Uruguay 2004: Esa vergüenza llamada 'movileros'

Los 'movileros' no es un invento argentino. También los hay en otras latitudes. Pero también hay lugares donde no los hay. En Uruguay, por ejemplo, no hay 'movileros' agresivos como los argentinos, de acuerdo a la crónica que publica hoy el diario El Observador de Montevideo, que critica la actuación de los periodistas argentinos que fueron al lugar donde votaba el presidente Jorge Batlle:

POR A. SARTOROTTI (*)

"Si ustedes no se callan, se podrán imaginar que yo no voy a contestar a 30 personas a la vez", dijo ayer el presidente Jorge Batlle luego de votar, rodeado de decenas de periodistas uruguayos y argentinos, que lo siguieron desde el auto particular en el que llegó, hasta el único circuito de votación instalado en el hall del Club Social Sportivo San Martín.

La presencia de decenas de periodistas argentinos, cargando con cámaras, micrófonos y grabadores pero también con un estilo agresivo que no se cultiva de este lado del Plata, generaron rispideces en algunos circuitos donde votaron los candidatos.

"¿Vázquez es Brad Pitt?", gritó una periodista al llegar al Club Sportivo San Martín, todavía molesta por las situaciones que vivió al cubrir la votación de Tabaré Vázquez, quien estuvo rodeado de un nutrido grupo de guardaespaldas.

En el Club Español, en 18 de Julio 1332, donde votó el intendente Mariano Arana, el comentario entre los periodistas que lo esperaron eran las peleas con los colegas argentinos mientras votó el candidato encuentrista.

Con Batlle los forcejeos no fueron menos.

"Si no tenemos un poquito de civilización, y si ustedes no tienen un poquito de civilización...", dijo Batlle antes de hacer declaraciones, "me parece que vamos a ordenar la cosa".

Sobre la hora 9 llegaron los custodias del presidente de la República Club Social Sportivo San Martín. Cuando arribó Batlle, dentro del lugar de votación, en el que apenas cabía la gente, los gritos y empujones eran constantes.

Batlle se colocó en la fila de votantes, detrás de tres señoras mayores.

Otra, que quedó aparte y atrapada, gritó varias veces "¡tengo que votar!", hasta que alguien le sugirió esperar fuera del local y la ayudó a abrirse paso para salir.

Los periodistas extranjeros no pararon de hacer preguntas a Batlle mientras esperó para emitir su voto.

El presidente –quien ya ha tenido más de una mala experiencia con comunicadores argentinos– se mantuvo callado.

Un periodista argentino transmitía la votación por celular, y una uruguaya se quejaba de que un custodia le sacó el micrófono.

Los acompañantes de Batlle pidieron que la conferencia de prensa se hiciera afuera del local.

Pero Batlle no pudo pasar del umbral del club, y allí destacó la importancia de elegir en libertad a los gobernantes.

Dijo que no hablaría más, pero las preguntas siguieron. "¿Usted va a apoyar a quien gane, señor presidente?", gritó una periodista, "¿va a apoyar?".

"¿Va a comer milanesa?", le preguntó otro. El auto de Batlle arrancó y se fue.

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El Observador, Montevideo, Uruguay, 2004.

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