combustible, detonante del movimiento. Pero no resultó suficiente.

Ahora, las medidas responden a un intento de reconquistar a los franceses luego de 4 semanas de protestas de los 'chalecos amarillos' que han desnudado la distancia entre el Presidente y los ciudadanos.

Macron le habló a un discurso inusualmente breve —13 minutos— para aplacar la cólera ciudadana.

“Queremos una Francia donde se pueda vivir dignamente del trabajo. Y le pido al Gobierno y al Parlamento que hagan lo necesario para ello”, dijo Macron.

El Presidente comenzó condenando la violencia de las recientes manifestaciones que, él advirtió, no lleva a ninguna parte: “Cuando la violencia se desencadena, la libertad cesa”, subrayó.

Macron necesita un cambio de método y estilo.

Al llegar al poder en 2017, Macron quiso imponer otra manera de gobernar. Se rodeó de jóvenes tecnócratas. Y se olvidó de la política. No parece haber funcionado.

Hoy aparece como un Presidente desconectado y elitista. Apuntando a recomponer, el diario 'Journal du Dimanche' ha revelado que él dijo a sus consejeros: “Cuando hay odio, significa que hay una demanda de amor”.

Macron expuso medidas que respondan a la demanda de menos impuestos y más poder adquisitivo, con el objetivo de reparar el vínculo emocional, y por eso apeló a alguna autocrítica de la arrogancia que ha marcado su 1er. año y medio en el Elíseo. El Presidente ha roto así más de una semana de silencio sobre la crisis más grave de su mandato. Días en los que se ha visto desbordado por una protesta que no entendía.

Los 'chalecos amarillos' —una revuelta sin líderes ni estructura que tiene por emblema la prenda fluorescente que deben llevar todos los conductores en sus automóviles— comenzaron a movilizarse a mediados de noviembre. Se oponían al encarecimiento del combustible. La protesta se amplió a la reivindicación de un aumento del mermado poder adquisitivo. Acompañada de manifestaciones que el sábado 08/12 degeneraron en violencia por 3er. fin de semana consecutivo, ha ampliado el programa hasta exigir la dimisión del Presidente.

La incógnita es si los anuncios serán suficientes. El Gobierno francés siempre estuvo un paso por detrás de los acontecimientos.

Entre las iniciativas filtradas a la prensa, se incluyen rebajas de impuestos que ya estaban previstas, como la supresión de la tasa de residencia para el 80% de la población. En vez de escalonarse en 3 años, podía aplicarse de golpe. Lo mismo ocurre con la eliminación de las contribuciones sociales para las horas suplementarias, medida que aumentaría los salarios. Prevista para septiembre de 2019, podría adelantarse a enero.

La idea, explica el diario económico Les Échos, es potenciar la llamada "política de la oferta", ya iniciada en días del socialista François Hollande: más dinero en manos de los contribuyentes.

Hasta ahora la política de la oferta estaba enfocada en las empresas y las personas con mayor patrimonio e ingresos, y por ese motivo Macron fue llamado "Presidente de los ricos". Ahora ensaya un giro social muy esperado por su electorado de centroizquierda, pero nunca concretado.

Sin embargo, hay que considerar lo siguiente:

> Francia es el país de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) donde los ingresos fiscales representan una parte mayor del PIB: 46%.
> El gasto estatal representa en Francia hasta 56% del PIB, uno de los más elevados de la UE.

¿Qué falla, entonces?

Probablemente la eficiencia/productividad del gasto, y la estructura tributaria.

La crisis ha revelado tensión entre Macron y su 1er. ministro, Édouard Philippe.

Macron le atribuye decisiones que alimentaron el descontento en el interior del país, en "la Francia de provincias", núcleo de la revuelta.

En Francia, el 1er. ministro es el fusible del Presidente.

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