El crimen no paga: Kirchner ofrece un acuerdo a Barrionuevo

Apuntes de una semana que para el Gobierno fue exitosa y para Urgente24 nada que ver.

¿Está resuelto el problema salarial? No. Se habla de sueldos 'en blanco' privados, no de sueldos estatales ni 'en negro', 70% del total. Lo que sí hay es un grupo de sindicalistas beneficiados. Inclusive Luis Barrionuevo:
Eugenio Paillet, en el diario La Nueva Provincia (una única observación: ¿José Luis Barrionuevo realmente cree que puede ganar la gobernación en Catamarca? ¿Por qué Néstor Kirchner rompería un tranquilo acuerdo con el Frente Cívico y Social que gobierna esa provincia?):
¿Kirchner se ocupará, de aquí en más, de monitorear cada acuerdo salarial de los que se vienen, para mantener los reclamos dentro del 19 por ciento de aumento que se llevó Moyano? "Sí, lo hará, es su estilo", dicen, cerca del ministro de Trabajo, Carlos Tomada, otro espectador de lujo de todo el proceso de negociación previa.
Hará más que eso. Buscará un acercamiento con el líder gastronómico Hugo Barrionuevo, y hasta, por esa vía, algún tipo de entendimiento con el grupo de "los gordos" sindicales, para lograr que el movimiento obrero le responda sin fisuras, no sólo en esta etapa de discusiones salariales.
También mira a futuro, cuando ponga en marcha su proyecto para borrar del escenario las cenizas del viejo justicialismo y la jamás abandonada (apenas disimulada con expresiones para la tribuna) idea de la reelección en 2007. Barrionuevo había prometido su presencia en un encuentro que se realizó, la semana última, en el despacho del operador político presidencial Juan Carlos Mazzón. Allí estaban para recibirlo Aníbal Fernández y dirigentes del PJ catamarqueño. Se excusó a último momento, porque lo reclamaba en el Congreso la votación para convalidar la reestatización de Aguas Argentinas. El Presidente estaría dispuesto, a cambio de favores, a no empiojar la candidatura del gastronómico a gobernador de Catamarca, el año que viene (...)"

Joaquín Morales Solá, en el diario La Nación:

"Tabaré Vazquez no es como Felisa Miceli o Carlos Tomada, capaces éstos de preparar en las sombras el escenario de un solo actor. La papelera finlandesa Botnia no es como el empresario Alfredo Coto, condenado éste a soportar el látigo y la zanahoria del Presidente argentino. La crisis con Uruguay, en fin, carece de un protagonista como Hugo Moyano, dispuesto a romper y rehacer el bazar en apenas 24 horas.
(...) La solución con los camioneros de Moyano se fogoneaba en las oficinas de Tomada desde el 20 de marzo último. El ministro había usado el verano para enfriar los ímpetus salariales de los principales siete gremios (camioneros, UOM, Smata, transporte de pasajeros y de cargas, bancarios y comercio). A veces, sus exhortaciones no carecieron de dramatismo. La sociedad ha sufrido mucho para ponerse de pie. Depende de ustedes si ese sacrificio resulta inútil, les repitió.
Moyano ordenó la carga final (con basurales sin basureros en el Gran Buenos Aires, con plantas tomadas y con el transporte de bebidas en riesgo), sólo para preparar el momento crucial del acuerdo. Nunca habría entrado al despacho de Kirchner si el acuerdo no hubiera estaba terminado.
Presidente y gremialista consideran inservibles todas las cosas que resultan insignificantes para la opinión pública. No importa que aparezca Kirchner dirimiendo una paritaria o que el gremialista se acomode en el despacho presidencial mientras enciende el fuego de la rebeldía social. Lo que les importa es lo que perciben los peatones de la historia.
Somos un equipo, les dice el Presidente a sus ministros y les pide que no recelen de su estrellato. Es una forma elegante de decirles que no comparte protagonismo. Tomada debió alisar la rispidez inicial de los grandes gremios. Julio De Vido se ocupó de serenar a los bancarios. Alberto Fernández domesticó a los porteros y a los gremios aeronáuticos.
Sólo falta la puntada final con el sindicato del comercio. Carlos de la Vega, el patrón, y Armando Cavalieri, el sindicalista, son hombres duros. Tomada se bambolea entre De la Vega y Cavalieri. Baja uno, sube el otro. Luego, empieza de nuevo. Kirchner espera el momento del final feliz para aparecer en el teatro, delante de fotógrafos y camarógrafos, como autor exclusivo del culebrón. La gente me quiere ver así, les explica a sus ministros. (...)"

Eduardo van der Kooy, en el diario Clarín:
"(...) Lo cierto es también que no existen tantas alternativas diferentes para ir superando el retraso salarial que devino de la gran crisis y que parece aún distante de las cifras que exhibe el sistema productivo. Las objeciones pueden radicar en las prácticas mañosas y desleales a las que acostumbra recurrir la dirigencia sindical para formular sus reclamos.
Pero la puja distributiva no se resuelve en ningún rincón del planeta con un coro de niños cantores. Veamos: ocho semanas de huelga por demandas salariales conmovieron a la industria papelera de Finlandia y le ocasionaron pérdidas millonarias.
Ese fue uno de los motivos que Botnia adujo para desoír el pedido de Kirchner y Tabaré Vázquez de una tregua razonable que permitiera avanzar en el estudio de impacto ambiental por las fábricas que serán levantadas en Fray Bentos. (...) Botnia es una empresa privada. Pero el Estado finlandés algo tiene que ver: la planta que procesará el dióxido de cloro en Fray Bentos pertenece a la empresa Kemira, cuyo 62% del paquete accionario es estatal. (...)
(...) La ministro hizo otra cosa sin querer. Advirtió desde Brasil que el Gobierno no toleraría aumentos salariales que superaran el 20% cuando una buena parte de los gremios desarrollaba una embestida en otra dirección. El gremio de los camioneros se había despachado con un 28% y con conatos de huelga. Aquella revelación amagó con trabar las discusiones por una razón sencilla: "¿Ahora cómo hago para presentar el acuerdo como un éxito?", preguntó Moyano.
El líder camionero firmó por un 19% por un año, desdoblado, más una suma fija. Pero hay cosas que no se pagan con dinero. Estuvo al lado de Kirchner como una indiscutida referencia sindical de este tiempo. Hubo otros acuerdos salariales —alimentación, porteros y ferroviarios— que se cerraron en términos similares bajo el influjo de su sombra. Le espera otra tarea: mantener alineado el frente cuando otros gremios que no responden a su conducción disparen pedidos de aumentos por encima de la previsión oficial. Son exámenes que la inflación deberá superar (...)".

Pablo Mendelevich en el diario La Nación:
"(...) Pablo Moyano, prosecretario del sindicato, nunca trabajó como camionero. El padre sí, hasta los 29 años (ahora no lo parece, pero tiene 62). ...l suele contar que a los 18 años fue delegado y que su primera conquista fue lograr la ropa de trabajo para sus compañeros, quienes, sin embargo, reacios a lucir el nombre de la firma impreso en los mamelucos, una vez que se los dieron los archivaron. La empresa se llamaba Verga. En esa época militaba en la Juventud Sindical Peronista. Luego se acercaría por un tiempo al Comando de Organización (CdeO), derecha peronista radicalizada de los años setenta.
(...) El que piensa que Moyano calza justo en esta época es Jorge Triacca, un veterano de la profesión sindical. La CGT, según este dirigente que quedó pegado a la imagen del menemismo, se ha adecuado a la naturaleza del desarrollo político que hay en el país y es un puntal, produce el conflicto y después le da la solución al Presidente". Negociación pura.
(...) "Moyano canjea gobernabilidad por prebendas", dice la ex ministra de Trabajo Patricia Bullrich, quien lo combatió de manera frontal. "El presidente acepta este corporativismo extorsionador y lo avala, lleva la discusión de un convenio colectivo a su escritorio; está claro que la democracia se encuentra atrapada".
En todo caso, el Moyano cegetista no es sólo Moyano. El diputado Luis Barrionuevo, su principal sostén, es el mismo a quien, hace tres años, Cristina Kirchner intentó, sin éxito, expulsar del Senado, sobre la base de que el catamarqueño representaba el matonismo, la vieja política, lo execrable. Sin embargo, el autor de la doctrina no robar por dos años acaba de radicarse junto con su esposa, la ex ministra de Trabajo Graciela Camaño, en el bloque de diputados duhaldistas amigos del gobierno, tras rechazar la invitación para engordar el nuevo bloque de duhaldistas antikirchneristas recién desgajado. Y en Catamarca aseguran que hay indicios de que Barrionuevo va camino a arreglar con el kirchnerismo para pelear en 2007 por la gobernación. El hecho de que el otrora impresentable Barrionuevo sea el sponsor mayor del principal aliado sindical de Kirchner y -a la vez- sea enemigo de Kirchner resultaba perturbador. Pero aunque Barrionuevo no participa de las fotos con Kirchner y Moyano, se sabe que su diálogo con los Fernández forma parte de la realpolitik.
Ahora Moyano -que probablemente será bendecido en breve con la concesión oficial de la convocatoria al Consejo del Salario- tiene que reforzar su perfil de cacique de la central obrera, ámbito donde no parece una buena idea dar la imagen de que todos los trabajadores son transportistas. (...)"

Mario Wainfeld en el diario Página/12:
"(...) El Gobierno, con una fenomenal centralidad del Presidente, se enfrasca en el día a día y no suele proponerse horizontes distantes, pero es claro que domina la escena y hasta los imaginarios de los distintos actores.
Néstor Kirchner definió que había que actuar sobre las expectativas hasta el fin del verano, poniéndole montura a la inflación y domesticando el fantasma de las demandas sindicales. La percepción dominante es que lo ha logrado, dentro de la relatividad propia de la coyuntura nativa, siempre proclive a las sorpresas.
Los empresarios y los gremialistas de más peso avizoran un año o dos de crecimiento sostenido y por eso los patrones se permiten ser (relativamente) generosos y los sindicalistas (relativamente) ponderados.
Quieras que no, Kirchner está cerrando una miniconcertación urdida a su guisa. Restringida a actores que le son confiables e, in extremis, domeñables. Una concertación llevada de las riendas y huera de debates enriquecedores. Pero, al unísono, mucho más sosegada de lo que auguraban sus críticos por derecha. Y más propicia para un sector de la clase trabajadora que lo que suele reconocérsele "por izquierda".
La autoestima oficial crece, la previsibilidad es mayor, lo que tiene su encanto pero también una contrapartida que el Gobierno subvalora o no computa. Las deudas del "modelo", sus carencias se borronean aún más de la agenda del año (¿del mandato?) presidencial. "Estamos bien, hay un futuro auspicioso. Todo está dado para que aumente la inversión privada", dicen a coro los principales ministros del gabinete.
Pero cuando se les pregunta si, con tantas vacas atadas, no sería hora de incursionar en la reforma impositiva, la canasta alimentaria básica libre de IVA, el fondo anticíclico, las políticas sociales universales, humm. La respuesta unánime es más larga, más vueltera, pero termina siendo una versión edulcorada de "vade retro". Kirchneristas de todas las horas (incluida la primera) que reconocen como plausibles esas medidas alegan que las condiciones no están dadas, que sólo este contexto garantiza el crecimiento, la merma del desempleo, el anzuelo para nuevas inversiones. El Gobierno sostiene la audaz decisión de no lastrar el crecimiento, pero lo hace, en parte, a condición de no diferir sin plazo un salto de calidad dentro de su propio rumbo (...)".

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