CHAU NANO!

El auto indio Low Cost que terminó en fracaso

Fue un proyecto de TATA Motors lanzado en 2008 para que las familias dejaran de usar bicicletas. El fabricante consideró que la obligación de sumarle nuevos dispositivos de seguridad lo hacen inviable.

El Nano nació como un hito en la ingeniería; un coche para el pueblo indio con un precio ultra bajo, por debajo de los 3.000 euros y un equipamiento básico. Debido a sus 'niveles' de seguridad, jamás llegó a Europa.
 
Una década después de su lanzamiento, vendió solo 94 unidades en diciembre, en comparación con una predicción original de que las ventas mensuales superarían las 20.000 y eventualmente llegarían a 500.000 unidades al año. Las versiones más equipadas contaban con aire acondicionado, dirección asistida, airbags, radio y elevalunas eléctrico.
 
El caso es que las primeras unidades tendían a incendiarse, y su lanzamiento dio inicio a una década de declive para las operaciones de Tata Motors en la India. Una caída que fue amortiguada solo por el buen desempeño de su filial británica Jaguar Land Rover. Fue también un fracaso comercial. La gente quería el combo coche/estatus y el pequeño utilitario no podía ofrecer eso.
 
El Nano fue un proyecto personal del presidente del grupo, Ratan Tata, que veía este pequeño coche como un reclamo para atraer a millones de familias indias de clase media al mercado automotriz. Se presentó en el Salón del Automóvil de Nueva Delhi en 2008, y fue la atracción principal. El Tata Nano tenía un pequeño motor de 2 cilindros y 625 cc con 37 CV de potencia y una cabina proporcional al motor de 3,1 metros de largo.
 
Este cuatro plazas se mantuvo vivo durante años, incluso después de que la junta de accionistas decidiera retirarlo, debido a lo que significaba a nivel personal para el dueño de la firma. En 2015 el gigante indio lo intentó una vez más con el GenX Nano, que trajo un lavado de cara y algunas mejoras de seguridad por el módico precio de 2.800 euros.
 
Ante la escasa demanda se estudió convertirlos en vehículos eléctricos por Jayem Automotives, una start-up india en la que Tata invirtió, pero esto nunca ocurrió.
 
Salió con un precio de venta -con el nivel de equipamiento básico- de solo 100.000 rupias, el equivalente a 2.600 dólares en ese momento. Las versiones más equipadas contaban con aire acondicionado, dirección asistida, airbags, radio y levanta vidrios eléctricos.
 
Las medidas del Nano eran 3,10 m de largo; 1,50 m de ancho; 1,60 m de alto. Más grande que el smart for two o el Toyota IQ, pero menos que modelos como el Suzuki Alto o el Nissan Pixo.
 
En 2014 salió escaldado de las pruebas de choque de Global NCAP: el Tata Nano recibió una calificación de protección de adultos de cero estrellas y no cumplió ni siquiera con los requisitos de seguridad más básicos de la ONU. Y eso que por entonces, según publicó The Guardian, Tata Motors estaba convencida de poder lograr las cuatro estrellas.
 
Tras chocar con una pared a 60 km/h, la estructura acabó envolviendo al dummie, que había costado, por cierto, 60 veces más que el propio coche. "La rueda derecha estalló en el suelo del vehículo, aplastando las piernas del muñeco", relató la cabecera inglesa.
 
Un humano no habría sobrevivido al accidente. El utilitario también recibió una calificación de cero estrellas para protección infantil, ya que no fue posible instalar asientos para niños en el automóvil. 

 

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