OBESIDAD, DESNUTRICIÓN Y CLIMA

Las alimentarias son tan dañinas como las tabacaleras

La prestigiosa revista británica, The Lancet, hizo público un estudio que estableció una relación vincular entre obesidad, desnutrición y clima, y la conclusión fue advertir un gran peligro para la humanidad que sigue sin acordar una agresiva política de protección ambiental.

Algunos datos acerca de las consecuencias ya de la depredación de la Tierra que realiza el hombre:

> Ciudad del Cabo, la más localidad más poblada Nº2 de Sudáfrica, se está quedando sin agua, y sus 4 millones de habitantes han tenido que reducir el consumo del líquido indispensable.

> Kiribati, archipiélago compuesto por 33 atolones, en medio del Océano Pacífico, donde viven unas 100.000 personas, que cada año son las primeras en recibir el Año Nuevo, dada su ubicación geográfica, ha comenzado a desaparecer porque el incremento en los niveles del agua del mar que ocurre desde hace 25 años, provoca un incremento anual de entre 1 y 4 milímetros, que va rumbo a “ahogar” el territorio en algunas décadas. Inclusive hay un plan de evacuación de los habitantes de ese país hacia las Islas Fidji.

Pero hay otras consecuencias más generalizadas.

Obesidad, desnutrición y cambio climático son 3 rostros de una misma amenaza. La cuestión conduce directamente a las políticas de las multinacionales de la alimentación: ¿deberían ser controladas como las tabacaleras?

Al menos tienen similitudes unas y otras:

> potentes intereses comerciales,
> una respuesta política insuficiente y
> una falta de movilización de la sociedad civil.

"La desnutrición y la obesidad serán sin duda agravadas considerablemente por el cambio climático", anticipan los expertos.

Los fenómenos climáticos extremos, como la sequía, podrían a la vez privar a algunas poblaciones de alimentos y hacer subir el precio de las frutas, verduras y legumbres.

La revista médica británica The Lancet publicó un informe de 43 expertos de 14 países, coordinado por

> la Universidad de Auckland (Nueva Zelanda),
> la Universidad George Washington (USA) y
> la ONG World Obesity Federation.

La idea fue investigar la relación entre alimentación y medio ambiente.

El resultado es negativo: "Estos 20 últimos años, obesidad, desnutrición y cambio climático fueron considerados de manera separada y la lentitud de las respuestas políticas es inaceptable".

"Estos3 fenómenos interactúan: el sistema alimentario no sólo es responsable de las pandemias de obesidad y desnutrición, sino que genera también entre el 25 y 30% de las emisiones de gases con 'efecto invernadero'", aseguran los especialistas.

También: "nuestros sistemas de transporte dominados por automóviles favorecen un modo de vida sedentario (con muy poca actividad física) al mismo tiempo que generan de 14 a 25% de las emisiones de gases con efecto invernadero".

Según el informe, el sistema de producción alimentario (basado en las "multinacionales de la alimentación y las bebidas focalizadas en la rentabilidad"), las políticas agrícolas, los modos de transporte y la urbanización son eslabones de una misma cadena muy compleja y cuestionable.

"Hay que tomar consciencia de esas conexiones", advierte una de los especialistas que elaboró el informe, la profesora Corinna Hawkes, al abogar por la respuesta global.

Los especialistas proponen una "Convención-marco sobre los sistemas alimentarios", basada en la Convención-marco para la lucha antitabaco (CCLA), adoptada en 2003 por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

"En 2016-2017, el sector de las bebidas azucaradas en USA gastó US$ 50 millones en ‘lobbying‘ para lograr medidas destinadas al consumo de gaseosas", según el informe.

"La alimentación es por supuesto diferente del tabaco, pues es indispensable para la vida, pero no es el caso de los alimentos malos para la salud", dice uno de los autores, el profesor William H. Dietz.

"Los puntos comunes (entre la industria de la mala alimentación y la del tabaco) son los daños que provocan y el comportamiento de las empresas que obtienen beneficios", agrega.

Según la OMS, 1.900 millones de adultos en el mundo tienen sobrepeso, entre ellos 650 millones son obesos, lo que es un factor de riesgo para la diabetes, las enfermedades cardio-vasculares y el cáncer. Por el contrario, 462 millones de adultos sufren de bajo peso.

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