Devaluar o no devaluar, el peso argentino frente al real brasileño (1)

¿A cuánto cotizará el dólar estadounidense, en pesos, al 31 de diciembre de 2004? La pregunta resulta vital para los agentes económicos, y la incertidumbre refleja el debate que ocurre acerca del futuro de la política económica:

Unos sostienen que lo correcto es defender un tipo de cambio alto a rajatablas, aún cuando Brasil devalúe su real.

Otros afirman que esto profundizará algunos desequilibrios existentes en la estructura de precios relativos, en perjuicio de los no transables como son las tarifas de servicios, y los salarios.

Aquellos dicen que esto es lo correcto porque así se asegura elevados ingresos fiscales por retenciones a las exportaciones; pero estos explican que es un modelo que provocará presiones inflacionarias y descontento social que se corregirá con indexación en una crónica dramática que la Argentina ya conoce.

El debate está expresado en las tres notas que siguen: Roberto Cachanosky y Carlos Arbía reflejan una opinión bastante cercana a la de Edición i acerca de la convertibilidad, la devaluación y el tipo de cambio. Pero también hay espacio para el disenso, expresado por Mario Pérez Latorre, con su visión heterodoxa. Las conclusiones le pertenecen exclusivamente de Ud. A las cosas:

El plan es un problema de precios relativos a corregir vía la política cambiaria

Si la Argentina entró en conflicto con Chile por el tema del gas y con Uruguay por involucrarse en la interna política de ese país, no debería sorprender si en el corto plazo entramos en conflicto con Brasil por el comercio bilateral ante decisiones unilaterales del gobierno argentino para restringir las importaciones.

Por Roberto H. Cachanosky (*)

Si hay una pauta-guía de la política económica gubernamental, es la política cambiaria. La política económica gira alrededor de un tipo de cambio real alto que el gobierno intenta mantener como mecanismo de crecimiento económico. El resto de las variables deberán acomodarse a ese tipo de cambio real.

Queda por debatir si el gobierno podrá manejar el tipo de cambio real.

¿Por qué el gobierno quiere un tipo de cambio real alto? Porque parte del supuesto que así logrará sustituir importaciones y, si puede, incrementar las exportaciones.

En verdad, disminuir las importaciones es depreciar el peso para no tener con qué pagar las importaciones. Pero eso no es ser competitivo; eso es esconder la ineficiencia de las instituciones (reglas de juego) detrás de un tipo de cambio alto, transfiriéndole el costo de la ineficiencia a los sectores de ingresos fijos.

En cuanto al umento de las expo, las devaluaciones sólo produjeron aumentos marginales de las exportaciones argentinas. Los únicos dos años en que se verifican incrementos significativos en las exportaciones con fuertes devaluaciones fueron 1988 y 1990.

Ahora, la estrategia de largo plazo es vivir con lo nuestro, y eso significa cerrar la economía a la competencia externa utilizando como instrumento el manejo de la política cambiaria para crecer con inversiones destinadas casi exclusivamente al mercado interno.

Dado el nivel de tipo de cambio que quiere implementar el gobierno, es obvio que los salarios medidos en dólares serán bajísimos, y las tarifas de los servicios públicos deberán adecuarse al nivel de ingresos internos medido en dólares. Dicho de otra manera, las tarifas de los servicios públicos se mantendrán retrasadas artificialmente y, en consecuencia, cabe esperar un creciente deterioro de los mismos.

Para manejar el tipo de cambio real, el gobierno tiene que controlar dos variables al mismo tiempo: el tipo de cambio nominal y la tasa de inflación.

Si el gobierno quiere sostener alto el tipo de cambio real tiene que lograr que la tasa de inflación no supere a la variación del tipo de cambio nominal.

Pero, al mismo tiempo, dadas las restricciones que existen para comprar dólares y la obligación de los exportadores de liquidar sus divisas, el BCRA se encuentra obligado a emitir pesos para comprar los dólares excedentes del mercado para sostener la paridad, y así genera inflación.

Esa tensión puede "controlarla" durante un tiempo retirando del mercado los pesos emitidos mediante la colocación de bonos: acumular reservas contra deuda, pero todo depende de cuánto el mercado le prestará al gobierno para que permitirle hacer su política monetaria.

Si la deuda que acumula el BCRA tiende a crecer aceleradamente, en algún momento asistiremos a un estallido cambiario.

En este esquema, no cabe esperar cambios estructurales. Ni reforma del Estado, ni un sistema fiscal lógico, ni una reforma laboral pro mercado.

Estos funcionarios lo circunscriben todo a un problema de precios relativos que debe ser corregido mediante la política cambiaria.

Y podemos agregar una creciente estatización: sistema previsional, empresa aérea, empresa de energía, etc.

Pero, a diferencia de lo que ocurría en los ’70 y en los ’80 con el manejo de la política cambiaria, ahora tenemos un acuerdo de libre comercio con Brasil y otros países del Mercosur.

Si a Brasil se le dispara el tipo de cambio, el Gobierno argentino, para lograr su objetivo de sustitución de importaciones tendrá que seguirle el ritmo de devaluación a Brasil.

Desde abril del año pasado, la Argentina tiene un saldo negativo en el comercio bilateral con Brasil.

Si la Argentina entró en conflicto con Chile por el tema del gas y con Uruguay por involucrarse en la interna política de ese país, no debería sorprender si en el corto plazo entramos en conflicto con Brasil por el tema de comercio bilateral ante decisiones unilaterales del gobierno argentino para restringir las importaciones desde su principal socio en el Mercosur. Total, el conflicto es la forma de gobierno de Kirchner.

Si bien el INdEC no ha publicado en su sitio web la evolución del comercio bilateral con Brasil en el 1er. trimestre, el resultado para el Mercosur en ese período es de US$ 180 millones negativo. En base a la evolución que está teniendo el real tampoco cabe pensar que la tendencia de 2003 vaya a cambiar.

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