Manuel Lao, dueño de CIRSA, llegó por la crisis post Ibarra

Desde la crisis de Aníbal Ibarra a la fecha, que ha provocado una pérdida de influencia de Alberto Fernández, la empresa Cirsa Argentina sufre problemas evidentes resultado de que su lobby no funciona. Alterado por las novedades, arribó Manuel Lao, el dueño de la empresa española especializada en juegos de azar.

Manuel Lao arribó a la Ciudad de Buenos Aires en su avión privado, vehículo que conocen muchos argentinos: desde Carlos Menem y Alberto Kohan a Carlos Bettini y otros funcionarios.
Lao arribó a la Ciudad porque hay problemas evidentes de lobby en las actividades de Cirsa en la Argentina: desde la Ciudad de Buenos Aires hasta la licitación de un casino en Rosario, Santa Fe, el paradigma del éxito en el juego de azar (por supuesto que algo exagerado porque sería ignorar a Boldt, el verdadero dueño del sistema, y a Codere).
Pero la expansión de Cirsa en la Argentina se ha frenado y sus actividades habituales tiemblan porque Aníbal Ibarra y Alberto Fernández retrocedieron y los ejecutivos de Cirsa, Pablo Guelman y Gerardo Boneto no encuentran referentes.
Hay severos problemas con el personal, agrupado en Aleara; con la Justicia de la Ciudad de Buenos Aires; con la jurisdicción de Lotería Nacional; hasta con Prefectura Naval -que permitió algo insólito en el pasado: que Policía Federal Argentina ingresara al predio portuario que ocupan los 2 buques-casinos para cerrar por 5 horas uno de ellos-.
Lao pretende emprolijar la situación a cualquier precio porque la alternativa es cerrar sus negocios en la Argentina, que por cierto han sido muy rentables. Se espera un encuentro con Cristóbal López, dueño de Casino Club, y ex contacto de Lao con el gobierno de Néstor Kirchner, hasta que se pelearon y ocurrió todo lo ya conocido.

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