Laura Ginsberg: el gobierno K, rehén de sí mismo

La revista "Veintitrés" publicó una entrevista a Laura Ginsberg, integrante de APEMIA (Agrupación por el Esclarecimiento de la Masacre Impune de la AMIA). Ginsberg quien perdió a su marido en el atentado del 18 de julio de 1994 a la sede de la AMIA nunca confió en el presidente Néstor Kirchner, ni siquiera antes del "papelón" del supuesto hallazgo de los cassettes que contenían escuchas muy importantes para esclarecer el caso. Ginsberg sostiene que Kirchner protege a sectores de la Side que participaron del encubrimiento.

A continuación reproducimos la nota publicada en la revista Veintitrés:

Néstor Kirchner no puede anunciar: "vamos a liberar a los policías bonaerenses", cosa que ocurrirá en pocos días más con el veredicto de un juicio fraudulento. Tampoco puede prometer "vamos a perseguir la conexión local del atentado", porque el Gobierno ya abandonó esa posibilidad de manera pública. Y ni siquiera promete "vamos a profundizar la investigación hasta sus últimas consecuencias", porque sabe que en manos del nuevo juez y de los nuevos fiscales lo que queda de la investigación son restos, que ellos mismos denominan "AMIA residual", dice Laura Ginsberg, integrante de APEMIA (Agrupación por el Esclarecimiento de la Masacre Impune de la AMIA), escindida de Memoria Activa, y viuda de José Enrique "Kuki" Ginsberg, una de las 85 víctimas fatales de la masacre del 18 de julio de 1994.

Siete años atrás, un discurso de Laura Ginsberg conmovió a la sociedad. En el acto central de repudio al atentado y en reclamo de justicia, denunció sin ambigüedades la complicidad del gobierno de Carlos Menem. El entonces ministro del Interior, Carlos Corach-de la comunidad judía-estaba en el palco, junto al titular de la DAIA, Rubén Beraja, ahora preso por quiebra fraudulenta del Banco Mayo, y en aquellos tiempos gran amigo del menemismo. Desde aquellas impactantes palabras de Ginsberg el recuerdo de las víctimas y la demanda de esclarecimiento se recuerdan en actos separados.

Ginsberg tiene hoy 46 años, es madre de dos hijos, bióloga del Departamento de Virología de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires. Como en tiempos menemistas, sus palabras son fuertes: "el Gobierno de Kirchner es una especie de rehén de las maniobras que él mismo alimenta". Y cree que detrás del papelón de los cassettes se quiere ocultar de los EE.UU. en materia terrorismo.

-El tema de los cassettes es un maniobra más que se suma a los anales de la vergüenza nacional que Kirchner dijo que venía a superar hace un año.

-¿Por qué lo considera una maniobra?

-En la Casa de Gobierno hubo una reunión con más de treinta personas y después se hizo- en la misma Casa Rosada-, una conferencia de prensa en la que participaron funcionarios del Gobierno que escucharon que el Presidente de la AMIA decía que se habían encontrado 45 cassettes, y ninguno reaccionó. Tardaron 24 horas en desmentirlo y de manera casi lateral. Por todo eso me parece que acá se está ocultando algo. Además de que siguen ocultando los cassettes como parte de toda la documentación que sigue cerrada, y que el Gobierno publicita que está abierta.

-¿Qué se pretende ocultar?

-Con todo este manoseo del tema de los cassettes, de lo que no se habla es del resultado de esa reunión que tuvo el Comité Judío Americano con el Gobierno de Kirchner. Lo que sabemos es esta delegación venía a ofrecer los servicios del Gobierno de Bush y de la Comisión Interamericana contra el Terrorismo para sellar los acuerdos para que la Argentina se alinee con Estados Unidos en la lucha contra el terrorismo internacional. Esto se produce en un contexto en el que el Gobierno ya hizo público que se terminó con el tema de la conexión local.

-Si los cassettes hubieran aparecido, ¿qué vuelco podrían haber originado?

-Los cassettes representan todo lo que ha permanecido guardado, cerrado y oculto durante todos estos años. Podemos hablar de la remoción de Palacios y podemos hablar de cómo el Gobierno de Kirchner ha reforzado los poderes de Jaime Stiusso, el tercer hombre más importante en los mandos de inteligencia de este país. Desde la jefatura de Contrainteligencia, Stiusso ha sido y es responsable de construir este encubrimiento y es el personaje que Gobierno de Kirchner defiende bajo el argumento de que es el que más conoce de la instrucción y de la investigación. Acá están pulseando diferentes sectores que tienen que ver con los servicios de inteligencia, con las fuerzas de seguridad, para ver quién se queda con el control de la situación. Todos los que han rozado esta investigación tienen –cómo mínimo- las manos manchadas.

-¿Por qué el Gobierno se está apoyando en el sector de Contrainteligencia de la Side, más concretamente, el Stiusso?

El Gobierno es una especie de rehén de las maniobras que él mismo alimenta.

(...)

-¿Por qué califica el atentado como un acto de "terrorismo de Estado"?

-Porque hubo una participación directa del Estado argentino, que sabía que el crimen se iba a cometer, puso todo a disposición: sus fuerzas de seguridad de inteligencia y trabajó durante diez años para el encubrimiento. Una de las conclusiones más audaces que se presentaron en el juicio es que la Side estaba siguiente la camioneta y que les escapó de las manos. También están involucradas las policías Bonaerense y Federal. ¿Y ahora quieren que confiemos en Carnicoba Corral?

-La responsabilidad que le reclama al Estado es por acción o por omisión. ¿La SIDE dejó hacer o hizo?-Hizo.

-Yo creo que aquí hubo una participación activa y donde demuestra de manera más contundente en la construcción del encubrimiento. Después siguieron las maniobras que hicieron los jueces del Tribunal Oral con Duhalde para acordar en qué condiciones iban a declarar los espías de la Side y proteger los secretos de Estado. Demoraron más de dos años declarar. Y lo hicieron durante el gobierno de Kirchner.

-A pesar de su escepticismo, usted aceptó el juicio o al menos no lo boicoteó...

-Esto fue parte de un debate. La conclusión -correcta, por otra parte-, fue que había que intervenir en el juicio porque, en definitiva, los únicos que habíamos actuado para impedir la liberación de Telleldín habíamos sido nosotros. Desde que mi abogado se integró al gobierno de Rodríguez Saá, yo no estoy representada por ninguna de las dos querellas que han actuado en el juicio hasta ahora. No hay muchas posibilidades: o se interviene sosteniéndolo porque uno tiene la ilusión de que allí se va a obtener algo, o se interviene denunciándolo. Me parece que ahí es donde se plasman las primeras diferencias: yo no intervine en el juicio con la estrategia de sostener la farsa del "juicio histórico", sino con la estrategia de continuar la denuncia en los mismos estrados, sin ninguna confianza en los jueces, para mostrar que esto es parte del armado del Estado.

(...)

-¿Cuál es su visión sobre la conexión internacional del atentado?

-Yo vinculo la conexión internacional a los socios que el Estado argentino consiguió a lo largo de estos diez años para preservarse de su propia responsabilidad criminal. Los intentos para ir detrás de Irán fracasaron y ahora como hay que seguir alimentando un nuevo capítulo a de un juicio fracasado, pretenden ir por Siria. ¿A dónde van por Siria? ¿A Damasco o al Balcarce 50 y a Kanoore Edul?

-¿No es muy dura con Kirchner?

-Noooo....Nosotros sacamos conclusiones de lo que ha sucedido. Durante estos 10 años, cada gobierno que pasó se diferenció del anterior en su forma de abordar el tema, pero todos mantuvieron bajo siete llave la verdad de la participación del Estado. Kirchner, que despertó muchas ilusiones lleva adelante su política de cierre con el acuerdo de todas la partes. Firmaron 9 decretos...¿Dónde están los archivos secretos que prometieron abrir? Todavía están custodiados por los mismos funcionarios de la Side inculpados por su ocultamiento.

-Así planteado, no hay salida...

-Desde el punto de vista jurídico, esto está totalmente agotado, cerrado.

-A lo largo de estos diez años, ¿cuántas veces pensó en bajar los brazos?

-Nunca tuve esa sensación de decir: "Bueno, pudieron conmigo". No es cierto que no haya más nada que hacer. Está todo por hacer, pero lo que se está por hacer no se hace de la mano del Estado, sino contra él mismo. Se hace en una lucha política que marca un rumbo distinto del que nos trajo hasta aquí.

-Más allá de los significó la pérdida de su marido, el atentado de la AMIA, ¿cómo le cambió la vida?

-Son diez años. Hay un antes y un después que está ahí, y va a estar siempre ahí.

Dejá tu comentario