De Plaza de Mayo al Congreso: Historia de las 2 Argentina, y Blumberg

POR EDGAR MAINHARD (*) Quienes nos movilizamos, manifestamos nuestra voluntad de cambio y dejamos la próxima movida en campo ajeno. Es el turno de Néstor Kirchner y de Eduardo Duhalde, ya que le gusta tanto recordar que él es un entusiasta ajedrecista. En cuanto a Kirchner, él sigue intentando profesionalizar el ludo: ¿Cómo puede ser que se permita seguir dejando la escena en estos casos a Daniel Scioli, quien recibió a Blumberg?

A Plaza de Mayo llegué cuando los piqueteros no se habían retirado, muy por el contrario: se vieron reforzados por una columna que antes había cortado el Nuevo Puente Pueyrredón y más tarde marchó hacia la Plaza. Unas versiones indicaban que la presencia de los piqueteros fue alentada por el Gobierno nacional para impedir el desplazamiento hacia la Casa Rosada de los manifestantes que acompañarían a Juan Carlos Blumberg. En la recova del Cabildo había hedor pero no advertí si había orina en las escalinatas de la Catedral Metropolitana. Sí se decía que en una iglesia de la calle Bolívar o Defensa, el párroco le había facilitado el acceso a los baños a los 'luchadores sociales', que le habían taponado las letrinas y luego continuaron por el patio de la histórica construcción.

Más tarde enfilé hacia la Plaza de los Dos Congresos, desde la avenida Corrientes y avenida Callao hacia avenida Rivadavia. Faltaban 15 minutos para las 19:00 y no habían cortado las transversales: Sarmiento, Perón y Bartolomé Mitre, pero ya era un río humano que me llevaba y era el augurio de que la convocatoria sería multitudinaria. Desde Corrientes y Callao hasta Rivadavia encontré solamente dos agentes de la Policía Federal, distendidos, conversando con manifestantes que concurrían a la Blumberg 3, como la bautizó Edición i.

Una Argentina y otra Argentina: la de Plaza de Mayo y la de Plaza de los Dos Congresos. Un señor se acercó a venderme una vela y un vasito de plástico a voluntad y luego de darle una moneda y buscar que me diesen fuego, me asustó tomar conciencia de la diferencia que hay entre ambas Argentina. Y recordé a todos los que dicen hoy día "Esto no puede terminar bien... ", cuando se preguntan qué está ocurriendo con a la Argentina.

Por suerte pude encontrar una semejanza entre la Argentina de la Plaza de Mayo y la Argentina de la Plaza de los Dos Congresos: el descontento con lo que hay, el desprecio por lo existente, que sólo satisface a los políticos profesionales y otros burócratas beneficiarios del privilegio ineficiente

En Plaza de Mayo, el descontento se manifestó defecando en los símbolos de las instituciones y la Casa Rosada se salvó por el vallado y el cerco policial.

En Congreso, el descontento se expresó a veces con aplausos, por momentos con chiflidos y casi siempre levantando las velas encendidas.

Si bien la convocatoria fue por justicia y seguridad, la mayor participación popular ocurrió cuando Juan Carlos Bumberg dijo que le habían pedido, desde que inició la sumatoria de firmas de adhesión a sus propuestas, la reforma política y la eliminación de las llamadas 'listas sábanas'.

Si los políticos profesionales fuesen... profesionales, no dejarían caer en saco roto la renovada advertencia. Pero ellos se encuentran cebados porque aquel 'que se vayan todos' de diciembre de 2001 no se consumó. Ridículos, no desafíen al destino.

La coreografía de la Marcha N°3 de Blumberg fue semejante a las otras en la convocatoria ecuménica (un rabino, un pastor evangélico y un sacerdote católico hablaron por separado), hubo minuto de silencio en homenaje a los caídos (Blumberg se encargó de aclarar que incuía a las víctimas del 'gatillo fácil'), el Himno Nacional entonado con ansias y el Coro Kennedy, además de las velas.

Fue diferente por la presencia de Cristian Ramaro, del matrimonio Garnil, de Pompeya, la mamá del desaparecido Cristian Schaerer, y otros genuinos representantes de la preocupación ciudadana por la inseguridad.

Era muy importante que ellos estuviesen presentes para acabar con las campañas de prensa que pretendieron mostrar un Blumberg en soledad, desairado por otras víctimas.

El 'sistema' político, incluyendo a la izquierda transversal y al duhaldismo ortodoxo, además del alfonsinismo histórico y el kirchnerismo en retroceso, han sido terribles con Blumberg; les ha desesperado flagelarlo, erosionarlo, fragmentarlo. No admiten que él pueda tener más poder de convocatoria que ellos que hoy no logran movilizar a nadie sin pagar por ello. Y aún así lo que movilizan es gente que se asemeja a la que fue a Plaza de Mayo, no más que eso, desnudando la impotencia del PJ y la UCR para renovarse y reinterpretar los tiempos que les toca vivir.

Tal como lo recordó Blumberg, para la Marcha N°3 hubo complicidad de diversos medios de comunicación que viven de acuerdos publicitarios con la Casa Rosada. Y que nadie crea que la gente no lo ha percibido. Uno escuchaba que algunos de los presentes decía: "Escuché a Fulano y no dijo ni mu ayer de la marcha de hoy" (Fulano es un periodista enamorado de su voz engolada, diseñador gráfico devenido en periodista multimedia. No tiene sentido escracharlo en esta nota).

El padre de Axel, el joven secuestrado y asesinado el pasado 23 de marzo, agradeció la presencia multitudinaria de la gente, pese a "nos corten los puentes, la televisión o lo programas donde teníamos que ir Muchos pusieron piedras en el camino para que no llegaran tantos", afirmó.

"Hay muchas intenciones para que venga menos gente. Ayer fui invitado en televisión y radio, donde me pidieron por favor que vaya, y después fueron levantados", había señalado Blumberg horas antes.

Los programas señalados por Blumberg fueron "el de Mirtha Legrand y otro de (Mauro) Viale a la tarde". Y agregó que lo mismo le sucedió en "uno de la radio a la mañana".

Sin embargo, fue muy importante que Blumberg pudiera convocar a tantos ciudadanos como en a Marcha N°2 a Tribunales, sin tener un apoyo mediático masivo. Esto le quita la pátina de 'fenómeno mediático' y lo afirma más como representante genuino de un reclamo popular, que es lo que perdura en el tiempo

En su discurso, Blumberg procuró abarcar a diferentes sectores de la opinión pública y fue interesante su llamamiento a reconciliar a la gente con sus fuerzas de seguridad, siempre que cambie el comportamiento de los integrantes de las fuerzas de seguridad. Blumberg envió un mensaje que no es rupturista en una sociedad demasiado rota.

El único cuestionamiento fue hacia un sector demasiado embebido por un odio irracional, y extremadamente minoritario, representado por las Madres, Abuelas e Hijos de Plaza de Mayo: Blumberg lamentó esta noche que "los derechos humanos son para los delincuentes y no para los ciudadanos como ustedes. A mi nadie me vino a ver de los derechos humanos cuando murió Axel".

Es verdad que han transcurrido 4 meses y en concreto no se avanzó mucho por falta de voluntad política y porque a los políticos profesionales les molesta que les marquen la agenda y les exijan premura.

También que es estúpida la demora en tener un sistema de Documento Nacional de Identidad fiable, sin posibilidad de falsificación; o en dejar a los presos en las comisarías bonaerenses; o no considerar como armas que pueden matar a la gente a las calibre 22 y 32.

Mientras la ceremonia llegaba a su fin, lo que me preocupó es cómo reunificar a la Argentina en una sola. Esta historia de dos Argentina ya la vivimos y es frustrante. Cómo transformar a la Argentina de Plaza de Mayo en la Argentina de la Plaza de los Dos Congresos, y qué hacer mientras tanto porque no es una tarea de corto plazo.

Esa debería ser la preocupación de los 'políticos profesionales' y no la de planificar cómo aprovecharse en el próximo comicio de la frágil, necesitada y marginal Argentina de Plaza de Mayo.

La reconstrucción de la dignidad sería una plataforma electoral magnífica para cualquier proyecto político trascendente. Cuando regresaba a mi casa, me topé con cartoneros revolviendo los tachos de basura y no pude evitar preguntarme si realmente algo cambiará luego de la Marcha N°3.

Pero, al menos, quienes nos movilizamos, manifestamos nuestra voluntad y dejamos la próxima movida en campo ajeno. Es el turno de Néstor Kirchner y de Eduardo Duhalde, ya que le gusta tanto recordar que él es un entusiasta ajedrecista.

En cuanto a Kirchner, él sigue intentando profesionalizar el ludo. ¿Cómo puede ser que se permita el lujo de seguir dejando la escena en estas cuestiones importantes a Daniel Scioli? Fue Scioli quien recibió a Blumberg, a Ramaro y a los Garnil. Que Kirchner desprecie semejantes escenarios sólo confirma que él es una demostración viviente de la inexplicabe generosidad de la Argentina -la de Plaza de Mayo y la de Plaza de los Dos Congresos y las otras Argentina posibles, todas las Argentina-.

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(*) U24, Ciudad de Buenos Aires, Argentina, 2004.

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