FMI, EL ÚLTIMO PRO-PRO

Macri 2019: Petróleo, campo y mercados, aliados en repliegue

El gobierno de Mauricio Macri, que hace 3 años y medio prometía que llegaría una lluvia de inversiones porque era identificado como pro-mercado y basaba el plan de crecimiento propuesto en el desarrollo del campo, Vaca Muerta y la minería, arriba a este año reelectoral con los naturales aliados del poder económico cuanto menos desencantados: al enojo de los productores agropecuarios por haberles puesto más retenciones, se suman los petroleros emitiendo señales negativas a los inversores ante cambios unilaterales en los subsidios pactados por extraer gas. Y la minería directamente no cuenta. Hasta el Fondo Monetario Internacional tuvo que ser llamado para arbitrar la desconfianza de los dueños de capitales financieros en el cumplimiento de metas de disciplina fiscal y en la capacidad para repagar el sobreendeudamiento: a fin del año pasado, al mostrar la Jefatura de Gabinete a la opinión pública que intervenía virtualmente el Banco Central, interpretaron que les habían cambiado las reglas de juego y le “picaron el boleto”, como suele decir Jorge Asís.

Desde el mismo momento que asumió, Mauricio Macri sabía que el gesto de su antecesora, CFK, de no traspasarle la banda presidencial iba mucho más allá que un desplante al protocolo: significaba que de entrada nomás debería convivir con el pulgar hacia abajo del kirchnerismo. “Palos porque bogas y porque no bogas también”, según dice el refrán remero.

Valía la pena al comienzo, porque la coalición gobernante Cambiemos se sentía más que a cubierto por los pulgares hacia arriba que lo esperaban: los mercados financieros, el campo, los petroleros, los Ceos en general de las compañías grandes y multinacionales, los importadores, el círculo rojo y una parte de la clase media que se había hartado del populismo, entre otros.

En más de 3 años y medio de marchas, contramarchas, malas praxis, cambios de funcionarios, exacciones tarifarias e impositivas, devaluación, destrucción del crédito por tasas siderales y una inflación exacerbada desde la misma gestión, no dejaron regla de juego por cambiarle al cenáculo pro-Pro.

Algunas de ellas:

-el 28 de diciembre de 2017, mensaje equívoco a los mercados,

-de nuevo retenciones al agro,

-modificación unilateral de los subsidios pactados por el gas con los petroleros que invirtieron en Vaca Muerta, y

-una pertinaz ofensiva contra el poder adquisitivo de la mayoría de la población.

El columnista top del suplemento Rural del diario Clarín, que de K no tiene un pelo, Héctor Huergo, contrastó: “Unificación cambiaria, eliminación de las retenciones y restricciones a la exportación de trigo y maíz, reducción a las de la soja. Es historia conocida: la reacción del campo fue rápida, ya el primer año subió un 40% la producción de trigo y maíz, y la soja –aun con derechos de exportación de 30%, solo 5 puntos menos que antes—se mantuvo”, escribió.

Recordó que “así veníamos, hasta que la sequía del año pasado diezmó la producción. Se perdieron US$8.000 millones, y tembló la economía. Más allá de otros factores, algunos externos, la realidad es que la caída de las exportaciones agrícolas tuvo mucho mayor impacto que el que (en aquel momento) estimaron los economistas”.

Todo esto le dio pie para exponer las consecuencias que trae aparejado que las retenciones hayan vuelto a ser el remedio fiscal del déficit público, reimplantado a instancias del Fondo Monetario Internacional, que le birlan US$700 millones adicionales a la cadena sojera (derivados, aceite y harina).   

Pero Huergo mostró la cara menos visible: que productos como el maní o el arroz, o las frutas que se exportan con alto valor agregado, estén recibiendo el tipo de cambio más bajo.

“El impacto en las economías regionales es fenomenal. En Córdoba, el maní tiene el mismo impacto que la industria vitivinícola en Mendoza. Argentina es el tercer exportador mundial, con un claro liderazgo en el maní blancheado, que es el de mayor calidad. Para lograrlo hace falta un equipamiento muy sofisticado. Es una industria sumamente moderna y elegante, que en buena medida se autogenera la energía utilizando calderas de biomasa, donde se quema la cáscara”, sostiene.

Y añade: “En la Mesopotamia, el arroz ha sido y es una palanca de desarrollo indispensable. No es un ´producto primario´. Cada paquete contiene un altísimo valor agregado. Tanto el maní como el arroz no tienen un mercado internacional fácil”, completó.

Gas inflamable

No menos decepción ha cundido entre las compañías petroleras que se habían plegado inicialmente con entusiasmo a la Administración Macri para desarrollar el megayacimiento Vaca Muerta, cuya retribución fue poner al frente de la política energética al ex Ceo de Shell, Juan José Aranguren.

El tiro de gracia fue el decreto que dispuso el recorte en los subsidios a la producción de gas no convencional que fuera anunciado por el secretario de Energía, Gustavo Lopetegui, prácticamente en su debut.

La calificadora Moodys advirtió que la decisión es "negativa" porque "representa una disminución de los flujos de fondos proyectados por las petroleras para el período 2018-2021", lo cual las podría llevar a revisar sus proyectos de inversión.

Según la firma, la limitación perjudica principalmente a Tecpetrol, del grupo Techint, que vería reducido su "cashflow" en u$s150 millones o 15% para el 2018 y entre u$s250 y u$s300 millones al año, equivalente a un 13%, para el 2019-2020. Se llevaba el 70% de los desembolsos totales a partir de su agresiva inversión en el área de Fortín de Piedra, donde alcanzó un volumen de producción diario de más de 17 millones de metros cúbicos por día, cuando al iniciar la operación esperaba llegar a 8,5 millones diarios.

La agencia señaló en un reporte que "el cambio en la regulación tendrá implicancias significativas para Tecpetrol Internacional, que opera el proyecto de gas de esquisto más grande de Argentina a través de su subsidiaria local Tecpetrol, y en menor medida para YPF y PAE", si bien éstas podrían realizar “cambios en sus presupuestos y programas de inversiones para sus proyectos de gas natural no convencional", alertó.

Dicho y hecho, trascendió en Neuquén que la compañía dirigida por Paolo Rocca daría de baja 3 de los 4 equipos de producción que actualmente trabajan en el yacimiento involucrado.

Asimismo, ante el cambio de reglas, el holding habría amenazado con iniciar acciones administrativas, primero, para después pasar a las legales, según lo informado a la Bolsa de Valores junto con el aviso de que dejará de recibir $5.600 millones por la producción que inyectó el año pasado

De todos modos, Moodys pone de relieve que, a pesar del cambio, el área Fortín de Piedra generará dos tercios de las ganancias internacionales de Tecpetrol (antes de impuestos e intereses-Ebitda-), previstas en u$s1.600 millones, y aclaró que la reducción "no afectará significativamente" en los estándares crediticios de la "T".

Entre Techint, YPF y PAE participan en 5 de los 8 proyectos del programa ideado por el ex ministro Juan José Aranguren, el de la resolución 45, que fija un precio estímulo de u$s7,5 el millón de BTU para la extracción de gas de Vaca Muerta y desde 2019 desciende u$s0,50 por año.

En rigor, el gobierno había definido la semana pasada que sólo pagaría el plus para la curva de producción presentada originalmente por las petroleras, y de esta manera quedará afuera todo el incremento que se ubique por arriba de las cifras iniciales.

A la vez, informó que no sumará nuevos proyectos al programa, por lo que los que estaban en espera y ya aprobados por la provincia de Neuquén estarán sujetos a revisión, un verdadero forúnculo para las aspiraciones de reelección del gobernador Omar Gutiérrez, quien creía haber llegado a un entendimiento con el Presidente Macri en Villa La Angostura y ahora tiene que lidiar con las cesantías en Fortín de Piedra.

Sin embargo, el nuevo esquema de precio incentivo para el gas no convencional que evalúan los funcionarios tiene por objeto promover la producción del hidrocarburo durante el invierno, lo cual ofrecería "algo de apoyo" para los proyectos que esperan su aprobación final, que tienen en carpeta YPF, Pampa Energía, Pluspetrol y Exxon Mobile.

Entre las prioridades de la auditoría que hará el FMI la semana próxima no figuran las inversiones, que sí estaban en la agenda que llevó el ministro de Economía, Nicolás Dujovne, a Davos, Suiza.

La misión de Washington que llega la semana que viene, encabezada por el italiano Roberto Cardarelli, hará la 3ra revisión del acuerdo stand by firmado en junio del año pasado y ampliado en octubre, por un total de US$57.100 millones a 3 años, en la cual la fijación de las bandas de intervención cambiaria que establece el Banco Central será todo un capítulo, según trascendió.

No obstante, la lupa del organismo se detendrá seguramente en que durante enero se produjo la 7ma caída real consecutiva en la recaudación tributaria y en que la marcha de las exportaciones se encuentra muy lejos del 16,3% de incremento que proyectara el gobierno para 2019.

Es bastante más que un recálculo estadístico en la mitad o menos, ya que además de modificar las estimaciones de balanza comercial, afectará el ingreso vía retenciones con el que se podría compensar la merma de los impuestos internos, habida cuenta que el comercio exterior genera poco más del 10% de lo percibido en total.

Como antecedente, según el Iaraf, los derechos de exportación fueron en 2018 casi 30% menores a los previstos en el Presupuesto 2019.

En ese sentido, también el Instituto de Trabajo y Economía de la Fundación Germán Abdala (ITE-FGA), con la firma de Leandro Ottone, advirtió que fue sobreestimado el impacto de la devaluación en las exportaciones, y previó sólo para algunos sectores el beneficio por la mejora del tipo de cambio real: los de mayor elasticidad al tipo de cambio real son los productos primarios (0,33), seguidos los combustibles y la energía (0,24), las manufacturas de origen industrial (0,15) y, por último, las manufacturas de origen agropecuario (0,12).

Los rubros más beneficiados son los que menos pesan en el total de exportaciones; las MOA y las MOI explican el 70%.

Coloca de esta forma en tela de juicio que las ventas externas sean suficientes para contrarrestar la baja del 0,9% en el consumo privado, del 4,6% en el público y del 10,5% en la inversión.

Ottone calcula que si el actual tipo de cambio real se mantuviera todo 2019, la devaluación aportaría un plus de 4,5% a las exportaciones. Si a eso se agrega el crecimiento proyectado para los socios comerciales, a lo sumo avanzarían 8%, la mitad de lo proyectado por el gobierno.

En ese aspecto, sí el comercio con Brasil podría haber movido algo el amperímetro, pero los primeros datos de 2019 traen pocas novedades.

De acuerdo con datos del MDIC brasileño, Argentina acumuló por 2do mes consecutivo un saldo favorable en el intercambio comercial de bienes, algo que si bien no sucedía desde 2014 (cuando se registraron 4 superávits consecutivos), está en línea con la trayectoria de lo que venía mostrando el último semestre.

En esta oportunidad, el saldo favorable fue de USD 114 millones, frente al rojo de USD 478 millones registrados en mismo mes de 2018, señaló la consultora Abeceb.

En cuanto a la inercia que podrían contener los números de 2018, no da para despertar demasiadas expectativas, si bien reflejan las contingencias climáticas que afectaron los ingresos por cosecha.

De acuerdo con los datos brindados por el presidente del capítulo argentino de ISPI (International Society for Performance Improvement), investigador y profesor del Instituto tecnológico de Buenos Aires (ITBA), miembro consultor del CARI y director de DNI Consultores, Marcelo Elizondo, al año cerró con apenas un 5,1% de crecimiento de las exportaciones de bienes en comparación con 2017: US$ 61.621 millones contra US$58.621 millones.

Este resultado, que ubica a la Argentina como el 4to exportador latinoamericano (3ro sudamericano), “no es bueno comparando con otros países en la región, aunque a priori debe advertirse que, como atenuante, aparece el problema climático que afectó las exportaciones agropecuarias (superado, se espera para 2019 un número de ventas externas superior a los US$70.000 millones)”, explicó Elizondo.

Al analizar los resultados de las exportaciones de los países de la región (sin contar a Venezuela por falta de datos actuales) desde el 2000 hasta hoy, llega a la conclusión que Argentina exhibe el peor resultado en la evolución exportadora en lo que va del siglo XXI: menos que la mitad de Uruguay, apenas alrededor del 40% de lo alcanzado por Chile o Brasil, menos de la cuarta parte de Perú y menos de la décima parte de Paraguay.

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