El misterioso millonario del Banco Central

Su salario es de cuatro dígitos pero su capacidad de ahorro sería de varios millones; en un solo banco de USA se le encontraron depósitos por US$ 1,5 millón, y el Comando K le ha solicitado a la Secretaría de Inteligencia que investigue. El caso plantea un tema muy grave en el Banco Central: la vieja sospecha de que Asuntos Judiciales se encuentra fuera del control del directorio, resultando una institución propia, no auditada pero con costos millonarios para la sociedad. Cuando se habla de reforma del mercado financiero o del sistema bancario o de la Carta Orgánica del Banco Central nunca se avanza sobre uno de los temas más delicados que tiene el mercado.

Alos 51 años, Marcos Eduardo Moiseeff no tiene los problemas de la mayoría de los empleados del Banco Central de la República Argentina, quienes reclaman aumento de salarios en protestas ruidosas que provocan desazón en Alfonso de Prat Gay, quien nunca imaginó que la presidencia del BCRA podía involucrarlo en semejantes conflictos. (Aunque ninguna protesta podrá quitarle a Alfonso su deseo de ampliar su mandato en el edificio de Reconquista 266).

Discreto, agazapado, desconfiado, Moiseeff, Gerente de Asuntos Judiciales del Banco Central, acumula en el exterior, donde no se escuchan las monsergas de La Bancaria, una fortuna propia que algunos imaginan ‘muy importante’ (¿qué es ‘importante’? "Ocho dígitos" es la hipótesis de los espías convocados por el ‘kirchnerismo’). Lo cierto es que a abril de 2003, en USA había tres cuentas bancarias a nombre de un tal Marcos Eduardo Moiseeff, de acuerdo a la información que acumuló la Secretaría de Inteligencia de Estado, a solicitud del Comando K.

Dos cuentas se encuentran en BankBoston Internacional y otra en BankBoston USA, con los siguientes saldos a esa fecha (¿qué habrá investigado Prat Gay a esa fecha?):

• US$ 515.839,

• US$ 855.441,

• US$ 16.460.

La suma de los tres saldos es: US$ 1.387.740, una capacidad de ahorro imposible, considerando que la remuneración de Moiseeff en el Banco Central es de cuatro dígitos y en pesos.

Sus dos cajas de ahorro en pesos en el BankBoston local y la cuenta en Banca Nazionale del Lavoro sí reflejaban la austeridad que el abogado intenta exudar, a través de otros símbolos: el departamento C en el inmueble de Callao al 2000, el viejo Renault 9 GTL y un más moderno Megane RN.

La foja de servicios del abogado explica que, antes de desempeñarse en la autoridad monetaria, donde ingresó en 1994, trabajó para la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Banco de la Ciudad) y para la Provincia de Buenos Aires (Banco Bapro). Siempre en el sector público, nunca en la banca privada.

Otros ingresos posibles fueron como docente, nada ‘importante’ en términos de dinero: profesor de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, de la Universidad Argentina John F. Kennedy, de la Fundación Universidad de Palermo y de la Asociación Civil Universidad del Salvador.

También es coautor, con Jorge Viviani, de un tratado sobre la Ley de Entidades Financieras, texto siempre ponderado por los integrantes del estudio jurídico Cadenas Madariaga, entre quienes Moiseeff mantiene una excelente opinión.

Una posibilidad para explicar el dinero en USA sería que Moiseeff hubiese heredado el dinero, pero en ese caso ya se habría enterado la Administración Federal de Ingresos Públicos ya que hay que tributar el impuesto a la herencia y otros gravámenes.

Sus allegados no dudan de la honorabilidad de Moiseeff y afirman que los ingresos bajo la lupa pudieron originarse en honorarios regulados por algún magistrado en ciertas causas en las que intervino el abogado representando al Banco Central. No sería la primera vez que un magistrado ordena el pago de costas a un abogado aún cuando éste represente al Estado Nacional. Sin embargo, de resultar esto veraz lleva el tema a lo que hoy resulta muy importante en el sistema bancario privado y en el Banco Central: la ‘línea’ del Departamento de Asuntos Judiciales escapó de control.

Se le llama ‘línea’ a los tecnócratas, los hombres de carrera que sobreviven a las coyunturas políticas. Por alguna razón, los directores del Banco Central son buscados entre economistas antes que entre abogados, cuando tienen algún antecedente universitario que valga la pena mencionar. Luego, no funciona algún mecanismo de evaluación periódica, algo así como un área de Asuntos Internos. Con el paso del tiempo, y considerando que las autoridades políticas periódicamente se marchan, y llegan otros que desconocen los temas, el área de Legales del Banco Central fue alcanzando una autonomía absoluta.

Inflation Targeting. Un ex presidente del Banco Central explicó qué ocurre: "A Prat Gay le ocurre algo similar a lo que me sucedió a mi: demasiado tiempo en la teoría monetaria. Si yo volviese al Banco Central cambiaría el patrón de conducta. Alfonso le da demasiada importancia al ‘inflation targeting’, mientras hay gente que se está llevando hasta la ‘boisserie’ del 1er. y 2do. piso... ".

En verdad, todo el sistema bancario opina que a Prat Gay, más allá de que le concedan una ampliación de mandato, se la ha escapado el Banco Central de las manos. Mejor dicho: nunca lo ha controlado realmente.

Por un lado, se encuentra la porción considerable de decisiones que pertenecen al superintendente de Entidades Financiarias y Cambiarias, Jorge Alberto Levy.

"Jamás permitiría un directorio del Banco Central cuyos integrantes no publican sus fotografías en la página web. Vaya a intentarlo en el Board of Governors of the Federal Reserve System, y verá qué le ocurre", dijo el ex presidente del BCRA dando pruebas de cómo Prat Gay no habla el mismo idioma que otros de sus colegas políticos.
Luego, la ‘línea’ que va más allá de Levy.

El ejemplo más práctico se encuentra en la página web del Banco Central. Cuando menciona a las autoridades de la ‘línea’ más importantes omite Asuntos Judiciales, con todo el dinero en juego, y la fortuna que han dilapidado los contribuyentes desde que comenzó a aplicarse la Ley de Entidades Financieras, en 1977. Sí identifica a:

• Síndico (Marcelo Eugenio Griffi),

• Síndico adjunto (Luis Eduardo Lamberti),

• Sub Gerencia General para Regulaciones y Control (Juan Carlos Barale),

• Sub Gerencia General para Servicios Centrales (Alejandra Naugton),

• Sub Gerencia General de Estudios Económicos,

• Sub Gerencia General para Análisis y Auditoría (Rubén Marasca),

• Sub Gerencia General de Operaciones (Raúl Planes),

• Sub Gerencia General para Supervisión (Alberto Pascual Tulosai).

Sin embargo, los expedientes que surgen de las liquidaciones, que incluyen los patrimonios de las entidades, originan demandas y contrademandas en las que el Banco Central es representado por su propio plantel de abogados, comandado por Moiseeff.

Otro ejemplo práctico: ¿qué estableció en su plataforma electoral el Frente para la Victoria, de Néstor Kirchner, acerca del Banco Central?

"Reforma del Banco Central, garantizando su independencia para que ponga la moneda al servicio de una política de desarrollo con estabilidad. Asistencia del Banco Central a los bancos sólo para nuevos créditos a la producción. Diseño del marco institucional para que los bancos acuerden con sus ahorristas el modo de reintegro de sus depósitos." Ni una palabra sobre la trama jurídica en que se encuentra involucrado el Banco Central con un enorme costo para el erario, y en beneficio exclusivo de un puñado de privilegiados.

Numerosas quejas se han producido acerca de la actuación de estos profesionales, pero sin pruebas concluyentes. Acerca de las presuntas irregularidades, Edición i tomó conocimiento cuando accedió a los apuntes del ex banquero Luis Oddone para un libro que difundirá sólo después de los fallos favorables que espera obtener en la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Pero eso no es tan sencillo de lograr.

También se escucharon quejas de ejecutivos de entidades que pasaron por procesos de reencuadramiento, quienes afirmaron sufrir irregularidades o bien arbitrariedades. Pero a todos les resulta difícil levantar la voz porque hay intereses propios en disputa y porque, ante la sociedad, hay una suerte de preconcepto de que las entidades financieras y sus directivos nunca son inocentes.

Entonces, los rumores acerca de compraventa de inmuebles que, en teoría, pertenecían a activos inmovilizados; o quitas y refinanciaciones absurdas en los redescuentos otorgados; o transferencias que logran concretarse antes de la inmovilización solicitada por los abogados del Banco Central sólo amenizan la sobremesa en los restaurantes, ni siquiera llegan a las noticias cotidianas.

Un ex vicepresidente del Banco Central, Martín Lagos, un especialista en economía monetaria, advirtió hace 5 años: "Es posible que algunas denuncias penales contra el Banco Central tengan como fin dar a los ex accionistas y/o acreedores no privilegiados de los bancos cerrados una vía para reclamar resarcimientos al Estado".

Nunca se profundizó semejante afirmación que involucraba cifras millonarias, y ningún director del Banco Central se involucró personalmente en el tema porque su temor es que lo convoquen a declarar cuando ya no tiene fueros de funcionario público.

La molestia de la circunstancia y del pago con recursos propios de la defensa, no es para despreciar. Le ocurrió a Adolfo César Diz cuando ya no era presidente del BCRA y debía volar desde Perú periódicamente para atender las citaciones judiciales; no le alcanzaba su salario para pagar tanta erogación. Tickets aéreos y honorarios a letrados resultaron un cóctel explosivo para él.

Moiseeff es un hombre de bajo perfil. Curiosamente, en la Procuración del Tesoro se recuerda un artículo suyo de doctrina, "Proteger la Función Pública", que no es precisamente lo que dicen que hizo hasta ahora Asuntos Judiciales del Banco Central.

En general, Moiseeff no irrumpe en los medios. Una excepción ocurrió cuando el juez federal de San Rafael, Mendoza, Raúl Acosta, quiso secuestrarle US$ 1,6 millón al BCRA, en la causa por pedido de amparo presentado por el ahorrista Omar Álvarez. Acosta envió un oficial de justicia al BCRA, quien debía secuestrar los dólares, subirlos a un camión de caudales y llevarlos a la bóveda del Banco Nación de San Rafael.

Pero intervino Moiseeff, rechazó la orden judicial por ilegítima, ya que las reservas del Banco Central son inembargables.

Pero en esos días su enemigo público Nº 1 era el juez Martín Silva Garretón, contra quien embistió una y otra vez procurando apartarlo de diversas causas, con suerte dispar.

Moiseeff sí ha participado de numerosos seminarios como expositor. Por ejemplo, cuando DiarioJudicial.com/ organizó la 1ra. Jornada de Derecho Empresario Post Default, en mayo de 2003, que abrió Mariano Grondona, y en la que además de Moiseeff (quien explicó el concurso preventivo en las entidades financieras, con un análisis pormenorizado del caso Banco del Suquía), expusieron Ernesto Martorell, José María Orgeira, Héctor Alegría y Horacio Fargossi.

Durante un seminario en Río de Janeiro, quizá distendido por la escenografía tropical, Moiseef se entusiasmó: "El Gobierno de Argentina está preparando un plan estratégico para reconstruir su sistema financiero, destruido por la crisis macroeconómica de fines de 2001. Los bancos en Argentina hoy hacen servicios como recibir cuentas de luz, pero no hacen lo que un sistema financiero debe hacer", señaló según la agencia francesa AFP. Sin embargo, por ahora, los bancos siguen haciendo lo mismo.

En tanto, su actividad sigue provocando cada día más suspicacias en el sistema bancario y en el directorio de la entidad. Probablemente la difusión de sus depósitos en el extranjero –no ocupa cargos societarios ni posee participación accionaria en alguna sociedad- profundizará la situación. Pero, en verdad, no se trata de cargar las tintas contra una persona en particular, sino sobre un sospechoso compartimiento estanco en el Banco Central cuyos integrantes, además, nunca ocultaron su simpatía por obtener un fuero específico.

En la Ciudad de Buenos Aires se debate la unificación de los fueros en lo contencioso administrativo y el fuero civil y comercial federal, para crear un nuevo fuero en donde el Estado en sus múltiples y diversos perfiles, tiene interés o es parte. Una vez producido esto, el directorio del Banco Central ya no tendrá control alguno sobre la madeja judicial. Tan intrigante como grave. Tan rentable para unos pocos, como injusto.

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