Chile descubre que con Kirchner hay un retroceso en las relaciones bilaterales

POR ANDRÉS BENAVENTE URBINA (*) "El problema del canciller argentino Rafael Bielsa es que no se le cree en Chile. Al fin de cuentas la manera de enfocar el problema gasífero –que siendo real en la Argentina- ha revelado un procedimiento en el cual el engaño, la omisión de información, y las contradicciones han sido los elementos permanentes. Quien así procede no puede esperar a cambio credibilidad".

SANTIAGO DE CHILE (Especial para U24i). En el gobierno chileno, y también en los partidos de oposición, existe una evidente molestia por la equívoca intervención del embajador argentino en Bolivia, por cuanto avanza opiniones sobre temas que no están en el ámbito de su competencia.

En primer lugar, Chile no tiene pendiente cuestión alguna en materia de límites con Bolivia. Está vigente el Tratado de 1904, donde se fijan definitivamente las fronteras entre ambos países y se consagran determinadas concesiones para Bolivia en materia de libre tránsito comercial.

Curiosamente, el gobierno de Bolivia que busca la revisión del Tratado en cuestiones de límites, lo invoca para oponerse o cuestionar a una decisión interna de Chile como es la privatización del puerto de Iquique, aduciendo que ello vulneraría sus intereses comerciales dado que a través de él salen varios de sus productos de exportación.

En segundo lugar, si no hay cuestiones pendientes no cabe mediación alguna. Plantear esa salida es incurrir en un absurdo jurídico y política, que puede entenderse por cierta cercanía entre los gobiernos de Kirchner y Mesa, aproximación que en el caso del gobernante argentino está basada en el mero coyunturalismo, dado que aún se recuerda que en la Cumbre de Santa Cruz, Kirchner prefirió entrevistarse con el líder cocalero Evo Morales y aducir que no tenia tiempo en su agenda para reunirse con el presidente Carlos Mesa Gisbert. Posteriormente la crisis del gas lo harían reevaluar si posición. Mal ojo el de Néstor Kirchner.

Es cierto que el canciller Rafael Bielsa hizo aclaraciones, las que formalmente deberán ser aceptadas por el gobierno de Chile, pero eso no baja el perfil a la creencia de que el gobierno argentino está respaldando la posición boliviana. El gobierno de Kirchner puede decir lo contrario.

El problema es que no se le cree en Chile. Al fin de cuentas la manera de enfocar el problema gasífero –que siendo real en la Argentina - ha revelado un procedimiento en el cual el engaño, la omisión de información, y las contradicciones han sido los elementos permanentes. Quien así procede no puede esperar a cambio credibilidad.

Más allá de los problemas internos de la Argentina y respetando plenamente el funcionamiento de sus instituciones, los chilenos evocamos la relación bilateral que teníamos en tiempos del presidente Carlos Menem: se dio solución a los últimos asuntos pendientes; se abrió paso con decisión a una efectiva integración comercial; y se actuó de manera conjuntas en muchas coyunturas internacionales.

El embajador Macedo ha dicho que a la Argentina le interesa como miembro del Mercosur se resuelva cuánto antes el problema con Bolivia. Reiterando que el tema no es un problema que Chile sienta como suyo, hay que agregar que más allá de las declaraciones nominales de nuestros gobernantes sobre la integración regional, a Chile el Mercosur le es completamente marginal.

El Mercosur en los últimos años no es sino un foro de lamentaciones políticas y de restricciones económicas y comerciales a las cuales no nos interesa vincularnos.

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(*) Andres Benavente Urbina es chileno, profesor en la Universidad Central y en la Universidad Diego Portales. Periodista grafico y colunista radial.

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