Chávez insiste en la unificación regional a través de gasoductos

POR MARIANA PARRAGA (*) Enumerados por tiempo de preparación, los tres pilares de la estrategia venezolana de integración regional para el caso del gas son el gasoducto transguajiro, la explotación del bloque uno de Plataforma Deltana y el ducto al sur.

La agenda de los principales directivos de Petróleos de Venezuela y de altos funcionarios del Ministerio de Energía y Petróleo está repleta de viajes y giras a Latinoamérica desde que el presidente Chávez maduró su idea de propiciar la integración regional a partir de varios proyectos energéticos que llevan el gas natural como bandera y a Venezuela como protagonista.
Desde el gasoducto al sur, que promete llevarse una buena cantidad de horas de planificación e ingentes montos de inversión, hasta la explotación del bloque uno de Plataforma Deltana por parte de Pdvsa para exportar gas comprimido a las islas que forman parte de Petrocaribe, los planes para distribuir más equitativamente el gas con que cuenta la región no han escatimado en esfuerzo ni en dinero.
No por casualidad Venezuela lleva la batuta de los planes más ambiciosos. Con 149 billones de pies cúbicos (TCF) de gas natural, cuenta con las mayores reservas regionales de ese hidrocarburo, seguida por Bolivia -otro actor de peso para hacer viable el ducto al sur con 31 TCF, aunque aún no se ha integrado formalmente- Argentina, Brasil y Perú.
A esto se añade la ambición del presidente Chávez de sumar para sí aliados en naciones que acaban de renovar sus líderes, como es el caso de Bolivia y Chile, o que cuentan con el respaldo de los partidos de izquierda, como Brasil, Argentina y Uruguay, lo cual convierte a los proyectos regionales en sogas para amarrar un respaldo medianamente duradero y fuerte.
La poca alusión a países que podrían jugar un rol importante en el ajedrez energético regional, como Perú, Colombia e incluso Trinidad & Tobago, no es casualidad, dada la poca afinidad que ha conseguido Chávez con los mandatarios de esas naciones.
De igual manera, las negociaciones para estos proyectos prometen no estar desprovistas de polémica y sensibilidades. Mientras algunas naciones se pelean por formar parte de las discusiones del gasoducto al sur, otras consideran que los planes de Venezuela afectan sus mercados y en las restantes se critica la viabilidad de muchos de estos planes.
# Tres ejes
Enumerados por tiempo de preparación, los tres pilares de la estrategia venezolana de integración regional para el caso del gas son el gasoducto transguajiro, la explotación del bloque uno de Plataforma Deltana y el ducto al sur.
Aunque no involucra grandes volúmenes de suministro, el transguajiro es un ducto clave para Venezuela, pues le permitirá poner orden en casa antes de pensar en exportar. Occidente presenta un déficit de gas que se acrecienta y hoy se calcula en 1.500 millones de pies cúbicos diarios (MMPCD). El ducto permitirá solventarlo parcialmente a bajo costo -$300 millones para un tramo de 230 kilómetros entre Paraguaná y Ballenas-y en apenas año y medio de obras, para luego exportar gas venezolano a Colombia.
El segundo plan es la explotación del bloque 1 de Plataforma Deltana -con reservas de 1 TCF-, que quedó reservado a Pdvsa y ahora se anuncia que podría ser aprovechado junto a algún privado para producir gas comprimido con destino al Caribe, esto considerando que se trata de un sistema a bajo costo y sin obstáculos de transporte. Como parte de Petrocaribe, Pdvsa hoy suministra gas licuado de petróleo a varias islas.
El último proyecto es el gasoducto al sur, cuya inversión se ha calculado en 20 mil millones de dólares para extender una tubería de mínimo 8 mil kilómetros desde Güiria hasta Argentina, bordeando la costa brasileña, y con posibilidades de ramificarse a Paraguay, Uruguay y Chile, entre otros.
Un proyecto adicional se ha barajado entre Venezuela y Colombia con la finalidad de lograr una salida al Pacífico para los hidrocarburos locales. Se trata de un poliducto que arrancaría de Venezuela rumbo a los apetecibles mercados asiáticos. El presidente de Colombia, Alvaro Uribe, ha insistido en hacer realidad el plan, que beneficiaría a esa nación si se construye un mejorador de crudo en suelo colombiano, y aseguraría a Pdvsa mayor presencia en China.
# El ducto de la discordia
El gasoducto al sur se perfila como el epicentro de la estrategia de integración latinoamericana de la administración de Chávez y precisamente por ello ha recibido fuertes críticas. Con un potencial de consumo de 21 mil MMPCD para el año 2025 _a una tasa de crecimiento interanual de 3,75%_, analistas no objetan la riqueza de la región como mercado, sino la insistencia de llevar el gas vía ducto, en lugar de optar por el transporte de gas natural licuado (GNL) a través de embarcaciones.
El presidente de la Corporación Venezolana de Petróleo, Eulogio Del Pino, ha insistido en la conveniencia geopolítica de tender las tuberías y en la viabilidad económica del proyecto, siempre y cuando se destine para ello un gas no tan costoso. Es por eso que apoya la tesis de orientar una parte de la generación del proyecto Mariscal Sucre, con un costo estimado de producción inferior a los 2 dólares por millón de BTU, al ducto al sur.
Más allá de las consideraciones ambientales -el ducto atravesaría el Amazonas y estaría sometido a frecuentes inundaciones-, expertos argumentan, sin embargo, que para recorrer distancias superiores a 6.700 kilómetros, llevar el gas en barco costaría 2,5 dólares por millón de BTU y transportarlo en tuberías entre 2,6 y 4 dólares -dependiendo de la presión-, a lo cual se sumarían riesgos de sabotaje en la ruta. Al final, el precio del gas a consumidores de naciones que en su mayoría subsidian el servicio sería de 12,5 dólares por millón de BTU.
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(*)El Universal, Caracas.
Petroleumworld

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