La inestabilidad iraquí, cebada desde varios frentes

El asesinato de un alto funcionario petrolero iraquí, el ataque al principal oleoducto de ese país que golpeó ayer a la nación árabe obligándola a paralizar sus exportaciones de crudo a sólo 2 semanas del traspaso del poder a las nuevas autoridades iraquíes, previsto para el 30 de junio y ahora un nuevo ataque a un cuartel de USA en Irak que deja como saldo 35 muertos y 120 heridos sigue profundizando el conflicto.

Un coche bomba conducido por un suicida provocó la muerte de al menos 35 personas al explotar en la entrada de la base aérea de Al Muzana, ahora convertida en base militar estadounidense que sirve de centro de reclutamiento del nuevo ejército iraquí. En tanto otras 127 personas resultaron heridas.

El atentado se produjo frente a una larga fila donde numerosos reclutas del nuevo ejército iraquí y miembros del antiguo que esperaban para cobrar su paga.

Se trata del 3er. atentado a una base militar.

A sólo semanas del relativo traspaso del poder, el 30 de junio, por parte de las fuerzas de ocupación al gobierno provisional, el clima de inestabilidad es alimentado desde varios frentes: sabotaje a los ductos de petróleo, asesinato de tres altas autoridades y ahora un cruento atentado contra objetivos estadounidenses.

Ayer, Ghazi Talabani, encargado de seguridad de la estatal Compañía de Petróleo del Norte de Irak, fue ejecutado en una emboscada en un congestionado mercado al aire libre de Kirkuk (norte del país).

A esto se sumó un ataque con explosivos que dañó el ducto que transporta crudo desde los yacimientos desde el sur de Irak.

Las exportaciones desde el norte ya habían sido congeladas por sabotajes.

Según la agencia Reuters, Irak estaba exportando unos 1,6 millón de barriles por día, frente a los 3 millones que vendía al exterior antes de la Guerra del Golfo de 1991.

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