La simplificación de Fernández (y G.S.) vs. el desastre de los contenedores

No hay que enojarse con el cartero pero... hay carteros que se creen remitentes. Por ejemplo, el periodista Gustavo Sylvestre, en 'A 2 Voces', por TN, diciendo, una y otra vez: "Si los ganaderos no levantan su paro, no habrá reducción de la veda de las exportaciones cárnicas". Solamente el poeta erótico Alberto Fernández puede suponer que el tema es tan sencillo. El siguiente recorte ayuda a comprender otras aristas del tema:

BUENOS AIRES ( La Nación). Desde hace más de 15 días, unos 360 contenedores cargados con carnes de primera calidad, valuadas en cerca de 53 millones de dólares, permanecen demorados en los puertos de Buenos Aires y Santa Fe, a pesar de que cuentan con todos los papeles en regla, según señalaron los empresarios frigoríficos. La carne tiene como destino a Alemania, Inglaterra e Italia.
La suerte de estos cargamentos detenidos por decisión de la Administración General de Aduanas desvela por estos días a la industria de la carne, porque buena parte de la mercadería tiene fecha de vencimiento. Y, al tratarse de cortes de exportación -más grandes que los que tradicionalmente se consumen en el país- resulta muy difícil volcarlos al mercado interno, según indicaron en la industria frigorífica.
En Buenos Aires, los contenedores refrigerados, cada uno de entre 20 y 22 toneladas, están en las terminales de Dock Sud (Exolgan) y Terminal 3 (TRP), donde operan las navieras Hamburg Sud y Maersk. Las empresas más afectadas son Quickfood, Swift, Finexcor, ArreBeef y Ecocarnes, entre otras más chicas. A esta altura del conflicto el cumplimiento de la cuota Hilton provoca incertidumbre. Este cupo con destino a Europa debe utilizarse antes de que termine el mes. El viaje en barco ocupa unos 20 días y, parte de la carne, ya tiene unos 30 días de faenada.
El Gobierno anunció el 8 de marzo pasado la suspensión de las exportaciones de carnes argentinas para lograr una rebaja en el mostrador y restarle presión al índice de inflación en el que la carne, precisamente, tiene una participación grande. En la resolución 114/06 del Ministerio de Economía se excluyó a aquellos negocios amparados por cartas de crédito cursadas antes de que entrara en vigor la norma y también a los embarques que comprenden la cuota Hilton.
Sin embargo, casi un mes después, el sábado de Gloria, según la Semana Santa cristiana, la Aduana impidió en el puerto de Buenos Aires que unos 200 contenedores ingresaran en las bodegas del buque Monte Paolo. Los empresarios señalaron que la carga cumple con los requisitos exigidos por el Gobierno para exportar, pero en la AGA alegaron "órdenes de la superioridad" para frenar el embarque y abrieron una investigación sobre la validez de los certificados.
Incluso una parte de esa carga tuvo que bajarse del barco en un polémico procedimiento que fue certificado por escribanos. Esto podría originar en las próximas semanas una demanda judicial contra el Estado por parte de algunas empresas afectadas.
Consultados en la Aduana por las razones que sustentan aún hoy mantener a los contenedores en tierra, señalaron que "se está tratando de determinar cuáles fueron las irregularidades", explicó un vocero del organismo.
"La situación de los contenedores es insostenible porque si no se embarcan en los próximos días vamos a perderlos; el mercado interno no consume este tipo de cortes", explicó ayer uno de los empresarios afectados por la veda que no quiso ser identificado.
Los importadores europeos comenzaron a remitir cartas de protesta a las embajadas argentinas por la vigencia de las restricciones a las ventas externas.
Acuerdo sin cumplir
A principios del mes pasado el Gobierno y toda la cadena de ganados y carnes firmaron un acuerdo de precios para presentar un menú de 11 cortes con valores rebajados hasta un 25% en el mostrador. El convenio también incluía la gradual liberación de las exportaciones de los cortes de mayor valor que nunca se concretó.
El presidente Néstor Kirchner, según comentaron fuentes oficiales, había notado que pese a la suspensión de las exportaciones, todavía se seguía embarcando sin que menguaran los precios de la hacienda. Ahí habría decidido ordenar el cierre total de los embarques, incluso aquellos que no estaban prohibidos por la resolución firmada semanas antes por la ministra, Felisa Miceli.
El Gobierno sospecha de que los exportadores buscaron un atajo para sortear la veda. Sucede que en el lapso entre que se anunció el cese de las exportaciones y la publicación de la resolución (cinco días) los frigoríficos anotaron en el Registro de Operaciones de Exportaciones (ROE) unas 30.000 toneladas para exportar. Muchas de esas operaciones, según fuentes de la Oficina de Control Comercial Agropecuario (Oncca), donde funciona el ROE, estaban amparadas por cartas de crédito financiadas por un solo banco de Nueva York.

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