NECESIDAD DE MÁS DINERO PARA FINANCIAR EL SISTEMA

Prioridad de Dilma: Impuesto a los ricos para pagar la salud pública

Brasil gasta en salud pública 3,6% del PIB en el sector, mientras europeos y canadienses utilizan por lo menos 6%. Un impuesto sobre grandes fortunas podría financiar el área de la salud. A 21 años de existencia, el Sistema Único de Salud (SUS) es gratuito y abierto a todos, pero tiene menos dinero que el sector privado, que atiende a menos gente. En ningún otro país es así, según la OMS. "Es necesario duplicar el presupuesto", dice el ex ministro de Salud, Adib Jatene.

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). En Brasil todos la tienen clara: la creación de la clase C (la nueva clase media baja, ex pobres) supone 30 millones de personas con demanda adicional al sistema de salud pública. El Estado tendrá que dar respuestas aún cuando a duras penas responde a la demanda anterior, más reducida.
 
Camila Neumam y Marina Novaes, de R7, explicaron que la creación del SUS (Sistema Único de Salud), en 1988, y el crecimiento económico ocurrido, no fueron suficientes para ampliar los recursos de salud en Brasil y los gastos actuales en salud pública están muy por debajo de lo que invierten naciones que también ofrecen servicios de salud gratuitos, tales como Gran Bretaña, Alemania, Canadá y España.
 
Según el Ministerio de Salud, Brasil gastó 3,6% del PIB (Producto Interno Bruto, la suma de toda la economía del país), en salud pública, segun datos de 2008 -es otro problema: no hay estadísticas actualizadas de Estados ni municipios-. Esa relación supone valor un equivalente a R$109.000 millones (US$ 59.252 millones). 
 
Según datos de la OCDE (Organización para Cooperación y Desarrollo Económico), el 56% de lo que se invierte en salud en Brasil proviene de fondos públicos.
 
Los países mencionados invierten al menos 6% de su PIB en salud pública. Así, 60% a 70% de lo que se gasta en salud es responsabilidad de los gobiernos, según lo informado por la OPS (Organización Panamericana de la Salud).
 
Según Aquilas Mendes, profesor de la Facultad de Salud Pública de la USP (Universidad de São Paulo), Brasil, a pesar de haber cambiado su perfil económico, aún está lejos de tener el statu-quo de desarrollo en el sector de la salud.
 
"Brasil gasta muy poco en la salud pública. En el 2010, gastó 4% del PIB, unos R$ 127.000 millones (US$ 69.000 millones). Tendríamos que llegar a gastar más de 2% [del PIB] para igualarnos a esos países. Por lo menos habríamos tenido que invertir un adicional de $ 83.000 millones (US$ 45.118 millones)", dijo Mendes.
 
Si al sector público se le agregara la inversión del sector privado (planes de salud y gastos privados), el gasto total en salud en Brasil es de 8,4% del PIB. 
 
Así, tal como lo señalaron Andrés Barrocal y María Inés Nassif, el Sistema Nacional de Salud (SUS) -que cumplió 21 años el lunes 19/09- ofrece una paradoja: Brasil es el único país en el mundo que tiene un sistema de salud gratuito y abierto a toda la población y. al mismo tiempo, un sistema privado que gasta más dinero que el Estado.
 
Sin embargo, ese total representa la mitad del porcentual invertido por USA (16% del PBI) e incluso por debajo del promedio de países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) -que utilizan, en su conjunta, un promedio del 9% del PBI-.
 
Para Marcos Bosi Ferraz, profesor del Departamento de Medicina de la Unifesp (Universidad Federal de São Paulo) y presidente del CPES (Centro Paulista de Economía de Salud), "Cuando se compara lo que estos países están invirtiendo con lo que nosotros invertimos aquí, tenemos un desfase de 30 años, relativamente. Y cuando comparamos números absolutos del PIB per cápita, directamente ni se puede comparar. Tal vez nosotros estemos con un desfase de 50 años, y queremos tener todo lo que tienen ellos en el área salud."
 
La desigualdad es aún más sorprendente cuando se compara los indicadores de salud entre esos países, según Ferraz.
 
"Cuando nos fijamos en los indicadores de salud como la mortalidad infantil, esperanza de vida al nacer y la mortalidad materna, por ejemplo, nuestros indicadores de salud son similares a los indicadores que estos países tenían en los años '60. Esto demuestra un poco de nuestro desafío, la carga de los problemas de aquí sigue siendo muy grande", él agregó. 
 
Para Ligia Bahía, directora de Abrasco (Asociación Brasileña de Salud Colectiva) y profesora de la UFRJ (Universidad Federal de Río de Janeiro), los pocos recursos son resultado de la falta de claridad sobre lo que debería ser invertido en el sector: "Es importantísimo tener recursos para la salud. La mayoría de los países ya considera esto hace mucho tiempo. Por eso que, en la mayoría, más del 70% del gasto es público, no privado. En Inglaterra y en Francia es superior al 80%. En Brasil, no está claro para los gobernantes. Como si pudiéramos ser un país del 1er. Mundo, sin salud".
 
Para la directora de Abrasco, no es la falta de dinero en sí lo que causa esta desventaja, pero si la dificultad de elaborar una lista de las prioridades en los gastos.
 
"No estamos hablando de dinero sino de salud. ¿Cuáles son los indicadores de salud que queremos lograr? Somos la 8va. economía más grande del mundo y la Nº78 en mortalidad infantil", ella explicó.
 
Según Mendes, mientras los gastos del gobierno con los intereses de la deuda pública costaron R$185.000 millones (US$ 100.565 millones), los del Ministerio de Salud fueron de R$65.000 millones (US$ 35.333) en el último año.
 
Impuesto sobre grandes fortunas podrá financiar el área de la salud
 
Durante el homenaje de los 21 años del SUS (Sistema Único de Salud), el impuesto sobre las grandes fortunas volvió a ser discutido por la senadora federal Vanessa Grazziotin (PCdoB-AM). 
 
Según ella, la recaudación del tributo puede ampliar las fuentes permanentes de financiamiento de salud.
 
De acuerdo con la gubernamental Agencia Senado, la enmienda constitucional 29 (PLP 306/2008 en la Cámara baja y PLS 121/07 en el Senado), garantiza los recursos mínimos a ser aplicados por las agencias federales en la financiación de acciones y servicios de públicos de salud que deberá ser sometidas a votación esta semana en el plenario de la Cámara. 
 
La senadora afirma que la Legislatura podría aprovechar el momento actual, para aprobar el impuesto sobre las grandes fortunas para que aquellos que tienen patrimonio elevado puedan contribuir con mayores recursos para la salud, favoreciendo la población más pobre.
 
Para Vanessa, el SUS representa un gran avance en el proceso de inclusión social y en la garantía de los derechos humanos en el país.
 
Según ella, la crisis económica de 2008 da una dimensión exacta de la tragedia social que sufren los grupos de menores ingresos. De acuerdo con Vanessa, por lo general no tienen el acceso a la salud garantizado, especialmente en los más países más desarrollados, que están empobreciendo ahora, donde la actividad privada domina el sector de salud.
 
El representante del Ministerio de Salud, Fausto Pereira dos Santos, dijo que el SUS enfrenta grandes desafíos como el envejecimiento de la población y la necesidad de financiación de la salud. "Cualquier tipo de comparación muestra que Brasil gasta poco en el sector. La salud necesita más recursos", explica.
 
El ministro de Salud y senador Humberto Costa (PT-SP), afirmó que desde la implementación del SUS, Costa afirmó que hubo una reducción de la mortalidad infantil y de enfermedades transmisibles, la mayor esperanza de vida de los brasileños.
 
El senador Paulo Paim (PT-RS), en cambio, elogió la creación del SUS, pero dijo que el sistema no es ideal. 
 
Según él, el gobierno no debe tener miedo de enfrentar el debate sobre la re-creación de la CPMF (Contribución Provisional sobre los Movimientos Financieros) para financiar la salud. Paim también sugirió el uso de porciones de la DRU (descarga de Ingresos de la Federación, un mecanismo que permite al gobierno usar libremente el 20% de su recaudación), además del seguro obligatorio de los automóviles y de parte de los recursos oriundos de la exploración de petróleo en el pre-sal, que se asignarán a la salud.
 
Para el senador Cristovam Buarque (PDT-DF), la presidente Dilma Rouseff debería aprovechar la celebración para crear un grupo de trabajo para discutir el CMPS (¿Cómo podemos mejorar la salud). Según él también dijo, el grupo debería formarse por personas vinculadas al sector y otras áreas, incluso del extranjero, para descubrir cómo mejorar el sistema de salud en Brasil.
 
Según el senador Vital do Rego (PMDB-PB), la externalización de los servicios de salud pública dan más costos para el poder público y empeora la atención de la población. Según el senador, es un maquillaje que puede conducir a la privatización definitiva de la salud pública en el país
 
Duplicar el presupuesto
 
Según Andrés Barrocal y María Inés Nassif, Rousseff tendrá que buscarle alguna solución: en Brasil, el 55% de los gastos sanitarios son privados (y se benefician alrededor de 46 millones que tienen convenios) y el 45% es público y favorecen a 190 millones de brasileños. 
 
La rebanada Estatal representa el 3,7% del PIB, un tercio más bajo del promedio internacional, de 5,5% del PIB, según la OMS. En el resto del mundo, el gasto público equivale al 60% del total invertido en la salud. 
 
En el Reino Unido, el modelo armado después de la Segunda Guerra Mundial, es considerado clásico e inspiró al brasileño, el gasto público en salud es de alrededor de 7% del PIB. El Estado británico responde por el 82% del total de gastos, los cuales son de nivel similar a los de Brasil (8,7% del PIB). 
 
En Canadá, que también cuenta con sistema público, el gobierno gasta alrededor del 7% del PIB en salud y el sector privado, el 2,8%.
 
En 2 países escandinavos que son ejemplo en la zona, Noruega y Suecia, el Estado gasta más del 6% del PIB y representa el 72% de la inversión en salud.
 
"Comparado con otros países del mundo que adoptaron el sistema de salud universal, Brasil gasta muy poco", dice el médico y ex ministro de Salud, Humberto Costa, el actual líder del PT en el Senado. 
 
"El SUS tiene un saldo positivo innegable en todos estos años, pero tiene esa paradoja: es un sistema público y universal, que gasta menos que el sector privado", dice Solon Magalhães Vianna, uno de los relatores de la Conferencia Nacional de Salud que en 1986, esbozó el SUS. 
 
Para Vianna, el gasto público en salud debería ser duplicado, lo que requiere nuevas fuentes de recursos para el sector. Es la misma posición del ex ministro de Salud, Adib Jatene.
 
"Cuando el SUS fue creado, decían que era imposible, que las partes hayan sido irresponsables al no señalar las fuentes de financiamiento. Sin embargo, la Constitución ha señalado las fuentes, en las disposiciones transitorias, sólo que nunca han sido reguladas", dice Jatene. "Estimo que el presupuesto del SUS precise duplicarse, pero no hay ninguna posibilidad de duplicarse".
 
En la evaluación de otro ex ministro, José Temporão, es "significativo" de la OMS el dato de la OMS sobre que el gasto privado supera al público en Brasil. Sobre todo, porque mientras que la inversión del Estado obedece a una política nacional, el sector privado a veces termina en plásticas.
 
 "En la Argentina, el 70% de los gastos en salud son públicos. Aquí en Brasil, quien se está dando  doblando hacia la atención de la salud son las familias , dijo. "Es importante que la sociedad sepa a la perfección que quien invierte en el SUS, está invirtiendo en un patrimonio que la sociedad construyó en los últimos 22 años".
 
El secretario de Salud de São Paulo, Januário Montone, es defensor de la ampliación de recursos para la salud. Pero él cree que después de 23 años de la Constitución, el país necesita revisar el sistema de salud y decidir si la iniciativa debe o no de participar de él. Y, en su opinión, debería. Hasta porque el propio Estado necesita contratar los servicios privados. 

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