Pekín, una utopía argentina

POR GUILLERMINA FOSSATI Entre especulaciones sobre el enfriamiento de la economía china, después de la explosión del PBI durante la última década (en 2003 creció 9,1%), el presidente Néstor Kirchner viajó a Asia para apoyar la venta de soja a Pekín, intentar vender otros productos, y conseguir financiación para construir infraestructura, ya que China le suministró esa facilidad a Brasil hace poco. El presidente Néstor Kirchner y una comitiva de funcionarios y 200 empresarios inició el 28 de junio su visita inaugural a China. Raúl Alfonsin viajó en 1988, Carlos Menem en 1990 y 1995, y Fernando De la Rúa en 2000. Kirchner anunció que la relación bilateral es "una política de Estado para la Argentina", aún cuando desde 1983 se hayan firmado 14 tratados entre ambos países y ninguno se ejecutó.

La apuesta argentina es básica: la población de China alcanzaría los 1.600 millones de personas en el 2030, por lo tanto, la oferta alimentaria debe estar acorde a esta magnitud para no generar crisis internas. En cuanto al agro, entre 1997 y 2001 las exportaciones de alimentos frescos crecieron un 6% anual hasta los U$S 9.600 millones, representando un 4% sobre el total de exportaciones del país. Los alimentos procesados crecieron en ventas externas a una tasa anual del 11% hasta los U$S 6.540 millones, equivalentes al 2% de las importaciones totales. La participación de China en el mercado mundial como exportadora de alimentos frescos ronda el 4%, ubicándola como 7mo. exportador. En alimentos procesados su participación en las exportaciones mundiales no alcanza el 3% (décimo primer lugar).

China procesa el 30% de los alimentos consumidos por su numerosa población (86% es el promedio en las economías más desarrolladas), siendo los principales impedimentos las restricciones productivas en el sector agrícola y el subdesarrollado sistema de distribución interna de insumos y productos.

El inicio fue, por lo menos, desordenado. No hubo un listado de las empresas organizado por rubro, Julio De Vido perdió la brújula de su presentación mientras nadie podía leer el contenido; nervioso dijo que esperaba que los empresarios chinos inviertan en el ferrocarril Belgrano Cargas para así transportar más rápido la soja (¿en tren a China?), y terminó invitando a las empresas de telecomunicaciones a ingresar al mercado local, para sorpresa de los ejecutivos de telcos ya radicadas en la Argentina presentes en la ocasión.

Martín Redrado, secretario de Negociaciones Económicas Internacionales, confesó que China sólo le compra soja a la Argentina, pero dijo confiar en venderle otros productos.
Kirchner, como es habitual, llegó tarde y leyó un discurso poco interesante para los presentes, sin datos relevantes y bastante aburrido. ¿Quién se lo escribió? ¿Carlos Zannini porque le dicen el Chino?

La verdad es que China atrae a los inversores desde los ’70: en 1971 celebraron encuentros secretos Henry Kissinger, secretario de Estado de USA, y Chou Enlai, el mítico primer ministro chino. En 1972, Richard Nixon visitó a Mao Tse Tung.

La Argentina y China normalizaron sus relaciones también en 1972 (el 19 de febrero) pero el vínculo no es el que lograron China y USA, por cierto.

En 2003, China contribuyó al 4% del PIB del planeta y consumió el 7,4% del petróleo, el 31% del carbón, el 27% del acero, el 25% del aluminio y el 40% del cemento. Acceder a su presidente, Hu Jintao, es motivo de privilegio para cualquier gobernante o empresario.

Jintao es el primer líder del Partido Comunista de China que no conoció como mayor de edad ni la ocupación japonesa ni la guerra civil ni el triunfo de la Revolución. Él tenía 6 años cuando Mao proclamó en Pekín la República Popular, el 1º de octubre de 1949. Si bien nació en la provincia oriental de Anhui, su verdadero terruño fue Shanghai.

Los intentos de fomentar las relaciones bilaterales chino-argentinas vienen de tiempo atrás. Antes que Kirchner lo procuró Fernando De la Rúa, pero del dicho al hecho...

Kirchner expresó la voluntad de la Argentina y del Mercosur de impulsar la cooperación económica y comercial, sin intermediarios. Ocurre que China está buscando una cabecera de negocios en Latinoamérica y está claro que la Argentina no puede competir con los dos candidatos: Chile y Brasil.

En tanto, varios analistas económicos se preguntan cuánto le puede importar a China el comercio con la Argentina si lo único que le compra es soja, commodity al que ya le fija el precio, por volumen, y que puede importar de otros países. Hasta ahora tampoco hay un compromiso chino con el mercado argentino que garantice una voluntad de mantener la relación.

El comercio bilateral entre China y Argentina registró en 2003 un récord de US$ 3.176 millones, con un aumento de 122,9% respecto de 2002, porque hubo un precio de la soja excepcional, algo más alto al vigente hoy día.

Las exportaciones a China, incluyendo semillas y frutos oleaginosos, aceite de soja, productos laminados de hierro y acero y pieles y cueros, alcanzaron a US$2,729 millones en 2003, mientras que las exportaciones chinas sumaron US$ 447 millones.

Entre enero y abril de 2004, el intercambio creció 111%, con un comercio por US$878 millones.

Mao afirmó cierta vez: "China es un país grande, pero todavía muy pobre. Llevará décadas hacer de ella un país próspero. Aún entonces, tendremos que seguir aplicando el principio de laboriosidad y economía. Pero, es en las próximas décadas, en el período de los primeros planes quinquenales, cuando debemos promover particularmente la laboriosidad y la economía, dedicar una atención especial al régimen de economías". (El Auge Socialista en el Campo Chino, 1955).

El boom de la economía china tomó desprevenido al país en algunos aspectos. La demostración fue la dificultad para prevenir y superar la epidemia del Sars.

La participación de China en las exportaciones mundiales pasó del 2% en 1985, al 7% en el año 2002. La participación de productos de alta tecnología sobre el conjunto de exportaciones de manufacturas pasó del 3% en 1985 al 22% en el año 2001. En 1985 las exportaciones de productos primarios y manufacturados basados en el uso intensivo de recursos naturales representaban el 49% del total de ventas externas, cayendo al 12% en el año 2001.

El primer ministro, Wen Jiabao, señaló días atrás que la economía china demostró más dinamismo en 2003, pero algunos problemas arraigados en la estructura económica siguen sin resolverse. A la vez aparecen problemas como el exceso de inversión, la reducción del rendimiento de las cosechas de cereales y una tendencia inflacionaria.
En el informe ante la sesión anual de la X Asamblea Popular Nacional, Wen Jiabao prometió un crecimiento del 7% del PIB en 2004, menor al de 2003, apuntando a un crecimiento estable en los próximos años porque China quiere llegar al año 2020 con varios de sus objetivos cumplidos.

La industria alimentaria ha verificado notables tasas de crecimiento durante los ‘90 con tasas estimadas entre el 10% a 12% anual. De acuerdo a datos de USA (año 2000), la producción de la industria alimentaria china alcanzó los US$ 103.000 millones procesando materias primas (54%) y bebidas (24%).

La base de la producción alimentaria está en la provincia de Guangdong. Hay nuevos desarrollos productivos en provincias costeras como Shangdong, Shengyang y Jiangsu.

Durante los ‘90, la expansión de las operaciones de firmas japonesas en la producción de "alimentos orgánicos", ha sido un fenómeno destacado en el patrón de desarrollo de la industria alimentaria china.

El gobierno de Pekín desea continuar con los incentivos a la demanda
interna, una política tributaria activa y una política monetaria prudente, aunque el boom económico provoca reacciones no previstas. Por ejemplo, preocupa el arribo de empresas monopólicas transnacionales, para lo que no existe una legislación actualizada que regule el mercado ni los canales de venta, ni la opinión pública, ni las adquisiciones gubernamentales.
Recién ahora, Pekín comenzó a preocuparse por los monopolios y aceleró los trámites para instrumentar la Ley Antimonopolio, que regulará las actividades.

En tanto, como consecuencia de las grandes inversiones y de la industrialización (el denominador común es el elevado índice de consumo de energía y su desigual distribución), amenaza al país la escasez de energía eléctrica.

La brecha entre oferta y demanda de electricidad superará los 30 millones de kilovatios, un incremento del déficit del 17% con respecto al mismo período de 2003.

Los sectores más criticados son los de maquinaria, automoción, siderurgia y manufacturas, industrias de alto consumo de energía, y que fuerzan una acelerada urbanización.

Según Wang Hun, subdirector del departamento de Energía de la Comisión Nacional de Reforma y Desarrollo, la demanda no se cubrirá con un aumento de la producción, sino que hay que reducir el consumo en 10.000 megavatios.

Según la Agencia Internacional de Energía, China invertirá US$ 2.000 millones en los próximos 30 años en la reforma de la industria del carbón, que cubre el 70% de las necesidades energéticas nacionales, y la construcción de nuevas plantas hidroeléctricas y nucleares.

China, importador neto de energía desde 1993, comenzó el mes pasado las obras de construcción de sus reservas de petróleo, que le proporcionarán una autonomía de 90 días hacia el año 2015.

Hay dos sectores que miran a China:

• el agro (Brasil resolvió un conflicto después que las autoridades chinas acusaron a la soja brasileña de contaminación por un fungicida conocido como carboxin); y

• la industria siderúrgica, con compañías de todo el mundo ingresando al mercado asiático.

La alemana Tyssen Krupp, Nº 2 de Europa, y el Grupo de Empresas Siderúrgicas Anshan, de China, Nº 2 de su país, invirtieron US$ 180 millones para producir 400.000 toneladas anuales de chapas galvanizadas con zinc al caliente.

En tanto, Arcelor, la siderúrgica Nº 1 del mundo; Nippon Steel, la Nº 2; y el Grupo de la Industria Siderúrgica Baoshan de China, aportarán capital en conjunto para producir en Shanghai chapas en frío para la fabricación de automóviles de altas categorías.

Esto quiere decir que todavía no culminó el proceso de industrialización en China.

En el agro, los cambios institucionales referidos a la administración privada de la tierra por parte de los campesinos, constituirían la base sobre la cual producir una tercera revolución agrícola en poco tiempo. Políticamente difícil de implementar, las preferencias indican opciones que favorecen un sistema que garantiza la inviolabilidad de los derechos campesinos sobre la tierra mediante la cesión a perpetuidad y laxas reglas de transferencia.

Algunos economistas consideran que detrás de los numeros de la economía en 2003, con una inversión en activos fijos que aumentó el 27% y un crecimiento explosivo del 43% en el 1er. trimestre de 2004, habrá un sobrecalentamiento económico de China, y un enfriamiento. "Si el aterrizaje es abrupto, la desaceleración del crecimiento podría tener efectos negativos importantes en otras economías asiáticas y, por extensión, en la economía mundial", explicó Pablo Bustelo, investigador principal para la región Asia-Pacífico del Real Instituto Elcano, España, en base a un análisis de Morgan Stanley.

La elevada tasa de crecimiento interanual del PIB en el 1er. trimestre de 2004, y los datos de 2003, indican que los esfuerzos de las autoridades para enfriar la economía no son exitosos.

China vive en una burbuja inversora, que provocó un importante crecimiento del PIB, pero"la burbuja podría estallar".

A diferencia de 1994, el sobrecalentamiento no se manifiesta en el aumento de la inflación, sino en un aumento de los préstamos bancarios a sectores incobrables, y un empeoramiento de la balanza comercial y de la cuenta corriente de la balanza de pagos.

Hay tres posibles motivos de ‘crac’ de la ‘burbuja’:

1. Fuerte caída del ingreso de capital extranjero cuando los inversores asuman el deterioro de la cuenta corriente y de la improbable apreciación del yuan;

2. Escasez generalizada de energía eléctrica.

3. Caída importante del precio del m2, provocada por la menor demanda de los especuladores inmobiliarios.

Las autoridades chinas no hablaron de esto con Kirchner. Ellas confían en la adopción de medidas graduales, aunque muchos opinan que China terminará en un ajuste importante vía un aumento de las tasas de interés. En ese contexto se habla de una macroeconomía al freezer.

Una eventual desaceleración afectará a Japón, porque China es un factor importante de la recuperación de ese país. Obvio que también a una Argentina que confía en seguir vendiéndole alimentos a China. Como siempre, en comercio internacional lo mejor es diversificar. Pero, ¿cuándo tuvo la Argentina una estrategia de comercio exterior? Jamás.

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