YA SE HABLA DE LA RECESIÓN 2020

Alerta: En Davos, la palabra de moda es "incertidumbre"

El World Economic Forum ya está sesionando en Davos (Suiza), en una convocatoria dedicada, en teoría, a la nueva revolución industrial y un mundo globalizado 4.0, pero lo que manda es la incertidumbre y las tensiones que impactan en la economía global, y en la toma de decisiones.

La civilización del siglo 21 abunda en disconformidad sobre el presente, y a la mayoría le asusta el rumbo. Esto provoca el auge del reclamo de cambio, que en la mayoría de los casos los políticos no han sabido concretar.

Entonces, los populismos agitan a las sociedades que reclaman el cambio, y ocurren movimientos diversos que muchos creen que concluirán en una tortuosa desaceleración económica, tal como lo advierten algunos líderes de instituciones multilaterales que llegaron hasta Davos para dialogar, fuera de agenda, sobre la incertidumbre en la economía global.

Por ejemplo, Christine Lagarde, directora-ejecutiva del Fondo Monetario Internacional (FMI), se quejó que el mundo está atravesando una dura crisis en materia de cooperación, y golpea a los organismos creados en los acuerdos de Bretton Woods: la antiglobalización, que incluye el anti euro y los anti movimientos migratorios, alcanza al multilateralismo.

Es evidente que Davos 2019 luce más pesimistas que Davos 2018, y lo corrobora la encuesta que la consultora PwC entre 1.378 CEOs presentes en la localidad suiza.

Melancolía por 2018

La deuda es, sin duda, un elemento clave, y sorprende que un supuesto 'gobierno de CEOs' como el de Mauricio Macri no lo haya advertido con alguna anticipación en lugar de lanzarse a la alocada emisión de papeles.

Si bien la deuda es una herramienta que ha demostrado ser de gran utilidad, también entraña riesgo, y puede usarse de forma que termine convirtiéndose en un problema.

En la economía global, la excesiva acumulación de deuda, que se aceleró desde la crisis 2008/2009, es un riesgo que señalan los inversores como uno de los grandes peligros para el descarrilamieto tal como ocurrió con la burbuja tecnológica, y luego con lo de Lehman Brothers.

Según explican desde Citi, "la deuda global es ahora más de 3 veces superior al nivel que había hace 20 años. En 1999, era de US$ 79 billones, y desde entonces se ha disparado hasta los US$ 247 billones contabilizados en el 1er. trimestre de 2018".

Si en 2018, el 5% de los presentes en Davos consideraba que el crecimiento de la economía podía ser inferior al ejercicio 2017, ahora el 29% cree que que 2019 será peor a 2018, un malestar inédito desde 2012.

Una expectativa de peor desempeño económico impacta en la evolución de la inversión y también de las ventas de las compañías a corto y medio plazo.

Apenas 35% de los directivos que han respondido a PwC en los Alpes se dijo confiado que sus ventas mejoren en los próximos 12 meses (el porcentaje más bajo desde 2009), y un menguado 36% cree que lo harán en 3 años.

Malestar

La sobrerregulación y la inestabilidad política son los mayores obstáculos para las empresas, estimó un 35%.

El 34% mencionó la falta de personal cualificado; 31% la guerra comercial, y 30% la ciberseguridad.

La incertidumbre política no apareció mencionada en la encuesta 2018 entre las principales preocupaciones de los directivos pero en 2019 se ubica en 2do. lugar, mientras que el proteccionismo escala a la 7ma. posición. En 2018 no estuvo en la agenda.

Nuevos aranceles o aranceles crecientes, la irrupción del populismo y la debilidad en la economía de algunos países emergentes ha provocado, según puede verificarse en Davos, que las multinacionales hayan redefinido su estrategia de expansión.

Excepto Australia, el resto de las grandes economías mundiales merman en los planes de expansión que las empresas habían previsto.

Si en 2018, el 59% de los empresarios asiáticos consideraba a USA como el principal destino económico, ahora es 17%, y Australia aparece como el enclave que más les interesa: 21%.

El más afectado es USA, pese a todo lo que festeja Donald Trump: 46% de los encuestados auguraba en 2018 que invertiría en la tierra del Norte pero ahora sólo lo mantiene 27%.

También cayó China, del 33% al 24%. Y Alemania, del 20% al 13%. Y el Reino Unido, del 15% al 8%.

Maldita deuda

Volvamos al estudio de Citi: destaca que el crecimiento de la deuda "parece haberse acelerado desde 2015".

Los casi US$ 250 billones de deuda mundial son más de 3 veces el tamaño de la economía mundial, que según los datos del Banco Mundial al final de 2017 era de US$ 81 billones.

A mediados de 2018, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ya alertaba de que la deuda global había alcanzado un récord equivalente al 225% del PIB mundial.

Ahora, la encuesta a gestores que difundió el Bank of America Merril Lynch (BofAML) muestra cómo, por 1ra- vez desde 2009, "el apalancamiento financiero es la principal preocupación entre los inversores, prefiriendo la mitad de los encuestados que las empresas utilicen su dinero para fortalecer sus balances, antes que aumentar la inversión o devolvérselo a los accionistas".

Los principales responsables de esta acumulación de deuda son las grandes economías: "USA, China y la eurozona son responsables de casi dos tercios de toda la deuda global", explica Citi.

Además advierte que, "si se compara con su propio PIB, USA y China están en una situación menos grave. Japón, los países nórdicos, Canadá y la periferia europea tienen las cifras más preocupantes; y entre los mercados emergentes, Singapur, Hong-Kong, Corea de Sur y Líbano".

Japón tiene un pasivo que es el 527% de su economía; Reino Unido un 471%; la eurozona casi 400%; Canadá 359%, USA 321%, Corea 314%, China 302%, Brasil 195% e India 127%.

Los estímulos con los que los bancos centrales apoyaron a sus economías han sido uno de los factores que explican el aumento de la deuda global que se ha producido durante los últimos años.

Los principales bancos centrales del mundo, el Banco de Japón (BoJ), la Reserva Federal estadounidense (Fed), el Banco Central Europeo (BCE) y el Banco de Inglaterra (BoE), entre otros, han implementado desde 2008,

> políticas monetarias de tipos de interés en mínimos históricos,
> comprado miles de millones de euros en bonos, soberanos y corporativos, para inyectar liquidez en el sistema, y
> estimularon la inflación y la actividad económica.

Comprar cantidades de bonos en el mercado dispararon sus cotizaciones, y sus rentabilidades cayeron, haciendo que los bajos costes de financiación hiciese atractivo para países y empresas el refinanciar la deuda y mantener un elevado apalancamiento.

Ahora, cuando los estímulos se retiran, y la Reserva Federal lleva subiendo tasas de interés desde 2015, y el Banco Central Europeo cierra su programa de compras de bonos, el incremento del precio de cualquier financiación hace menos atractivo endeudarse, y los mercados se preocupan.

Todo esto se refleja en las menores previsiones de crecimiento empresarial.

El FMI

Martin Mühleisen y Mark Flanagan, economistas del Fondo Monetario Internacional, comentaron en una nota publicada en la web del FMI que "por supuesto, no toda la deuda es mala".

Y que a veces el 'rendimiento' (ya sea económico o social) puede ser muy superior al del costo de la deuda.

"Pedir dinero prestado puede ser vital para financiar inversiones vitales como infraestructuras, salud, educación y otros bienes públicos. La inversión en capacidad productiva, cuando está bien hecha, conduce a un incremento de los ingresos que puede superar el coste de la deuda (los intereses)", argumentan los economistas del FMI.

Los problemas surgen cuando la deuda se aplicó mal y el nivel de apalancamiento es muy elevado, explican ellos.

Aconsejan:

1. Mayores esfuerzos para garantizar que la contracción de deuda sea financieramente sostenible. Los prestatarios deben establecer cuidadosamente sus gastos fiscales y planes de déficit. También los posibles rendimientos de sus proyectos y su capacidad de pago.

2. Asegurarse que todos los países cumplan con los informes completos y transparentes sobre deuda pública: un tercio de los países con bajos niveles de renta per cápita no informa sobre las garantías otorgadas por el sector público y sólo 1 de cada 10 informa sobre la deuda de las empresas públicas. Por otro lado, los acreedores también podrían dar una información más extensa y exacta de los términos y condiciones de sus préstamos.

3. Promover la colaboración entre los acreedores oficiales (Banco Mundial, FMI, etc.) para preparar los casos de reestructuración de deuda que involucran a prestamistas no tradicionales.

"En los 80 se necesitaron décadas de arduas negociaciones para crear mecanismos que resolviera las crisis de deuda en América Latina y de otros países en desarrollo que estaban muy endeudados", recuerdan Mühleisen y Flanagan.

Resolver estas cuestiones es vital, sobre todo después de que "las investigaciones y los eventos hayan puesto de relieve cómo los niveles de deuda afectan las recuperaciones económicas en las economías avanzadas. Necesitamos anticipar los riesgos inherentes a la actual acumulación de deuda y tomar los pasos correctos para mitigarlos".

Anticipo

Muy interesante el reciente trabajo del Servicio de Estudios del grupo asegurador Mapfre, cuyas perspectivas para 2019 recogen "un ajuste ordenado" de la economía en todo el mundo.

Pero, también, un "escenario de riesgo" (y " no improbable") una recesión que desencadenaría la Reserva Federal estadounidense (Fed) a principios de 2020.

El informe Panorama Económico y Sectorial 2019 considera que "por el momento, no parece haber elementos que permitan anticipar una recesión global" pero "la economía global se adentra en un escenario de ajuste ordenado que servirá para corregir los desequilibrios del pasado".

No obstante, asume una "crisis recesiva global" a corto plazo como "una situación de riesgo". Es decir, como un escenario "no improbable" y alternativo a la desaceleración económica.

Y esa hipotética nueva recesión "solo podría ser creada en USA", más en concreto, por "un error" de política monetaria de la Reserva Federal.

En otras palabras, el origen de la próxima crisis económica podría estar en "una Reserva Federal que sube los tipos de interés sin pausa hasta alcanzar 3,50% a 3,75% en el 1er. trimestre de 2020".

A mediados de diciembre, el banco central estadounidense elevó el precio del dinero hasta el rango del 2.25% a 2.5%, en su 4ta. subida en 2018 y la 9no. desde que comenzó los incrementos en 2015.

Hasta entonces, el consenso del mercado preveía 3 subidas más en 2019. Un aumento de los tipos de interés que, ante las perspectivas de desaceleración global, empiezan a preocupar a los inversores.

Por ello, la Fed comenzó a moderar su discurso, incentivando el rally que están viviendo las bolsas globales en enero.

Mapfre prevé 2 subidas de tipos como máximo en 2019 en USA, hasta alcanzar la tasa neutral de 3% (en total, 50 puntos básicos).

Si la Fed optara por continuar elevando de manera gradual, e incluso agresiva, el precio del dinero en los próximos meses, provocaría una crisis y, en consecuencia, "una caída de la bolsa del 10%, coincidiendo con el momento de mayor volatilidad".

Esta nueva recesión, que comenzaría en 2020, también provocaría "un fuerte aumento de la aversión al riesgo global". El indicador VIX suele ser el escogido por el mercado para medirla y, tal y como aseguran estos expertos, podría alcanzar los 35 puntos en la posible futura crisis (actualmente se sitúa por debajo de los 20).

Asimismo, los precios del petróleo podrían recuperarse más rápido de lo esperado: el crudo Brent, de referencia en Europa, podría alcanzar los US$ 85 el barril entre enero y marzo de 2020 por los "problemas geopolíticos que afecten a la oferta". Esto supone un aumento de más del 57% en poco más de un año, ya que actualmente cotiza por debajo de los US$ 54el barril.

La crisis haría que el renminbi o yuan se depreciara "como respuesta a las tensiones comerciales", al mismo tiempo que se reducirían los tipos de interés "de activos refugio en Europa y del bono del Tesoro estadounidense, por motivos diferentes".

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