Carmen Argibay a Kirchner: "Si vamos a ser 7, que sea por ley"

La jueza de la Corte Suprema, Carmen Argibay, admitió las dificultades para funcionar en la indefinición entre si son 7 o 9 los ministros del tribunal, y las distorsiones que esto provoca.

BUENOS AIRES (Cuarto Intermedio). Si bien en la actual situación, en la Corte Suprema no corre la mayoría automática, se arrastra una distorsión política y operativa: para decidir las votaciones tienen que estar de acuerdo por lo menos 5 jueces, ya que se siguen tomando los 9 integrantes como referencia, por más que falten 2. Entonces, lo que está ocurriendo es una inmovilización de la Corte Suprema. La entrevista:
-Hay una sensación instalada en la sociedad sobre la lentitud de la Justicia. También la Corte suele demorar mucho para resolver sus expedientes. ¿Cuánto tiene que ver que sea hoy un tribunal incompleto?
-Es evidente que complica para resolver determinados temas. Pero nadie puede decir que esta Corte no trabaja. Es descomunal el volumen de trabajo que tenemos. Cuando alguien pregunta "¿Por qué no resuelven tal tema?", hay que explicar que no es tan simple. No se trata de culpable o inocente, o éste tiene razón y éste no. Las sentencias tienen que ser fundadas, deben contar con una argumentación sólida después de un proceso en el que hay que escuchar a todas las partes y velar para que se cumplan todas las garantías constitucionales.
-Dicho así, parecería más sencillo una resolución entre 7 personas que entre 9, por lo menos matemáticamente.
-No es así y se lo explico. La Corte tiene hoy 7 ministros, pero su conformación es de 9. Entonces la mayoría se obtiene con 5 votos, es decir que en los hechos los consenso siguen siendo iguales que si la formación estuviera completa.
-La legislación contempla el llamado a conjueces para esos casos.
-Es cierto, pero la Corte es la última instancia judicial. Todas sus decisiones son trascendentes y en determinados temas en los que no conseguimos reunir una mayoría de 5 votos, convocar a conjueces -que se designan por sorteo- implica que en un caso la Corte resuelva de una manera y en otro análogo, con otros conjueces, lo haga en sentido contrario. La Corte resuelve caso por caso; imagínese que con una formación provisoria a Juan le decimos 'Sí' y en otro idéntico, con otra formación igual de provisoria, a Pedro le decimos 'No'.
-¿Eso pasa con la pesificación?
-Por ejemplo.
-Usted se pronunció en algún momento a favor de una Corte de 7 ministros. ¿Sigue pensando así?
-No me disgustaría. Seguramente sería más fácil arribar a consensos. Pero en definitiva, esa es una decisión política y los jueces no nos metemos en este tipo de política. Lo que sí creo es que la situación debería definirse. Si vamos a ser 7, pues seamos 7 con todo el respaldo de la ley. Y si seguimos siendo 9, que efectivamente seamos 9. Trabajar en estas condiciones nos genera problemas de funcionamiento.
-Si el presidente Kirchner propusiera a los candidatos para las 2 vacantes, al final de su mandato habría nombrado a 6 ministros de la Corte. Uno más que la tan criticada 'mayoría automática'...
-En esta Corte no hay mayoría automática. Yo me siento independiente, lo soy, y si fuera de otra manera no estaría aquí. No se me escapa que pueda haber quien crea que el ministro que es nombrado por un Presidente le debe su cargo y va a fallar de acuerdo a lo que ese Presidente quiera. Pero esa imagen es distorsionada. Nosotros nos hemos animado a ser independientes y eso está reflejado, creo yo, en nuestros fallos. Yo nunca he recibido un llamado desde la Presidencia para decirme que tengo que votar en tal o cual sentido. No lo permitiría.
-Está hablando en primera persona. ¿Alguno de sus colegas sí recibió llamados?
-No lo sé, no lo creo, estoy segura que no. Los jueces de la Corte votamos de acuerdo a la ley y a nuestras convicciones. Eso es ser buen juez.

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