60 AÑOS

Cuando Fidel Castro conmovió Caracas

Muy curioso: el 23/01/1959, Fidel Castro Ruz llegó a Caracas en un avión venezolano enviado por la Junta Patriótica, que asumió el poder en tras la caída de Marcos Pérez Jiménez. La visita de Fidel Castro fue porque Venezuela fue el 1er. país que había reconocido su gobierno. Por cierto que simbólico que la web oficial cubana Granma haya recordado el evento justo en medio de los acontecimientos que se suceden en Venezuela.

El 23/01/1959, Fidel Castro Ruz llegó al aeropuerto internacional de Maiquetía, en Caracas, Venezuela, y unas 30.000 personas le dieron la bienvenida al líder cubano que había asumido en La Habana el 02/01/1959. 

En Venezuela ya gobernaba la Junta Patriótica, organización que había sido clandestina cuando fue creada en 1957 para combatir a la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez, y la integraban los partidos Acción Democrática (AD), Comité de Organización Política Electoral Independiente (COPEI), Unión Republicana Democrática (URD) y el Partido Comunista de Venezuela (PCV).

La visita de Fidel Castro fue porque Venezuela fue el 1er. país que había reconocido su gobierno.

Desde el 02/12/1952, el general Pérez Jiménez fue designado presidente de facto de Venezuela de manera provisional por la Junta de Gobierno, sustituyendo a Germán Suárez Flamerich, hasta el 19/04/1953.

Entonces, la Asamblea Nacional Constituyente lo proclamó Presidente Constitucional para el período 1953-1958. Pero el 04/11/1957, Pérez Jiménez anunció al Congreso de la República su intención de sustituir las elecciones presidenciales previstas para ese año por un plebiscito para continuar gobernando 5 años más.

La Junta Patriótica rechazó la medida en una carta dirigida a las Fuerzas Armadas, ya que consideraba que se violaba la Constitución. Comenzaron manifestaciones masivas.

Un movimiento encabezado por el coronel Hugo Trejo al frente de oficiales de la guarnición de Caracas y de Maracay, principalmente de la Fuerza Aérea, fracasó y sus principales dirigentes fueron detenidos. Sin embargo, la crisis interna del régimen se hizo cada día más grave, y se acentuó la represión; las cárceles se llenaron de presos políticos, incluyendo el movimiento estudiantil.

La Junta Patriótica llamó a la huelga general para el día 21/01/1958. En muchos sitios de Caracas se produjeron enfrentamientos con las fuerzas del gobierno. Al día siguiente, se integró una Junta Militar de Gobierno que pidió la renuncia a Pérez Jiménez, quien huyó en la madrugada del 23/01/1958, rumbo a Ciudad Trujillo (hoy Santo Domingo).

En Caracas, turbas enardecidas salieron a las calles a celebrar la caída del régimen. Miembros de la Seguridad Nacional fueron linchados; otros se escondieron por largo tiempo o escaparon al exterior.

La Junta fue presidida por el contraalmirante Wolfgang Larrazábal.

Pérez Jiménez se exilió en República Dominicana y USA, y finalmente residió en España bajo la protección del régimen de Francisco Franco.

El 23/01/2019 ha resultado harto conmocionante en Caracas. Vuelven a ocurrir manifestaciones aunque no hay una Junta Militar adversa a quien intenta mantenerse en el poder a cualquier precio. En esta ocasión, Cuba está con el que es acusado de dictador.

Fidel Castro en Caracas en 1959

Pero Granma recordó la efeméride, con firma de Elson Concepción Pérez, en un relato muy favorable a los comunistas cubanos pero es siempre inteligente considerar los hechos históricos:

"Estaba en la Sierra Maestra. Como Comandante en Jefe del Ejército Rebelde dirigía las operaciones finales contra la dictadura de Fulgencio Batista. El 7 de diciembre de 1958 llegó a su Comandancia un valioso alijo de armas procedente de la solidaria Venezuela. Lo había enviado el contralmirante Wolfang Larrazábal, el mismo militar que un año atrás había tenido bajo su mando a los navíos que precipitaron la caída del dictador Marcos Pérez Jiménez.

El agradecido Fidel Castro le escribió por esos días una carta en la que expresaba: «Hay que llevar dos años luchando contra todos los obstáculos, las armas confiscadas antes de llegar a Cuba, los frutos de los sacrificios económicos de tantos compatriotas perdidos la mayor parte por la persecución de los gobiernos, para comprender con cuánta emoción y gratitud recibimos la ayuda que usted nos envía en nombre de Venezuela».

Ese es Fidel. Esa es Venezuela, el primer país en reconocer al Gobierno Revolucionario cubano, nación que, apenas triunfó la Revolución, recibió al Comandante agradecido, quien cumplía su primer viaje al exterior visitando la tierra de Bolívar.

Al Libertador lo había honrado el 21 de enero de 1881, José Martí, quien, a su llegada a Caracas procedente de Nueva York, y «sin sacudirse el polvo del camino, no preguntó dónde se comía ni dónde se dormía sino cómo se iba a la estatua de Bolívar».

La capital venezolana recibió a José Martí con admiración, y en un homenaje que le brinda la intelectualidad caraqueña en el Club de Comercio, Martí dice: «Así, armado de amor, vengo a ocupar mi puesto en este aire sagrado, cargado de las sales del mar libre y del espíritu potente e inspirador de hombres egregios; –a pedir vengo– a los hijos de Bolívar un puesto en la milicia de la paz».

Al finalizar su visita a Caracas, Martí escribe una carta a su amigo Fausto Teodoro Aldrey, que resume con una bella frase: «De América soy hijo y a ella me debo», y concluye su misiva expresando: «Deme Venezuela en qué servirla: ella tiene en mí un hijo».

(...) Fue el 23 de enero de 1959, cuando solo habían transcurrido 15 días de su llegada triunfante a La Habana al frente de la Caravana de la Libertad. Cumplía una invitación expresa a participar en los festejos por el primer aniversario del derrocamiento del dictador Marcos Pérez Jiménez.

(...) Durante un acto en el Congreso venezolano, Fidel fue recibido como «…un hijo de Venezuela porque tiene carta de naturaleza del país. Venezuela, madre de libertadores, debe premiar como un hijo a quien ha sabido libertar de la opresión y el terror a un país hermano».

A lo que Fidel respondió: «De ahora en adelante, sepan los tiranos que para hacer daño a Venezuela hay que contar con Cuba, así como hay que contar con Venezuela cuando se piense en dañar a los cubanos».

En esa visita se reunió con estudiantes, profesores y otras personas en la Universidad Central de Caracas.

Allí abordó un tema que por su actualidad quiero citar. Explicaba el líder cubano: «Hoy, en la comparecencia ante la Cámara de Diputados, propuse que se reunieran los delegados de los países democráticos en la Organización de Estados Americanos y propusieran la expulsión de los representantes de los dictadores (Aplausos y exclamaciones). Hablaba, precisamente, de que esos organismos internacionales no habían servido para nada, y que había que adoptar una actitud enérgica y firme en relación con los problemas de América. Por lo tanto, la postura del Gobierno Revolucionario de Cuba será una postura firme y sin vacilaciones de ninguna clase, porque ha llegado la hora de que los pueblos sepan defenderse y sepan plantear sus derechos. ¡Basta ya de sumisión, basta ya de cobardía y basta ya de vacilaciones!». (Aplausos).

El periodista cubano Luis Báez, que viajó en la comitiva de prensa de la primera visita de Fidel a Caracas, recordó el mensaje del Comandante en Jefe Fidel donde expresaba: «Cuando volamos sobre los cerros caraqueños me daba la impresión que estaba en la Sierra Maestra. Reciba el pueblo de Caracas y de Venezuela mi más profundo agradecimiento por esta oportunidad que me brinda de asistir al aniversario de su liberación. Estoy emocionado con este cielo tan azul, que se ve más bonito porque lo embellece la libertad».

Un pasaje que no puede obviarse de aquella histórica visita de Fidel a Caracas 60 años atrás, es que en uno de los actos, en la Universidad, donde los estudiantes lo aclamaban, estaba como invitado el poeta chileno Pablo Neruda, quien leyó allí su poema 'Un canto para Bolívar'. Cuando concluye se dirige a la presidencia donde estaba Fidel, a quien saluda y exclama: «Si algún día se escribe la historia de este poeta quiero que se diga que una vez vio, habló y estrechó la mano del genuino libertador de Cuba».

En el gran acto en la Plaza del Silencio, ante los miles de venezolanos que lo aclamaban, Fidel había preguntado: «¿Hasta cuándo vamos a permanecer en el letargo? ¿Hasta cuándo vamos a ser piezas indefensas de un continente a quien su libertador lo concibió como algo más digno, más grande? ¿Hasta cuándo los latinoamericanos vamos a estar viviendo en esta atmósfera mezquina y ridícula? ¿Hasta cuándo vamos a permanecer divididos? ¿Hasta cuándo vamos a ser víctimas de intereses poderosos que se ensañan con cada uno de nuestros pueblos? ¿Cuándo vamos a lanzar la gran consigna de unión? Se lanza la consigna de unidad dentro de las naciones, ¿por qué no se lanza también la consigna de unidad de las naciones?».

(...) En la actualidad hay nuevos impostores que se adueñan de Gobiernos y Estados de la región, en nombre de una llamada «democracia», mutilada por quienes quieren imponer como patrón la intervención y la injerencia en los asuntos internos de otros pueblos.

Veamos el caso de la misma OEA inservible que citaba Fidel –ahora reciclada y cadavérica–, que se empeña en destruir a Gobiernos y líderes populares que han llevado adelante grandes programas sociales en beneficio de los millones de seres humanos pobres y hambrientos que habitan nuestras tierras. (...)".

 

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