Importante señal de Tabaré a los mercados: Astori a Economía

Una señal muy fuerte a la comunidad financiera internacional y a los mercados dio Tabaré Vázquez, presidente eventual de Uruguay si gana la izquierda: Danilo Astori será en ese caso su ministro de Economía. Se aleja del modelo Néstor Kirchner y se acerca al de Ricardo Lagos y Luiz Inácio Lula da Silva. Evidentemente, la locura argentina no es contagiosa.

De acuerdo al diario La República, de Montevideo, Uruguay, de excelentes vínculos con el Frente Amplio, la excelente relación que Tabaré Vázquez y Danilo Astori mostraron desde el comienzo de la gira por Europa y USA se habría confirmado cuando diversos trascendidos anunciaron que el líder de Asamblea Uruguay sería el ministro de Economía en un posible gobierno del EP-FA/Nueva Mayoría.

El despacho, firmado por Raúl Legnani, afirma que fueron "fuentes de Washington", después "participantes de una cena", según la agencia francesa de noticias AFP, para más tarde adjudicar la especie a "fuentes cercanas al líder de la coalición de izquierdas".

Según el diario La República, que no pudo contactarse con Vázquez en Washington DC, el anuncio habría sido parte de un comentario que realizó durante una charla informal en una cena que mantuvo el lunes en la noche con el presidente del BID, Enrique Iglesias; el representante financiero del gobierno uruguayo, el economista Carlos Sténeri; y el embajador de nuestro país, licenciado Hugo Fernández Faingold.

Por su parte AFP asegura que "en una cena celebrada el lunes de noche en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Vázquez dijo que de ganar las elecciones, Astori, conductor de Asamblea Uruguay, el sector más moderado de su partido, será su ministro de Economía.

Vázquez también ofreció al presidente del BID, el uruguayo Enrique Iglesias, un lugar en su gabinete, pero éste declinó el ofrecimiento, añadieron las fuentes. El presidenciable hizo hincapié en el mensaje de tranquilidad que desea otorgar a los mercados".

"No tenemos esa información, pero no es descartable esa posibilidad, pero hay que esperar y ver si Astori aceptó", dijo uno de los colaboradores de Astori consultados, quien reconoció que su líder siempre había señalado que prefería permanecer en el Parlamento, en caso de ganar el gobierno, debido a que esperaba fuertes debates con Julio María Sanguinetti y Luis Alberto Lacalle.

Con esta designación Vázquez estaría dando un paso decisivo en la conformación de su futuro gabinete, que será anunciado antes de noviembre en caso de ganar las elecciones nacionales de octubre.

Es de recordar que en la cena que Tabaré Vázquez compartió con 12 periodistas en Madrid, el pasado 4 de julio, dijo que no manejaba nombres para el gabinete, pero en una de sus intervenciones habló de la necesidad de tener un vocero. Es esa oportunidad este periodista le preguntó si podía ser Astori, en tanto había sido el dirigente del Frente Amplio que más había señalado, críticamente, que el EP-FA/Nueva Mayoría tenía problemas de comunicación. Vázquez, ante esta interrogante, se escapó por la tangente.

Vázquez tendrá a su lado a un hombre muy sólido en materia de conocimiento de la económica y con una extrema capacidad de comunicación. Pero su nombramiento puede levantar críticas en su propia fuerza política, debido a que Astori ha estado en posiciones minoritarias, como cuando se opuso a la campaña por la derogación de la ley de privatización de Ancap.

Ayer mismo el senador Reinaldo Gargano reaccionó con firmeza cuando leyó en la prensa que Tabaré Vázquez y Danilo Astori admitieron en USA que el canje de la deuda realizado por la administración del presidente Jorge Batlle fue beneficioso para el país.

"Lo que yo escuché hasta este momento son las declaraciones del senador Astori. No son nuevas las opiniones del senador Astori, ya las ha manifestado acá en Uruguay, en cuanto a que, a juicio de él, el canje fue una operación exitosa. Otros tenemos una opinión distinta, en tanto ese canje postergó el pago de la deuda a un costo muy elevado, incrementando en miles de millones de dólares los intereses que tiene que pagar el país", dijo Gargano a un medio radial.

Según información internacional, en las reuniones con empresarios, banqueros y funcionarios de los organismos internacionales, "planteamos nuestro trabajo en cuanto a darle seguridad, tranquilidad a los inversores, a los empresarios y a los actores políticos en un año muy particular del Uruguay, donde el país, además de las elecciones, necesita transitar esta etapa con tranquilidad", dijo el candidato a la Presidencia de la República. Vázquez, que también se reunió el lunes con funcionarios de la Cámara de Comercio de Estados Unidos, manifestó que "evidentemente quienes integran esta Cámara defienden la concepción unipolar y (...) el establecimiento de reglas de libre comercio bilaterales". Pero "nosotros expusimos una concepción de ordenamiento internacional distinto", acotó.

"Nosotros apostamos a un mundo multipolar y (...) para nosotros el fortalecimiento del Mercosur y de la unión e integración de los países de América del Sur es de capital importancia como primer paso antes de llegar a una apertura y una profundización del relacionamiento comercial con los Estados Unidos", sostuvo Vázquez. Ayer martes, se reunió con directivos de la empresa Microsoft y con el vicepresidente del BM para América Latina y el Caribe, David de Ferranti. También tenía previstos encuentros con el jefe de la diplomacia estadounidense para América Latina, Roger Noriega, con el coordinador de operaciones antiterroristas del Departamento de Estado, Cofer Black, y con el número tres del FMI, el mexicano Agustín Carstens, antes de hoy tomar el avión hacia Montevideo, donde llegará mañana sobre el mediodía.

En esta gira también se conoció que el ingeniero químico Jorge Brovetto sería el próximo presidente del Frente Amplio, si Vázquez accede al gobierno, mientras que se da por descartado que el doctor Gonzalo Fernández sería el secretario de la Presidencia de la República.

Con este movimiento de piezas, de confirmarse, Vázquez ya tendría pronto un equipo titular para presentar en el cuadrilátero: Vázquez, presidente; Rodolfo Nin Novoa, vicepresidente y articulador en el Parlamento; Gonzalo Fernández, como su mano derecha en la Presidencia y Jorge Brovetto en la presidencia del Frente Amplio. En la tribuna, pero siendo decisivo en el transcurso del partido, Enrique Iglesias negociando con "los jueces" de los organismos internacionales.

# Una opinión de Astori

A continuación, reproducimos una propuesta de Astori de octubre del año 2003:

Luego de varios años de caída de nuestra economía, observamos hoy algunos indicios de recuperación de la misma. No podemos descansarnos en ellos. Los saludamos, por supuesto, y los festejamos, como gente que quiere a este país, y que por lo tanto desea que tengamos un futuro positivo.

Con crecimiento sostenido. Pero el crecimiento no cae del cielo, no es espontáneo. Para tener un crecimiento sostenido, importante, duradero, como el que necesitamos en el Uruguay, de modo de cumplir con todos los compromisos que hemos asumido, pero además para empezar a permitir que la gente de este país viva mejor, tenga trabajo, tenga mejor acceso a la salud, a la educación, a la vivienda, a la realización humana en su conjunto, para retener a nuestros jóvenes, para terminar con el doloroso proceso de emigración, necesitamos una política activa.

Esa política tiene que perseguir el objetivo prioritario del desarrollo y el crecimiento, y poner a su servicio una gama, un arsenal de instrumentos y de herramientas coherentes con el objetivo que se persigue. Los indicios positivos sirven para invertir tendencias, para comenzar a explicar un proceso de crecimiento - después de cuatro años y medio que el país no ha crecido - pero no conducen al Uruguay a mantener un ritmo constante y duradero de crecimiento. Para ese crecimiento importante y duradero se necesitan políticas que lo persigan deliberadamente.

El problema de Uruguay es que practicar hoy políticas activas de impulso, de promoción del crecimiento, encuentra una enorme dificultad en la escasez de recursos que caracteriza al país. Por eso también, muchas veces hemos dicho que Uruguay es un país con escaso, y por momentos nulo, margen de maniobra. Entonces, la gran pregunta es: ¿cómo impulsar el crecimiento productivo relevante que necesita el Uruguay, con políticas activas, ante la manifiesta escasez de recursos que tenemos?

Para ello tenemos que recordar, en primer lugar, que haber realizado el canje de deuda - despejando la angustia de corto plazo - nos permite hoy, por lo menos tener otro destino, aunque sea para una proporción muy pequeña, de los escasos recursos que tiene el país. Al menos hay tres posibles orientaciones, que nosotros quisiéramos comentar con los lectores de Corra la Voz, y que a nuestro juicio deberían integrar - aún en época de muy poco margen de maniobra - políticas activas de crecimiento:

1. la inversión pública;

2. una reducción de la presión fiscal sobre la producción;

3. una disminución de los costos financieros del crédito de apoyo a esa reactivación productiva. Léase: menores tasas de interés.

El primer tema es la inversión pública. Uruguay necesita hacer inversión pública, y esto tiene un doble significado. No sólo porque la inversión importante genera mayor actividad económica, sino por el impacto que esa misma inversión puede tener, por ejemplo, sobre el sector privado.

Y yo voy a elegir un ejemplo central, que precisamente ilustra esta doble condición de la inversión pública que hay que seleccionar en estos tiempos para realizar. Me voy a referir a una inversión en infraestructura, y concretamente a una inversión en fuentes de energía que - vuelvo a repetir - el sólo hecho de ser realizada, ya genera mayor actividad económica, mayor demanda, mayor nivel de dinámica comercial, y naturalmente mayor recaudación.

La inversión en fuentes de energía, además de representar este impacto positivo sobre el nivel de actividad, genera una disminución de costos por concepto de energía en la actividad privada, y por lo tanto un impacto positivo sobre las posibilidades de competencia de esa producción.

Uruguay tiene que encarar, porque ya ha llegado el gas natural al país, la construcción de una central de generación de energía eléctrica, llamada de ciclo combinado. Llamada así, porque pude funcionar tanto con combustibles líquidos - como el fuel oil por ejemplo - como con el gas natural.

Y lo que es más importante: permite abaratar sustancialmente los costos de funcionamiento de esa generación, reduciendo por lo tanto los costos por concepto de energía a nivel residencial y también - y esto es muy importante - en el ámbito de la producción concebida en su conjunto. Entonces, una medida fundamental de reactivación y de crecimiento, es seleccionar este tipo de inversión en infraestructura.

La segunda medida de política que propongo es la de invertir una conducta fiscal que se vino siguiendo en los últimos años, con un resultado -a mi juicio- muy negativo. ¿Qué se hizo -y sobre todo cuando se agudizó la crisis- en materia de ingresos tributarios en el país? Se aumentaron los impuestos.

En el doble sentido que tiene esta expresión; no sólo se incrementó la tasa de los impuestos existentes -el ejemplo típico del impuesto a los sueldos me exime de mayores comentarios - sino que además se establecieron nuevos impuestos. ¿Cuál fue el resultado de esa política tributaria?

El resultado fue una caída de la recaudación, demostrando que cuando un país atraviesa los momentos difíciles por los que atravesó el Uruguay, aumentar impuestos -sea por aumento de tasas, sea por incorporación de nuevos tributos- no conduce necesariamente a un aumento de la recaudación.

Más bien, puede conducir -como efectivamente ocurrió en el Uruguay- a una caída de la misma, sencillamente, porque el paìs está exhibiendo una presión fiscal insostenible sobre productores, sobre consumidores, sobre familias.

¿Qué quiere decir ahora invertir los términos de esta política fiscal?

Quiere decir precisamente, apostar a la reducción de la presión fiscal, a una reducción que naturalmente tendrá que ser muy cautelosa, muy cuidadosa, porque como tantas veces hemos dicho y seguiremos diciendo en estos días, Uruguay no puede darse el lujo de dilapidar recursos, porque no los tiene. Entonces, tendrá que operar con mucho cuidado, con mucha cautela.

Y cuando decimos presión fiscal, no sólo estamos pensando en los impuestos propiamente dichos, también estamos pensando en elementos que operan como si fueran impuestos. Por ejemplo las tarifas. Las tarifas de servicios públicos que afectan, no sólo a los consumidores de esos servicios, sino fundamentalmente a la producción.

La pregunta es: ¿por qué no apostar a incrementar la recaudación, no por la vía del aumento de impuestos, sino por la vía de la reducción de los impuestos?. Y esto no es una contradicción, porque si realmente, a través de una reducción de la presión fiscal, logramos encontrar respuestas positivas en la producción, seguramente se va a elevar el nivel de actividad, y con esta elevación del nivel de actividad, vamos a recaudar más, sin aumentar impuestos.

Esta es nuestra propuesta. Nosotros creemos que el país está en este momento, no sólo en condiciones, sino en necesidad de realizar esta apuesta fundamental, para estimular esa gran finalidad que hoy a todas luces es la prioritaria, y que se refiere al crecimiento y a la reactivación.

El tercer instrumento imprescindible refiere a una reducción de los costos del dinero, de los costos del financiamiento. Para empezar, estamos hablando de crédito y de tasas de interés. Para seguir, no hay reactivación sin crédito.

Vamos a convencernos de una vez por todas de esta afirmación. Y hoy más que nunca no hay reactivación sin crédito, porque venimos de una situación de endeudamiento que afecta a todos los sectores de la producción, y naturalmente también a las familias, y no se puede -en estas circunstancias- pensar que la producción uruguaya, que es la que tenemos que empujar para que crezca, dispone del capital propio necesario para aumentar la inversión, el empleo, y fundamentar el crecimiento que estamos buscando. crédito.

No podemos apostar a un crédito con el costo que tiene hoy el Uruguay, un costo absolutamente insoportable. Las tasas de interés que hoy se cobran en el país en cualquier moneda, en moneda nacional, en moneda extranjera -ojalá tengamos, dicho sea de paso, crecientes negocios de crédito en moneda nacional, porque hay que empezar a distanciarse de la dolarización tan negativa que tuvo el país en los últimos tiempos- esas tasas de interés, repito, tanto en moneda nacional como en moneda extranjera, son incompatibles con una rentabilidad digna, razonable, por supuesto moderada, de cualquier sector de la producción.

No hay sector que pueda proponerse una inversión, y naturalmente el desarrollo y el crecimiento, con ese costo del dinero. Éste es también un instrumento fundamental de reactivación, que está absolutamente atado a las posibilidades de recuperación de confianza en el sistema financiero y bancario. Por lo tanto, todos los actos, las acciones, las decisiones, que se puedan tomar para consolidar la estabilidad del sistema bancario y la recuperación de esa confianza, son absolutamente fundamentales para que las tasas de interés se vayan reduciendo significativamente en el país.

Naturalmente, el gobierno tendrá que seguir de cerca el comportamiento de las tasas de interés y actuar exigiendo resultados al sistema financiero, en caso de que esa evolución sea incompatible con la reactivación. Esto está en línea con la necesidad de acentuar, apoyar, la consolidación del comportamiento y la conducta del sistema bancario, luego del importante impacto que sufrió con la explosión del año pasado. Por eso, en particular, son muy negativas todas las iniciativas de refinanciación de deudas al barrer o de suspensión de ejecuciones por la vía de la ley, sin distinguir caso a caso.

Porque eso se convierte en una contradicción a la recuperación de confianza, y por lo tanto en un encarecimiento del crédito, en una escasez del crédito, absolutamente incompatibles con la reactivación que se busca.

En conclusión, junto a la necesidad de inversión pública selectiva, junto a la reducción de la presión fiscal, una política activa de reactivación económica necesita una reducción sustancial del costo del dinero.

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