El presidente de Haití espera a Ronaldo, Ronaldinho y Cafú para el desarme del país

Mientras la ONU se prepara para asumir el martes el mando de la fuerza multinacional de seguridad en Haití, el presidente interino, Gerard Latortue tiene su propia estrategia de paz y sin sonrojarse aseguró hoy que la presencia de las principales estrellas del fútbol brasileño "ayudaría" al desarme de las bandas que operan en el país caribeño. "Si ellos hicieran los partidos, todas las bandas irían a la cancha. Y si las armas fueran exigidas como moneda de cambio por las entradas, muchos de ellos las darían libremente solamente para ver a Ronaldo, Cafú o Kaká".

El presidente interino de Haití, Gerard Latortue, aseguró hoy que la presencia de las principales estrellas del fútbol brasilero "ayudaría" al desarme de las bandas que operan en el convulsionado país caribeño.

"Los haitianos aman el fútbol brasileño", le dijo el mandatario al diario Folha de Sao Paulo. Y agregó: "Si Brasil enviase dos o tres de sus mejores jugadores, ellos podrían hacer una promoción pública del Ejército brasileño mejor que cualquier otra iniciativa", aseguró.

El presidente haitiano aprovechó para completar la idea. "Si ellos hicieran los partidos, todas las bandas irían a la cancha. Y si las armas fueran exigidas como moneda de cambio por las entradas, muchos de ellos las darían libremente solamente para ver a Ronaldo, Cafú o Kaká", dijo el mandatario.

Según informa Clarín el mandatario aseguró que todavía no le contó la idea al presidente Lula Da Silva. Pero se mostró esperanzado en conseguir la aprobación del mandatario. Y también de Itamaraty. "Si Brasil quiere salir de la diplomacia tradicional y tomar en consideración lo que estoy diciendo, esa es la garantía para el éxito", dijo Latortue, quien recordó que Haití declaró "dos días de festividades" cuando la selección brasileña consiguió el pentacampeonato mundial en 2002.

# Un manto de realidad

La ONU asumirá mañana martes, 1° de junio, el mando de la fuerza multinacional de seguridad en Haití, dirigida por USA desde el pasado marzo tras la salida del país del depuesto presidente Jean Bertrand Aristide.

En Haití, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó el pasado 30 de abril el despliegue de una fuerza (Minustha), que estará liderada por Brasil, con un máximo de 6.700 cascos azules y 1.622 policías civiles, pero el repliegue de las tropas estadounidenses y francesas y la llegada de los cascos azules se prolongará varias semanas.

"Es un traspaso simbólico", admitió el portavoz de Minustha, Toussaint Kongo-Doudou, para explicar la ceremonia que tendrá lugar el martes para sellar el traspaso de poderes entre los estadounidenses y el general brasileño Augusto Heleno Ribeiro Pereira.

La llegada del primer contingente brasileño se espera en Puerto Príncipe para dentro de unos 20 días. "Estamos en una fase de despliegue y la ONU no va a arreglar todos los problemas el 1 de junio, ahora empieza todo un proceso", señaló el portavoz de Minustha.

Tanto el presidente de Brasil, Luis Ignacio da Silva, alias Lula, como el de Chile, Ricardo Lagos, han pedido al presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, que España se sume a la misión de paz en Haití, algo que éste se ha comprometido a estudiar con la "máxima sensibilidad".

Zapatero prevé tomar una decisión pronto, pero aún no está claro si se enviarán a Haití efectivos militares o una misión de asistencia técnica a cargo de efectivos de la Guardia Civil que asesorarían y formarían a fuerzas de seguridad locales -la Guardia Civil desarrolla una misión similar en Guatemala desde 1997-. En todo caso, el primer ministro haitiano, Gérard Latortue, espera con impaciencia la llegada de los cascos azules y asegura que los 3.300 efectivos estadounidenses, canadienses, franceses y chilenos que están ahora desplegados no han logrado un desarme real del país.

Tanto el portavoz estadounidense como el de la ONU consideran que la misión ha sido un éxito, porque se han restaurado las condiciones de seguridad previas a la crisis desencadenada en febrero por el levantamiento armado contra el presidente, Jean Bertrand Aristide, y se han reabierto escuelas y comercios.

Por el momento, la misión de la ONU es de seis meses, pero el objetivo del secretario general, Kofi Annan, es que las tropas permanezcan allí mucho más tiempo.

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