Adolfo R. Saá y la prensa del establishment

A continuación U24 le acerca una carta enviada a nuestra redacción por el diputado nacional Adolfo Rodríguez Saá.

"De mi mayor consideración:

Tengo el agrado de dirigirme a Ud. para hacerle llegar, la noticia, publicada en el diario Págin/12 el día 8 de Julio pasado, respecto de un documento del Fondo Monetario Internacional, llamado Lecciones de la crisis argentina, confeccionado por sus expertos en octubre del 2003, donde dice claramente que el default argentino - como insisten en llamarlo en la prensa - estuvo bien hecho, ya que era una medida necesaria y lamentando que no se hubiera hecho antes.

Se refieren a la decisión que tomara como Presidente de la Nación Argentina de suspender el pago de la deuda externa.

Dije textualmente ante la Asamblea Legislativa: ... No podemos obviar con toda crudeza que algunos dicen que la llamada deuda externa, al menos parcialmente, es el más grande negociado económico que haya vivido la historia argentina. Este concepto se agrava porque su tratamiento siempre se ha realizado en escenarios reducidos, en oficinas a puertas cerradas, con decisores desconocidos y a espaldas del interés general.

Y lo que es más grave, se ha priorizado el pago de la llamada deuda externa frente a la deuda que este país tiene para con sus propios compatriotas.

Quiero ser muy claro: la deuda externa se ha venido pagando sin cumplirse con el requisito constitucional que dice que es atributo del Congreso arreglar el pago de la deuda exterior e interior de la Nación.

Vamos a tomar el toro por las astas. Vamos a hablar de la deuda externa.

En primer lugar anuncio que el Estado argentino suspenderá el pago de la deuda externa.

Esto no significa el repudio de la deuda externa. Esto no significa una actitud fundamentalista. Muy por el contrario, se trata del primer acto de gobierno que tiene carácter racional para darle al tema de la deuda externa argentina el tratamiento correcto.

La prensa del establishment, que se ha dedicado todos estos años a ridiculizar esta decisión y a burlarse también de la adhesión que tuvo en el Parlamento nacional, que, con un sentimiento patriótico incontenible la aplaudieron y ovacionaron sintiendo que se ponía un limite racional e institucional al tema de la deuda externa, es la misma que ocultó el documento del FMI durante casi un año.

Los únicos que se opusieron, se burlaron y desprestigiaron la decisión de suspender el pago de la deuda externa fueron los que endeudaron al país y los socios locales de la usura.

Perón nos decía que la principal virtud para un peronista es la paciencia.

Debemos seguir trabajando en defensa de los intereses del pueblo argentino.

Sin bajar los brazos y a pesar de lo que digan unos pocos.

Para esto cuenten conmigo.

Quiero agradecer, muy especialmente, que haya tenido la deferencia de leer esta nota.

Muchas gracias

Dr. Adolfo Rodríguez Saá
Diputado de la Nación".

A continuación se adjunta el artículo publicado por Página/12 el pasado 8 de Julio.

"DOCUMENTO EXCLUSIVO DEL FONDO
MONETARIO: AUTOCRITICA, EXCUSAS Y SORPRESAS VARIAS"

Lecciones de la crisis argentina en versión FMI

Por primera vez, un documento del Fondo revela la discusión interna que generó el fracaso argentino. Dice que se debió salir de la convertibilidad muchos años antes: entre 1992 y 1997. Defiende el default y lamenta que no haya sido anunciado antes. Reconoce que Argentina era "la estrella" del organismo y que su caída fue un hecho "perturbador". A futuro, ratifica la política de mano dura.

Para los economistas del FMI, Argentina debió haber abandonado la convertibilidad entre 5 y 8 años antes: o bien entre 1992/94 o durante el período 1996/97. Los mismos expertos reconocen, además, que en el 2001 el default era la única alternativa viable y se lamentan de que no haya sido anunciado antes. Ahora que la crisis –aunque no sus consecuencias– parece haber quedado atrás, el Fondo Monetario cree que es momento de revelaciones. Acaba de publicarse en Washington un documento titulado "Las lecciones de la crisis argentina", que desnuda, por primera vez, la interesante discusión abierta en el seno del Directorio sobre la mancha indeleble que significó el caso argentino. "La severidad de la crisis, el hecho de que ocurriera en un país que fue mostrado como el modelo para el mundo y que mantuvo casi ininterrumpidamente programas con el FMI desde principios de los ’90 ha sido especialmente perturbador para el Fondo", confiesa un informe plagado de contradicciones, excusas y autojustificaciones, aunque también se puede encontrar en él la admisión de groseros errores. La "autocrítica" fondomonetarista no le servirá de mucho al gobierno de Kirchner: una de las conclusiones principales es que, para evitar que se repita la debacle argentina, la fórmula debe ser mayor rigor en la política de mano dura con los países que reciban la asistencia del organismo.
Los puntos sobresalientes de las "Lecciones...", debatidos en el Directorio, son los siguientes:
- Estrella fugaz: "Un hecho sorprendente es que la crisis argentina involucró vulnerabilidades que ya estaban presentes o incluso fueron generadas durante los años de boom en los ’90, cuando el país era considerado por su comportamiento como una estrella (sic)" por el organismo.
- Optimismo neoliberal: "El Directorio destacó que las proyecciones de crecimiento para Argentina durante los ’90, por parte de las autoridades, el Fondo y los agentes del mercado, fueron demasiado optimistas... Estos pronósticos reflejaban una lectura demasiado esperanzada sobre el impacto de las reformas estructurales (privatizaciones, apertura comercial, desregulación financiera) adoptadas a principios de la década así como también de las reformas a implementar en el futuro".
- ¿Nadie avisó?: Para el staff de economistas del Fondo, uno de los enigmas del derrumbe argentino es que las sirenas de alarma no sonaron hasta que fue demasiado tarde. "El hecho de que la mayoría de los indicadores que podían mostrar dificultades no lucieron alarmantes hasta que la situación se deterioró hasta el punto en que no había una buena salida posible resulta desconcertante", aseguran. "Es sorprendente que, cuando la deuda argentina empezó a ingresar en un sendero sin retorno, su nivel, en relación al tamaño de la economía (en términos del PBI), estaba en un rango que anteriormente no era visto como alarmante", insisten en otro pasaje, como si en aquellos tiempos hubieran vivido encerrados en una laboratorio.
La mayoría de los economistas "heterodoxos", denostados por gurúes de la city y funcionarios de Washington, se cansaron de advertir desde los inicios de la convertibilidad sobre el atraso cambiario, que inflaba artificialmente el "tamaño de la economía" medido en dólares. Desde esta misma perspectiva, recomendaban algo que se enseña en los primeros años de la facultad: evaluar la capacidad de repago de la deuda argentina a través de indicadores tales como deuda/exportaciones, para poder comparar dos indicadores valuados en dólares "verdaderos". De ahí que estos economistas también pronosticaran hasta el hartazgo el futuro colapso de la convertibilidad, describiendo el sendero que habían recorrido todas las experiencias anteriores de convertibilidad en Argentina y el mundo. Parece un chiste, pero el staff de expertos del Fondo recién reparó en el error hace unos meses. "El Directorio destacó una serie de razones por las cuales los resultados fueron mucho peores a los esperados. En particular, el fracaso en determinar el ‘nivel de peligro’ de la deuda; al no tomar en cuenta el régimen de tipo de cambio; la relativamente pequeña participación de las exportaciones y su alta concentración;... la gran proporción de la deuda pública denominada en dólares..."
- Falacia I: "Una vez que la economía entró en recesión, las vulnerabilidades salieron a la superficie. Mientras la economía permaneció deprimida, la dinámica de la deuda se volvió explosiva... Las autoridades no pudieron implementar el gran ajuste fiscal que hubiera sido necesario para contrarrestar la dinámica negativa de la deuda". Contumaces, los economistas del Fondo defienden así las ideas de la líder, Anne Krueger, quien argumenta que, de haberse aplicado un ajuste mayor (en especial, en las provincias), se podría haber sorteado la crisis. Esa posición desconoce el círculo vicioso en que cayó la economía a partir del 2000, como consecuencia de los ajustes fiscales aplicados (recorte de salarios y jubilaciones, aumento de impuestos, poda en transferencias a provincias, etc.) en plena recesión. No era una cuestión de grado (mucho o poco ajuste), sino de una política equivocada. Al menos, en otro párrafo del documento, apelan al sentido común: "El ajuste fiscal necesario para estabilizar las parámetros de la deuda no era alcanzable en el corto plazo y eventualmente el superávit fiscal primario requerido era inviablemente grande...".
- Falacia II: "Las reformas en el mercado laboral implementadas durante la primera mitad de los ’90 no introdujeron suficiente flexibilidad para permitir a la economía ajustar ante los shocks", dice el documento. No es cierto: pocas veces se ha visto en la historia reciente del capitalismo una deflación de salarios y precios tan marcada como la que ocurrió en los últimos años de la convertibilidad.
- Defensa del default: Por primera vez, el Fondo admite públicamente que el default no fue una picardía de un gobierno (Rodríguez Saá), como lo pretenden mostrar consultores de la city rentados por acreedores, sino una política necesaria. "Hacia 2001, casi ninguna estrategia hubiera sido exitosa sin una reestructuración de la deuda que redujese el valor presente de la deuda pública de Argentina."
Más aún, para el FMI, la "reestructuración" (eufemismo para default) debió haberse anunciado antes: "Una vez que la reestructuración de la deuda se ha vuelto inevitable, medidas que la posterguen probablemente aumenten el costo de la crisis y compliquen su resolución". De otro modo: "Varios directores subrayaron que el costo de la crisis podría haber sido atenuado si Argentina hubiera encontrado una manera, con anterioridad, de reestructurar su deuda..."
- Franco y claro: "Los directores resaltaron la necesidad de un monitoreo más franco y claro y, en particular, apelan a una participación más activa por parte del Fondo en los casos en que la política cambiaria no sea consistente con el resto de las políticas".
- Confidencial: "... Es necesario explorar vías más confidenciales que permitan al Fondo discutir y comunicar a los gobiernos miembros las preocupaciones sobre la aparición de vulnerabilidades en los programas".
- Reputación: "El Directorio advierte sobre los riesgos para los recursos del Fondo y su reputación que trae aparejado apoyar políticas cuando se percibe como muy probable su fracaso... Ceder a las presiones y apoyar esas políticas puede devaluar las señales provistas por el Fondo".
- Chau optimismo: "Para resguardarse contra pronósticos optimistas en el futuro, los directores advirtieron que la experiencia de Argentina enseña que es necesario una evaluación más cuidadosa y crítica sobre el vínculo entre reformas estructurales y crecimiento".
- Paraguas: "Las decisiones del Fondo son siempre decisiones tomadas bajo incertidumbre y, por lo tanto, es muy probable que el Fondo continúe cometiendo en el futuro errores de juicio y tomando decisiones que se prueben ex post equivocadas".

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