BOGOTÁ (Especial de Cambio). Después del infarto que sufrió su padre, Mario Alberto Peña decidió regalarle un San Bernardo. Había leído que los pacientes que tenían un perro lograban una recuperación más rápida, pues la obligación de sacar a pasear al animal los llevaban a realizar caminatas muy saludables para la rehabilitación cardiovascular.
La recuperación de su padre con la ayuda del canino llevó a Peña, entonces estudiante de colegio, a documentarse mejor sobre el poder sanador de las mascotas, y una vez graduado como psiquiatra decidió que su perra Danza, una pastor alemán, estuviera presente en las consultas con sus pacientes.
"Los animales facilitan el vínculo con el paciente -explica Peña-. Hay estudios que demuestran que cuando en el consultorio hay una imagen de un animal, el paciente se tranquiliza; que si el animal está presente la tranquilidad aumenta, y que si interactúa con el paciente el efecto es mayor". De hecho, está comprobado que la tensión y la frecuencia cardiaca de las personas se reducen cuando se acaricia un animal, relajación muy pertinente en una consulta psiquiátrica.
"El animal no es lo fundamental, pero si sabemos que enriquece el ambiente, ¿por qué no usarlo?". Mario Alberto Peña, psiquiatra Las terapias asistidas con animales comenzaron a documentarse hace 40 años. El primero que lo hizo fue el psiquiatra infantil estadounidense Boris Levinson, quien llevaba su perro a las consultas con niños con trastornos de conducta. El animal resultaba el mejor instrumento para romper el hielo, reducir la actitud defensiva de los niños y poner tema de conversación.
Desde entonces se han llevado a cabo cientos de estudios para confirmar la utilidad de los animales en la recuperación de personas con problemas de salud y, en efecto, los investigadores han observado que los dueños de mascotas se recuperan más rápido de los infartos, sufren menos hipetensión, tienen menos hospitalizaciones, se sienten más seguros y tienen mejores relaciones sociales, entre otros aspectos.
Diversidad animal Las características de los perros y su viejo vínculo con los seres humanos hace que sean los más utilizados en las terapias, pero los caballos no se quedan atrás y han dado pie para la creación de la llamada hipoterapia.
"Desde el siglo VI a.C. era utilizada contra los ataques de cobardía, hoy llamado estrés postraumático de combate, que son los episodios que siguen a un momento complicado de la vida", explica la psicóloga Maribel Gaitán, directora de la Fundación Centro Colombiano de Hipoterapia, una organización fundada hace 10 años que hoy atiende personas con diversas patologías.
La hipoterapia se basa en que el paso del caballo provoca estímulos en la médula que resultan beneficiosos para mejorar el equilibrio y la movilidad, y por eso se utilizan caballos de trote cruzado a los que les ponen aperos especiales.
Los seguidores de la técnica aseguran que los equinos no sólo funcionan para trastornos físicos, sino que también pueden mejorar las funciones de comunicación y comportamiento, y por eso practican la hipoterapia con personas con síndrome de Down o autismo.
Los estudios también han documentado los beneficios de los gatos en la recuperación de pacientes después de operaciones; de los delfines para el autismo y la depresión, y de los pescados en acuarios para estimular relaciones sociales en los ancianos.
Y aunque la recuperación de una persona no puede depender de una mascota, los que siguen la terapia asistida con animales tienen la certeza de que es una herramienta más en la rehabilitación de enfermos.
"El animal no es lo fundamental -advierte Peña-. Pero si sabemos que enriquece el ambiente, ¿por qué no usarlo?".
Delfines contra la depresión
Hacia los años '80, los delfines comenzaron a utilizarse en el tratamiento del autismo, pero no se vieron resultados contundentes. Recientemente ha comenzado a estudiarse su utilidad en la depresión moderada.
Un estudio de la Universidad de Leicester, Reino Unido, con 30 pacientes que padecían este trastorno, comparó la evolución de un subgrupo que sólo realizaba actividades acuáticas con otro que nadaba con delfines. Tras dos semanas de tratamiento los investigadores constataron la mejoría de los que nadaron con los cetáceos.
Múltiples estudios demuestran que las personas que tienen mascotas gozan de mejor salud cardiovascular -especialmente por su adecuada tensión arterial y nivel de triglicéridos- que aquéllas que no gozan de compañía animal.
La explicación podría ser que los propietarios de mascotas tienen mayor actividad física y menos estrés.
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