Qué agenda debería abordar el sucesor de Juan Pablo II

POR MARIA JOSE BONACIFA La sucesión papal es un tema que preocupa al mundo católico, y a gran parte del no católico, hace tiempo. Muchas son las especulaciones de qué podrá esperarse del heredero de Juan Pablo II pero es muy difícil pronosticar quien será el elegido en la ‘fumata’. El ungido deberá enfrentar desafíos propios de la época que harán que sus días se distingan de los de otros pontífices en la historia de la Iglesia Católica Apostólica Romana.

El Colegio cardenalicio será el encargado de la misión más importante para la Iglesia Católica Apostólica Romana: la elección del sucesor de Juan Pablo II (Karol Wojtyla, el segundo hijo del matrimonio entre el suboficial del Ejército polaco, Karol Wojtyla, y Emilia Kaczorowska).

A sus 84 años, el Papa padece serias dificultades de salud de las que trata de sobreponerse pero, por momentos, se encuentra impedido de llegar al final de las homilías; tal como le sucedió en Lourdes, Francia.

El mencionado Colegio cardenalicio se encuentra integrado por 183 cardenales, con una creciente influencia de las congregaciones y de los jesuitas, pese al freno que les intentaron imponer los semilaicos del Opus Dei, durante los mejores días de Juan Pablo II, quien designó al Opus como su Prelatura personal, a la vez que disciplinaba a la Orden de Jesús.

Entre los jesuitas se encuentra Jorge Bergoglio, arzobispo de la Ciudad de Buenos Aires.

De todas maneras, hasta hoy, los diocesanos siguen siendo mayoría en el Colegio.
El Colegio se divide, ideológicamente, en dos grupos:

• Los más preocupados por los temas doctrinarios, y

• Los que están inmersos en la cuestión social.

En cada grupo existen conservadores y liberales.

No todos son electores. Según las normas fijadas por Pablo VI el máximo de cardenales electores es de 120 y tienen que tener menos de 80 años en el momento de entrar en cónclave. Los octogenarios tienen voz, pero no voto.

Según el vaticanólogo John Allen, corresponsal en el Estado Vaticano de la revista estadounidense National Catholic Reporter, se vive una nueva etapa, aunque descartó que el reemplazo de Juan Pablo II sea inminente.

Allen cree que "hay una gran probabilidad de que el próximo Papa sea del Tercer Mundo, porque muchos piensan que el conflicto actual es Norte-Sur y que un cardenal del Tercer Mundo sería la solución. Hay argumentos muy fuertes en favor de un latinoamericano porque no existen muchos candidatos africanos y asiáticos. Es probable que sea un activista político y social preocupado por la justicia social más que alguien concentrado en los debates doctrinales del Vaticano. Y también que sea un descentralizador.

Considera, además, que será "un conservador en asuntos como la homosexualidad, el control de la natalidad, el divorcio y el aborto. La pregunta es si permitirá más espacio al debate. Creo también que el Papa viajará menos y hará menos eventos masivos, porque hay algunos cardenales que creen que el Papa ha viajado y ha aparecido mucho en televisión, que eso lo ha alejado de la administración de la Iglesia y que el próximo Pontífice no debiera hacer lo mismo."

Entre los "papables", él incluye al cardenal Claudio Humes, de Sao Paulo; el cardenal Óscar Rodríguez Maradiaga, de Honduras; y el cardenal Jorge Bergoglio, de la Argentina.

Y lo fundamenta así: "Todos están en los 60, tienen un interés primario en la justicia social más que los debates eclesiásticos internos, son moderados, cautelosos, carismáticos".

Bergoglio también fue mencionado por el arzobispo canadiense Marc Ouellet porque elegir a un latinoamericano obedece a una razón numérica: uno de cada dos católicos residen en Latinoamérica y es un territorio "más joven. Hay vocaciones. Se tiene la fuerza de gente comprometida".

Sin embargo, lo importante será saber la agenda que viene. Entre los analistas, pocos coinciden con Dan Brown, autor del best seller "El Código Da Vinci", quien además de cuestionar la veracidad del Cristianismo, asegura que la misión del próximo Papa será la de disolver al Opus Dei, al que considera un grupo malvado.

Si bien gran parte de la opinión pública imagina para el próximo Papa una agenda en la que se aborde el fin del celibato, la homosexualidad y la incorporación de las mujeres a la vida sacerdotal; los vaticanólogos ven otra agenda para el elegido del Concilio en la capilla Sixtina.

No será fácil reemplazar al diplomático más grande que tuvo el Obispado de Roma, y quien lo suceda se decantará por una tarea más "de puertas adentro".

Según, R. Scott Appleby, en una nota publicada en el mensuario Foreign Policy; el próximo Pontífice debe tomar en cuenta tres asuntos: el rechazo a la globalización, estar preparado ante el crecimiento del mundo islámico, y tener en cuenta los avances de la ciencia.

Si bien en los medios, cuando se aborda el tema de la sucesión papal se habla de grandes cambios en el catolicismo, ninguno de los analistas cree que esto suceda ya que Juan Pablo II no transmitió sus opiniones personales sino la doctrina de la Iglesia Católica.
El primero de los problemas que preocupan a Appleby, autor del libro "Religión fuerte, el crecimiento del los fundamentalismos alrededor del mundo". (Chicago: University of Chicago Press, 2003); es el "creciente materialismo que nace desde la premisa que asegura que la experiencia humana puede ser entendida tan sólo desde el análisis empírico, social y científico."

Escribió: "El ser humano ha sido reducido a la calidad de objeto, y prueba de esto son las guerras, los genocidios, las cámaras de tortura y las inequidades sociales que muestra el siglo XX."

Una virtud de Juan Pablo II es su calidad de misionero, y es cierto que para mantener viva la Fe católica es necesaria una evangelización "de puerta en puerta".

El materialismo es el signo de los tiempos, así como la censura a la identidad religiosa, sea cual fuere.

El laicismo predominante es, entonces, una amenaza no sólo para el catolicismo, y bien vale la pena mencionar el caso de Francia, en donde las niñas musulmanas fueron impedidas de llevar el velo que les manda su religión.

A su vez, en regiones en las que predomina el Islam los perseguidos siempre son los grupos cristianos.

Appleby dice que el próximo Papa debe esmerarse en que los derechos básicos del hombre sean reconocidos, aún cuando los líderes mundiales no sean personas creyentes.

La contrarreforma de la Iglesia Católica fue para bloquear el avance del protestantismo. Hoy el crecimiento del Islam es un reto para el próximo Pontífice.

Y no una lucha entendida en los términos del presidente George W. Bush. Mientras Europa envejece, el Islam crece por sus altas tasas de natalidad. Por este motivo, Latinoamérica es la esperanza del catolicismo.

Se estima que para 2025, los cristianos serán 2.600 millones, concentrados en su mayoría en África, Asia, y Latinoamérica. Pero el Islam será igual o mayor.

El analista George Weigel, autor del libro Witness of Hope (una biografía de Juan Pablo II), afirma: "Europa se está encaminando hacia un desastre demográfico ya que la taza de nacimiento en toda la Europa occidental es casi nulo. Al mismo tiempo, la práctica del catolicismo en Europa occidental, ha alcanzado los niveles más bajos de su historia".
Por otro lado, es importante que el Islam y el catolicismo alcancen visiones compartidas sobre ciertos temas éticos que van desde la guerra al control de natalidad.

Otro de los retos que la Iglesia es la suma de avances de la ciencia y la bioética.
El último de los pronunciamientos, quizás el más importante, fue el de noviembre de 2002 cuando la Congregación Vaticana de la Doctrina de la Fe (la ex Santa Inquisición), que conduce el cardenal austríaco Joseph Ratzinger, publicó un documento titulado "Nota doctrinal sobre algunas cuestiones acerca de la participación de los Católicos en la vida política". Sostuvo que los católicos deben oponerse al aborto, la eutanasia y experimentos con embriones humanos.

Ratzinger es otro de los papables. Él fue el encargado de la elaboración del Nuevo Catecismo y es uno de los teóricos de la ortodoxia.

También es uno de los enemigos de la Teología de la Liberación, doctrina que imperó en Latinoamérica y que se define como "Una interpretación de la fe cristiana a través de la experiencia de los pobres". La Teología de la Liberación plantea una crítica a las instituciones que permiten injusticia y pobreza, bandera de los llamados sacerdotes "tercermundistas", doctrina apoyada por la encíclica de Pablo VI, Populorum Progressio, acerca de la responsabilidad de la Iglesia hacia los pobres.

La pobreza es otra cuestión no abordada por la Iglesia con suficiente fuerza. El uso de preservativos, por ejemplo, como paliativo a las familias numerosas y de bajos recursos o a la proliferación del sida en regiones en que se convierte en epidemia.

Respecto de la Iglesia Católica y la ciencia, es muy interesante algo que escribió Appleby: "(...) la Iglesia debe estar más preparada para influenciar en el campo de la bioética. La Iglesia debe estar al tanto de lo que pasa en la ciencia y la tecnología y ver en qué manera influencian la moral cristiana. La Iglesia no está bien posicionada respecto de estos temas, sobre todo lo que tiene que ver con la ingeniería genética".

Él recuerda que existen instituciones tales como la Academia Pontifícia de las Ciencias o el Centro Católico de Bioética de Boston, Massachussets, a las que debería dárseles renovados bríos.

El mensaje de Appleby enviado al Colegio cardenalicio, en el que detalla los requisitos necesarios para suceder a Juan Pablo II, puede ser una buena síntesis:

"El próximo Papa debe tener un intelecto formado no sólo en filosofía católica, sino en política moderna, economía, y ciencia.

Un profundo conocimiento y experiencia personal de los idiomas, culturas y leyes religiosas y las costumbres del mundo islámico; especialmente para absorber nuevos conocimientos sobre el mundo de la biotecnología.

Deben seleccionar un Papa que pueda preservar a la Iglesia Católica que resista la tentación de forjar alianzas con poderes seculares. Y deben seleccionar un Pontífice que reconozca las afinidades entre el Catolicismo y el Islam, buscando influir en la cultura y en la educación en el largo plazo más que tomar el poder directamente.

Algunos de ustedes tienen más de una de esas cualidades; encontrar la persona con una combinación de ellas en abundancia ciertamente requerirá la asistencia del Espíritu Santo.

Tienen ustedes mis mejores deseos, además de mis plegarias."

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