Hay que conciliar posiciones para un federalismo viable

(*) POR JOSÉ MARÍA DíAZ BANCALARI En el debate abierto por la coparticipación federal de impuestos, no podemos correr el riesgo de generar situaciones antagónicas, cuando se trata de crear las condiciones políticas adecuadas para un pacto sustentable de todas las provincias de la Nación. Sólo así podremos cumplir con la Constitución Nacional y sancionar una ley de coparticipación justa, solidaria y equitativa.

"Buenos Aires o el país" es una opción falsa. La opción real es el país y Buenos Aires juntos por el federalismo viable. Dice el constitucionalista Gregorio Badeni que "la garantía de la igualdad entre las provincias prohíbe al Estado federal dispensar un trato jerárquicamente preferencial a ciertas provincias frente a las restantes". Y agrega: "Constitucionalmente no es viable establecer privilegios indebidos y desigualdades arbitrarias favoreciendo a algunas provincias y en perjuicio de otras".

Por eso, el camino de la racionalidad y el fortalecimiento de la democracia constitucional que hemos consolidado en los últimos 20 años, nos aconsejan asegurar las autonomías provinciales sin que se vulnere el principio de igualdad y sin que se fomenten diferencias territoriales.

Los bonaerenses hace años que somos discriminados en el reparto de los fondos coparticipables. La Provincia no pide nada ajeno, ni mucho menos pretende sacarles –aquí y ahora- a otros estados provinciales lo que se merece por derecho propio, sólo solicita que se la comprenda de la misma forma que comprendemos a las demás provincias hermanas.

Provenimos de la cuna del federalismo. En nuestro territorio se forjaron los lineamientos democráticos que luego adquirieron relevancia constitucional a través de la unión nacional. La Nación es también la convivencia permanente de los que pensamos distinto.

Por otra parte, debemos agotar el diálogo sin reducir el problema a una disputa interna. Ello conllevaría a perder una oportunidad inmejorable para renovar la cultura política ofreciéndole al pueblo una discusión racional al servicio del bienestar colectivo, sin dar la imagen de una pelea mezquina al servicio de oportunismos superficiales.

Más allá de los números, que avalan el reclamo bonaerense, tenemos que evitar una discusión acotada a los fondos. Esto convertiría el diálogo en un campo de batalla estéril en donde abundaría el toma y deja, método reñido con la nueva forma de hacer política que pretende el pueblo. Además, la pelea por la pelea misma implicaría llevar a la mesa de consenso más discordias que comunes denominadores. Evitemos, entonces, correr el riesgo de retrotraernos a épocas de enfrentamientos superados.

La salida conveniente, plural y respetuosa de las circunstanciales posiciones en debate la hallaremos en la voluntad conciliadora que primó en los momentos institucionales críticos del país. Ha sido esa voluntad conciliadora la que nos ha permitido avanzar por sobre las divergencias para salvaguardar el Estado de Derecho y la paz social.

Estamos firmemente convencidos de que las coincidencias son más sanas y creadoras que las disidencias, porque fomentan el espíritu de convivencia civilizada y aleja las amenazas a la gobernabilidad. Por tanto, es hora de enriquecer el debate y de ponernos de acuerdo.

Nadie gana si Buenos Aires pierde definitivamente la posibilidad de recuperar los índices de coparticipación que le corresponden. Los bonaerenses consideramos que, al defender nuestros interés con lealtad, estamos aportando a la construcción de una Patrias más Juta..

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(*) Diputado de la Nación (Partido Justicialista de la Provincia de Buenos Aires).

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