Bafici: Aplausos de los buenos y de los otros

La jornada del lunes del Bafici prometía una incursión al origen y a la actualidad de la samba y el carnaval brasilero, una muestra de "nuevo cine uruguayo" y un acercamiento a la prolífera cultura musical de Islandia, un país tan inhóspito como interesante. Esto sucedió.

¿Qué conocía de la música islandesa? Poco y nada. Björk es sin duda la embajadora cultural de un país lejano, de escasa población y con una identidad en pleno período de búsqueda.
En "Screaming Masterpiece" de Ari Alexander Eris Magnusson, sin duda Björk es una de las protagonistas ya que de otra manera –tal como aportó una cinéfila amiga- sería como hacer una película de la música jamaiquina sin Bob Marley. Pero, por suerte, eso no es todo.
Bandas y solistas como Sigur Ros, Johan Johansson, Apparat Organ Quartet, Sugarcubes, Bang Gang, Múm, Slowbow, dan cuenta de algo que desconocía y que fue el gran acierto de la noche de ayer: Descubrir la cultura musical de un lugar tan desolado como interesante y ávido de mostrar su arte.
El film documental logra trasmitir la hostilidad del frío del lugar y la calidez de sus artistas que se valen de lo que pueden para combatir los avatares de su geografía con música, fiestas, encuentros.
Islandia con 300.000 habitantes, 90 escuelas de música y cientos de intérpretes y compositores, tiene la capital más cercana al Polo Norte, se encuentra sumergida en la noche durante casi la mitad de año, con vientos glaciares y rodeada de un mar por momentos amenazante. No es fácil, salir de la isla y darse a conocer.
En Screaming los músicos explican la ventaja que este destino casi conminado al anonimato les brinda y es el no tener límites a la hora de hacer la música que quieran. Como mucho venderán 200 discos por lo cual la necesidad de hacer del arte un producto de consumo masivo no los preocupa, explican los protagonistas.
El resultado es diverso: Propuestas creativas, despojadas y no tanto, con ritmos que van desde el hip hop y la música electrónica a la clásica.
La película abarca gran parte de la escena, a veces a modo de catálogo de presentación, pero en su conjunto como una mirada global pero no por ello impersonal de lo que sucede en esta isla plagada de arte.
El film tiene su muy recomendada banda sonora del mismo nombre.
# Vida de perros
Entre documental y documental "La perrera" del director uruguayo Manuel Nieto parecía un buen plan, pero no.
Se trata de una coproducción entre Uruguay, Canada, España y Argentina que forma parte de la selección oficial internacional y que se encuentra en competencia.
Básicamente es la historia de un joven de 25 años que vive en Rocha, Uruguay, a merced de la ayuda económica de su padre –a cambio de que construya su casa en un terreno que le regaló- y de sus amigos para dejar transcurrir el tiempo mientras "pinta" algo mejor, tal el lenguaje de los personajes que entre vino, porro y hongo pasan los días.
El letargo de la película es el del protagonista, el de sus amigos y el del balneario "La pedrera", escenario del film, fuera de temporada.
Se trata del primer largometraje de Nieto quien, nació en Montevideo en 1972,  es licenciado en Comunicación Social, co-dirigió el cortometraje "Nico & Parker" en el año 2000 y se ha desempeñado como asistente de dirección de distintos largometrajes.
# Otra vez será
El  filme documental "Samba On Your Feet", de Eduardo Montes-Bradley, prometía un "un retrato del carnaval y de la música brasilera", tal como anunciaban sus reseñas.
Comenzó bien, recreando las raíces de la samba, reflejando el ritmo de las calles y favelas de Río de Janeiro y musicalizado con las voces de Cartola, Caetano Veloso, Martinho da Vila, Ismael Silva, Clara Nunes y Clementina, entre otros.
Promediaban los veinte minutos de exhibición cuando los problemas de sonido derivaron en hacer de "Samba" una película muda, sin ni siquiera los carteles de rigor.
Entre aplausos, gritos, reclamos –que hacían recordar al brillante monólogo de Leo Masliah titulado "La tragedia de ir a ver Titanic" donde todos los espectadores de un cine hablan entre si, se saludan, se pelean, se hacen callar, etc.- se logró que la película se vuelva a proyectar.
No faltó la indignación de un asistente quien, como la película era en portugues y los subtítulos en ingles, reclamó: "Rebobiná, yo no se inglés" . Caso omiso hicieron a su petición y todo pareció volver a la normalidad. Pero no.
Menos de diez minutos pasaron para que la escena se repita: Diálogos entrecortados, cancelación de audio, pantalla en negro, luces de sala. Cabe aclarar que no se trataba de una película de renovada vanguardia ni mucho menos.
Explicación de rigor de una muchacha que trabajaba para el festival quien dijo que desconocían que "problemas técnicos" podía haber, paciencia de la sala, y otra oportunidad. Entre aplausos, risas, broncas y hasta gritos de "pongan otra película" volvió el film por tercera vez.
La vida útil del audio parecía ser de otros diez minutos más o menos que fue lo que tardó en suspenderse de nuevo la función y esta vez fue definitivo.
Promesas de los organizadores de devolver el dinero abonado o de asistir a una reprogramación de la función. "Sí, en la casa de Telerman", gritó una joven para dar por terminado el fallido intento. Por suerte, me esperaba lo que vino.

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