Al cumplir 3 años, Kirchner le dio 2 entrevistas a Grupo Clarín

Los diarios Clarín y Página/12 accedieron a entrevistas con el presidente Néstor Kirchner. El Presidente justificó todas sus decisiones y dejó en claro que persistirá en su rumbo:

Entrevista Nº 1: Página/12 (Mario Wainfeld, Sergio Moreno y Fernando Cibeira):
El Presidente recibe a Página/12 en su despacho, informa a los cronistas a ritmo de vértigo de los resultados de una encuesta de opinión sobre el aumento a los jubilados. Sin esperar respuesta, encarga café y bebidas, para luego concentrarse en la entrevista que durará más de hora y media. Se repantiga en su silla, ni mira el té que se enfría en su taza y sólo sorbe un vaso de agua. Nadie interrumpe el reportaje, nadie entra, ningún teléfono suena. El único testigo oficial, Oscar Parrilli, no interviene, aporta algunos asentimientos con la cabeza y sonrisas. Néstor Kirchner se toma todo el tiempo del mundo para contestar cada pregunta, pero suele responderlas de volea. Así que cuando se toma un tiempo para meditar, como cuando se le requiere un juicio de valor sobre su colega uruguayo, Tabaré Vázquez, cabe atribuirle peculiar significación a la pausa. Igualmente torrentoso que en el atril pero en tono coloquial y algunos decibeles más abajo, con la usual profusión de cifras, valiéndose mucho del pretérito perfecto, el Presidente intenta un saldo de sus tres primeros años de gobierno. Cuando termina, accede a sacarse unas fotos de pie pero no a levantar los brazos frente a la cámara. Son las nueve de la noche del miércoles y tal parece que su día no ha terminado. Julio De Vido está en la antecámara y no es el único.
–La primera pregunta es casi protocolar: un balance de sus tres años de gobierno, lo que falta, lo que se puede hacer en un año y lo que ya sabe que no va a poder hacer.
–Siempre digo que puedo mirar al pueblo argentino de frente porque le prometía esfuerzo y sacrificio y no quería generar un discurso de promesas y construir nuevas desilusiones. El día que entré a este despacho y me quedé a solas con mi compañera y mis hijos, tomé conciencia de la soledad para resolver una de las crisis más profundas. Una Argentina sin reservas, altamente endeudada, subordinada a los organismos internacionales, con la autoestima perdida, con la dirigencia sin ganas de luchar, un pueblo resignado después de ver cómo se sumaba fracaso tras fracaso y de una pobreza, desempleo, indigencia, desinversión nunca conocidos en la etapa contemporánea. Dije que estábamos en el último escalón del infierno. A tres años, creo que seguimos estando en el infierno, pero que el 10 de diciembre de 2007 le podremos decir al pueblo argentino, de seguir funcionando las cosas como hasta ahora, que nos acercamos a las puertas del purgatorio. Es un paso importante. Obviamente, no es la Argentina que uno quiere, pero vamos rumbo a ella. Ahora hay más tiempo para pensar... Me acuerdo de que al principio subía al helicóptero y les decía a quienes me acompañaban: "Bueno, no sé si mañana podremos seguir estando". Era una lucha segundo a segundo. Hoy es una lucha minuto a minuto.
–Para acotarlo un poco, ¿qué balance haría del último año?
–Vemos una economía que continuó creciendo muy bien. Siempre digo que si la Argentina creciera entre un 3 y 4 por ciento durante 15 años nos convertiríamos en un gran país, sólido. Le hemos pagado al FMI y no se cayó nada. Si pasaron por abajo habrán visto que no se cayó ninguna estatua ni nada por el estilo, cuando los cultores del neoliberalismo decían que era un acto de osadía y de irresponsabilidad. Hemos logrado renegociar la deuda externa privada con una quita de 67 mil millones de dólares, que no es menor. Hemos logrado bajar cerca de 30 puntos la pobreza, a menos de la mitad la indigencia. Viene bajando muy bien la desocupación, si Dios quiere a fin de año nuestro sueño es bajarla a un dígito, sería un gran avance. El crecimiento ha sido con creación de empleo, el promedio ha sido entre 0,6 y 0,75 por ciento por cada punto de crecimiento del PBI. El crecimiento de la industria es de 7,7 por ciento en lo que va del año y 7,1 de año a año. Creció un punto la capacidadinstalada, es decir que han crecido las inversiones industriales. Pensando que llegamos a estar en el 76, 77 y 78 por ciento de la capacidad instalada, ahora estamos en el 69 por ciento de la capacidad instalada funcionando, significa que hay un interesante crecimiento de inversiones industriales. El superávit fiscal sigue siendo muy bueno, hace pocas horas se anunció el de abril: 1533 sobre 1200 millones que estaban presupuestados, con 6400 millones en lo que va del año. Algunos economistas dicen que creció más el gasto que el ingreso, pero el gasto que creció es la inversión en obra pública. Es un gasto productivo, fundamental y necesario desde la visión neokeynesiana que tenemos y ha dado resultado, ha generado empleo. Venimos ordenando correctamente el sistema de costos y vamos a tener niveles racionales de precios durante este año sin recurrir a las recetas heterodoxas que son las de dormir a la economía y al país...
–Ortodoxas...
–Perdón, ortodoxas, siempre están corrigiéndome los periodistas (risas). La economía de Estados Unidos aplica todas las medidas que supuestamente corresponden y la inflación le creció el 0,6 por ciento. Y eso que ellos la miden de forma muy particular. La inversión global del país es interesante y crece muy bien. Estamos, con estos logros, tremendamente contentos. Hemos logrado dar el octavo aumento a los jubilados. El mínimo lo hemos logrado llevar de 150 a 470 pesos, con los 30 que da el PAMI, 500 pesos. Después de 14 años hemos dado el primer aumento general, del 11 por ciento. Obviamente que es insuficiente. Pero esa inversión solamente es de 3300 millones de pesos por año que van directamente hacia el sector pasivo. El año 2006 esperábamos que sea bueno pero realmente superó nuestras expectativas. Después, está también la satisfacción del acompañamiento del pueblo argentino.
–¿Ya no está más solo?
–No, el acompañamiento de octubre para nosotros fue decisivo. Nos dio la fuerza, la decisión, la autonomía, la confianza de poder profundizar e ir construyendo cosas más profundas. No hay mejores reformas políticas que vencer el funcionamiento del pasado.
Plaza, identidades,
pejotismo
–¿Qué va a suceder el 25 en la Plaza?
–Vamos a ir al Tedéum tal cual es la tradición.
–Pero el año pasado hizo una finta.
–Pero fuimos al Tedéum en Santiago del Estero. Cada uno hace su interpretación del tema, les voy a decir algo y probablemente no van a estar de acuerdo. Fuimos a Santiago del Estero porque nos parecía muy importante acompañar la reconstrucción política que hubo en esa provincia. Muchos interpretaron que era un enfrentamiento con tal o con cual. No, bajo ningún aspecto. Podemos tener acuerdos o diferencias pero eso no lo llevamos al plano del funcionamiento institucional. Esta vez tenemos que estar en Buenos Aires y lo lógico es que vayamos aquí, a la Catedral. Y la plaza, es la plaza de todos. No sé por qué se han puesto tan nerviosos algunos con el tema de la plaza. Algunos dicen que no vayan... Nosotros invitamos a todos los argentinos a que vengan. Estamos celebrando el día de la patria, que es el día de todos los argentinos. También se cumplen tres años de Gobierno, me tocó asumir un 25 de mayo, como hace 33 años asumía el doctor Cámpora. Muchos de nosotros estuvimos en esa plaza. Hemos decidido celebrar el día de la patria, recordar los tres años y hacerlo con una amplitud y pluralidad absolutas. Como ustedes ven, están convocando organizaciones de todo tipo.
–Pero va a tener un fuerte tinte del Frente para la Victoria y del justicialismo.
–Malo sería que no nos acompañen los propios. Pero más que un acto político es un acto ciudadano, es una recuperación de la ciudadanía.
–Pero tiene una diferencia litúrgica grande, comparado por ejemplo con el acto que se hizo en 2004.
–Es un momento diferente. En el 2004 estábamos cumpliendo el primer año, en otra circunstancia histórica, y le dimos una recordación con presencia artística. Ahora, igual, va a haber artistas, comprometidos con la nación, lo que no significa que tengan la misma visión ideológica que quienes ejercemos circunstancialmente el poder, pero van contentos como nosotros a celebrar en democracia y en convivencia. Leí que el diario opositor decía "Los colectivos y los trenes van a ser gratis..." si para todos los 25 de Mayo y 9 de Julio son gratis. Ojalá, esperamos que las empresas vuelvan a hacerlo. Y la gente vendrá como pueda. Vendrán los que quieran venir y los que no quieran venir no vienen. Y habrá muchos que vendrán a observar. Eso no significará más rédito ni menos rédito para nadie. Vamos a celebrar en pluralidad y en conjunto el 25 de Mayo, sin que eso tenga dueños especiales, ésta es la realidad.
–¿Va a hablar el Presidente?
–Me gustaría hacerlo, pero no desde el balcón. El balcón ya tiene su lugar en la historia, tiene sus protagonistas en la historia, ustedes tienen más pluma que yo para escribir sobre ese tema. Si hablo será desde el mismo escenario donde canten. No quiero venir a sobreponer etapas históricas, ni a cubrir otro tipo de liderazgo ni a querer asimilar las etapas históricas que no se pueden asimilar. A nosotros nos tocó un tiempo histórico, es la pluralidad, la convivencia. Es la Plaza de Mayo, lógicamente, no es cualquier plaza. Pero también hubo actos el año pasado que los encabezó el ex jefe de Gobierno Aníbal Ibarra y vino mucha gente. La gente viene, es el día de la Patria.
–Como fuera, si "esta" plaza está llena, indudablemente el Gobierno va a capitalizarlo.
–Lo que nos vino muy bien a nosotros fue ganar en octubre. Si se juzgara la fortaleza de un gobierno por llenar o no llenar plazas estaríamos sujetos a coyunturas muy cortas. Esto de querer asimilar determinados momentos como factores de acumulación propia son errores históricos, no lo analizo.
–¿Qué puede decir sobre su eventual reelección o no reelección?
–Lo que diga sobre ese tema no me lo van a creer. Estamos construyendo un espacio político. Algunos hablan de concertación, otros de construcción amplia, otros de vocación frentista. En la etapa que viene en el 2007, más allá de quién vaya como candidato a presidente, la construcción que le debemos ofrecer a la sociedad argentina debe ser amplia, plural, que tenga proyección estratégica y sea un marco superador a lo que se ha construido hasta ahora. Siempre digo, la gran virtud del Frepaso en los años finales de los ‘90 fue construir la alianza grande que les permitió llegar al gobierno, siendo oposición. Hoy la oposición se fija en construir una alianza chica. En ese caso, más allá de las circunstancias que le tocaron vivir, mucho tuvo que ver el Chacho en esa construcción. En esta etapa, en esto sí voy a ayudar, hay que construir una concertación –un frente, un espacio– absolutamente amplia, que le dé pluralidad y la posibilidad de generar un espacio superador para cualificar definitivamente la construcción de una alternativa estratégica en la Argentina.
–¿Espacio superador de qué?
–De lo que tenemos hoy. Superador de la expresión de gobierno que tenemos hoy, de la que me toca conducir. Uno va aspirando a que lo que venga cada día tenga una expresión más acabada con lo que necesita la Argentina. Hay que construir varios saltos cualitativos más para que el país tenga una fuerte repotenciación: institucional, política, consolidación del crecimiento, de inserción, de inclusión, de cualificación, de calidadinstitucional, para lo que hay que trabajar. Yo voy a tratar de seguir ampliando este espacio pero es evidente que hay que armar una construcción política que responda a lo que los argentinos necesitan hacia el Bicentenario.
–Cuando usted llegó al gobierno se hablaba de la transversalidad, ¿qué fue de ella, qué relación tiene con este nuevo espacio?
–La transversalidad fue una denominación periodística. Es un término que podría funcionar en un sistema de partidos que están funcionando. En la Argentina, todos sabemos que la reconstrucción de los partidos políticos va a llevar un tiempo largo. Entonces, la construcción del espacio se debe hacer en base a ideas superadoras que seguramente provendrán de hombres y mujeres de distintos partidos. A nosotros se acerca mucha gente a conversar del radicalismo, gente del ARI –algunos entraron al Gobierno y están trabajando con nosotros–, gente del Frente Grande, del Partido Socialista, de partidos vecinales. Hay que saber entender y darle potencialidad para garantizar gobiernos eficientes, ágiles, superadores, que le den buena administración a la gente, que permitan que la Argentina siga mejorando, y en eso hay que tener grandeza y generosidad. Todos somos pasantes de la historia.
–¿Dónde quedaría el justicialismo en ese futuro que usted imagina? Usted en algún momento acuñó la palabra pejotismo, ahora no la utiliza más.
–Yo no participo del pejotismo. Pude ser presidente del partido y no lo fui, no lo soy, ni lo seré. Pude haberme dedicado a armar una aceitada máquina partidaria y no lo hice. Tuve todas las condiciones para hacerlo, me ofrecieron todas las condiciones, aun gente que después me enfrentó. La construcción superadora va a permitir que los partidos se organicen. Si organizamos el mismo funcionamiento partidocrático interno que hubo hasta ahora corremos el riesgo de repetir los errores del pasado. Ojo, respetando la identidad, la visión y la evolución que el peronismo ha sabido tener. Porque, así como hay gente que no evoluciona, la gran mayoría ha evolucionado muchísimo.
–La magnitud y la vastedad del peronismo que ahora se ha encolumnado detrás suyo, ¿no limita de alguna forma la posibilidad de una apertura?
–Lo que noto es una gran evolución de todos los sectores, una gran comprensión de que ya los pasos hay que darlos. Hay una maduración muy fuerte en los cuadros políticos, una valoración muy fuerte en la gente y una palabra, "sectarismo", que gracias a Dios cada día se aleja más.
–¿No teme que ese aparato que en los ’90 apoyó otras políticas y hoy lo apoya porque le va bien y anda bien la economía, el día de mañana nuevamente se dé vuelta?
–Si siguiera existiendo como tal, sí. Pero el rol y la evolución dirigencial que tiene son absolutamente diferentes. Habrá sectores... existen, no sé en qué cantidad existen, pero existen. Pero el espacio que me toca referenciar a mí es absolutamente diferente. Vamos por más calidad institucional, por más inclusión, por más crecimiento, por más justicia social.
–A los tres años de gobierno de Menem, prácticamente todo el peronismo estaba con él.
–Ya se estaba construyendo una alternativa con Bordón y con Chacho, que venían del peronismo. Y sacó más de cinco millones de votos. Y había diferencias internas (pausa). Es cierto que gran parte de la estructura del Partido Justicialista acompañó ese proceso neoliberal por bastante tiempo y ahí están los resultados. Las dudas de ustedes son lógicas, yo estoy trabajando para que así no sea. Creo que así no va a ser..., donde estaba la UCeDé hay fuerzas sociales, fuerzas progresistas, hay otra conformación, ¿eeeh?
–¿Va a estar Luis Barrionuevo?
–No tengo relación con Barrionuevo. Con todo respeto, los triunfos en La Rioja sobre el ex presidente Menem, en la provincia de Buenos Aires y en Catamarca fueron las cosas que más alegraron la elección mía de octubre porque les ganamos a tres fuerzas que representaban el viejo sistema de cosas. No puedo desconocer que la señora de él (Graciela Camaño) es diputada y autoridad de la Cámara porque la votaron y nos está ayudando y le agradecemos. Pero Barrionuevo... Yo sé que la gente confía en mí y voy a cumplir con ella.
–Volvamos por un instante a la reelección. ¿Por qué no habría de intentar seguir gobernando cuatro años más, si es constitucional y falta tanto por hacer?
–Cualquier cosa que le diga usted no me lo va a creer.
–Haga la prueba, algunos periodistas pueden ser crédulos (risas).
–(Menea la cabeza.) Es así. Son tiempos de gobernar profundamente y en marzo o abril serán los tiempos de las resoluciones. La Argentina debe tener el presidente o la presidenta que necesita.
–¿Imagina a Cristina candidata a presidenta?
–Podría ser, las encuestas dicen que sí. En Santa Cruz siempre sacaba siete puntos más que yo, seguramente ganaría mejor que yo.
–En la Ciudad de Buenos Aires no hay un candidato oficialista visible.
–En la gira a Viena conversé con los periodistas que me gustaría ser jefe de la ciudad.
–Hablaba de Viena.
–Ya se va a ir definiendo, hace falta un buen administrador responsable, serio, amplio, prestigioso, porque se pueden hacer tantas cosas..., espero que este espacio lo pueda construir.
–¿Imagina a alguien en particular?
–Hay, seguramente hay.
—¿Lavagna?
–De Lavagna tengo el concepto de siempre, siempre trabajamos muy bien. No quiero hablar de nombres ni manosear a nadie, menos de gente de la que tengo conceptos consolidados. Ya llegará el tiempo de los candidatos que tienen que tener ganas de ser, vocación.
–¿Cómo prevé el proceso inflacionario?
–Lo veo normal. Una inflación de costos, estoy trabajando muy fuerte, con seriedad. No veo nubarrones por delante. Vamos a hacer una política de comprensión, de acuerdos, hasta tanto logremos equiparar la inversión que crece bien para que la oferta acompañe la demanda. Se han incorporado fuertes sectores al consumo, hay mayor poder adquisitivo... Algunos sectores quieren aprovecharse y pretenden, con el mismo volumen, tener mayor rentabilidad. Los sectores empresarios deben incorporarse definitivamente a una causa estratégica y pensar que lo que más les conviene es que la Argentina crezca. La mayoría ya piensa así.
–Usted viene mencionando una deuda de muchos años, que incluye a este Gobierno, con las políticas ambientales. Eso exige muchos recursos. Le planteo lo que estimo otras deudas similares, para preguntarle qué piensa hacer. El sistema de salud, que es una rémora de otros tiempos, el seguro de empleo y capacitación, algunas políticas sociales universales.
–Por supuesto. El seguro de empleo o de desempleo con el tiempo a Argentina va a llegar y va a llegar bien. Esa política de seguro de empleo siempre aparece cuando avanza el empleo, ésta es la realidad. Esa rotación que hay debe tener la cobertura que corresponde. No es subsidio, sino que hablamos de seguro de empleo, de capacitación. En su momento algunos sectores lo planteaban en la sociedad y yo estaba de acuerdo.
–¿El sistema de salud?
–El tema del sistema de salud es uno de los grandes desafíos que hay. Hoy estamos avanzando para que la salud llegue a la mayor cantidad de argentinos, pero evidentemente el sistema tiene puntos de inflexión. Hay que construir una verdadera combinación y síntesis entre la salud pública y la salud privada, que no deben ser contradictorias, pero debe haber políticas de base y políticas estratégicas donde la salud pública debe tener mayor inversión y mayor exigencia desde el Estado, apoyando también la inversión privada. La globalización y la generalización del piso tienen que estar dadas por el Estado. Es una gran inversión ésa. Y las políticas universales, es una discusión. Algunos creen que hay universalizar las asignaciones familiares y demás cuestiones. Creo que hay que mirar el mundo, mirar la realidad, hay que tener muy buenas políticas de salud, de integración y de inclusión. Pero la universalidad de las políticas de acuerdo a la visión de algunos yo todavía no las vi ni aún en los lugares más avanzados del mundo. Lo que hay que avanzar, sí, es en la inclusión.
–¿No será un caso para ser heterodoxo?
–Lo que pasa es que primero hay que priorizar fuertemente en los que más lo necesitan.
–¿Es cuestión de tiempo la política de salud y la política de desempleo?
–No, cuando me refiero al tiempo me refiero al recurso.
–Tiempo y dinero, desde luego. En esa intersección, un gobierno que está recuperando aceleradamente las reservas, ¿puede decidir cambios importantes en políticas sociales antes de que termine su mandato?
–Lo que no me gusta es prometer. Si les hubiera dicho hace un año a los argentinos que íbamos a bajar tanto la indigencia era una temeridad. Uno presupone. Hay que ser muy serio, hay que tener mucha tranquilidad, los argentinos quieren de una vez por todas un liderazgo racional, responsable, serio, y como esto no se resuelve a vendavales, sino construyendo todos los días...
–En otro tramo de este reportaje recordó el 25 de Mayo del ’73. ¿Pensó alguna vez que aquel gobierno, en tiempos en que se pensaba tomar el cielo por asalto, duró menos que éste, el suyo?
–Otro momento histórico, otro tiempo, se discutían otras cosas. En ese momento había temas que estaban resueltos, desde el punto de vista social o desde la integración. Errores cometidos por todos (por nosotros, por todos) llevaron a una agudización excesiva de las contradicciones. Un gobierno que empezó con mucha voluntad de cambio terminó en manos de López Rega, de Isabel. Jamás hubiera soñado que lo que empezó con una incorporación generacional muy importante y la vocación de todos los argentinos, justicialistas o no, pudiera terminar adonde terminó. Esa es una síntesis de lo que pasó, el tremendo dolor y las cosas que nos pasaron después
–Usted llegó en un Estado herido en su solvencia fiscal y con un poder político inexistente. Ahora hay solvencia fiscal y se dice que usted es la persona que concentra todo el poder en la Argentina. ¿Cuál es su respuesta?
–Hay una cultura de la enfermedad, permanente. Como Presidente ejerzo mi tarea de administrar y gobernar el país. Funcionan todos los poderes. Hay una Corte auténticamente independiente. Nadie puede decir que no lo sea. Obviamente hay un Parlamento que tiene mayoría oficialista, que es importante para gobernar y demás. Nosotros muchas veces deliberamos profundamente nuestras decisiones en espacios mucho más íntimos que otros gobiernos. Lo que hemos tratado de reconstruir es la autoridad política, con aciertos y con desaciertos. Cuando algunos de muy mala fe hablan de autoritarismo, es porque no han vivido el autoritarismo. Nosotros, como generación, lo hemos vivido y sabemos lo que es. Lo que pasa es que somos gente de convicciones.
–¿Eso justifica sus choques con periodistas y medios?
–Si yo disiento algo con ustedes, bueno, discutimos. Ustedes tienen su rol de periodistas y yo tengo el rol, en este momento circunstancial de la historia, de Presidente. A veces podemos tener una visión parecida de los temas y a veces podemos tener una visión diferente. Ahora, vivir en una sociedad sin hipocresía es vivir hablando. Dicen que discutir con un periodista es atentar contra la libertad de prensa. ¿Por qué? Un periodista tiene su visión, escribe, tiene una pluma, y trata de hacer –el periodista honesto, que son la mayoría– un análisis objetivo de la situación. Y uno, desde la visión que tiene, trata de hacer un análisis objetivo de la situación y a veces discuten. Eso no tiene que molestar a nadie, muestra una democracia viva, dinámica. Cuando uno insulta y agravia permanentemente es porque tiene muy pocas ideas.
–Hay una sensación instalada acerca de que el Gobierno avanza sobre algunos sectores de la prensa y que es poco tolerante al disenso.
–Al contrario, cuando uno discute es tolerante con el disenso. Una cosa es aceptar como una verdad revelada lo que ustedes dicen, o un sector del periodismo dice... Es un tema para desgranarlo porque es algo que hay que discutir en la Argentina: el rol de los medios, el rol de los periodistas, la libertad de medios y la libertad de expresión. Muchas veces la libertad de medios no va de la mano de la libertad de expresión. Pero acá hay temas que hay que aclarar. El otro día se informó que una señora hizo una denuncia en Estados Unidos acerca de que en la época de De Santibañes, o sea de De la Rúa, había 200 periodistas pagos. No sé cómo estarán colegiados ustedes, cómo deberán hacer, pero estas cuestiones hay que investigarlas. Es evidente que así como hay políticos corruptos y empresarios corruptos, hay periodistas corruptos. Así como es cierto que hay periodistas que ejercen –la gran mayoría creo yo– con honestidad, hay otros que lo condicionan al movimiento de sus intereses. Hay otros que se han apoderado de los medios para hacer políticas de extorsión, de negocios. La reconstrucción de la sociedad pasa por todas las áreas. Ibamos a llegar a un momento en que esto se iba a discutir. La intolerancia es cuando hay una sola verdad, pero acá ¿dónde hay intolerancia? Todos ustedes pueden decir lo que quieren, ¿por qué yo no puedo decir lo que quiero? Si veo que hay un artículo de ustedes que no me gusta, debato, discuto. Tendré razón o no, pero defiendo vehementemente lo que pienso. Y si me equivoco les diré que tienen razón. No tengo problema en decirlo, ya me ha pasado muchas veces.
–No sólo se cuestiona que se discuta, se denuncian presiones desde el poder...
–Los periodistas que dicen que tienen presiones... está esta persona que yo nombraba que ha invertido en este canal...
–Francisco de Narváez.
–Yo dije que era un aprendiz de Berlusconi del subdesarrollo, dice que lo hemos amenazado. Es absurdo. Cuando comprás un medio, el medio es tuyo, te tenés que hacer cargo. Los propios periodistas que integran ese canal dicen que les bajan esa línea muchos de ellos.
–De Narváez viajó en el avión presidencial a Alemania.
–Sí, claro. Los medios han dicho lo que han querido siempre. Hay medios que nos han agraviado personalmente, han mentido y mienten cotidianamente, y ni siquiera he presentado ni una queja, he soportado con estoicismo. Algunos porque no me interesa lo que digan, otros porque, bueno..., piensan así. No me puede preocupar que alguien piense ideológicamente de manera diferente que yo, pero no se diga que es independiente. Hay periodistas independientes de centro, periodistas independientes de derecha y periodistas independientes de izquierda. Y también hay periodistas cerrados desde el punto de vista de defender su ideología. Pero digo que cada uno tiene que decir qué es lo que es, no decir que es una cosa y después hacer otra.
–¿Por qué asimila la prensa a la oposición?
–Son cosas diferentes. Yo creo que la prensa se carga el problema de la oposición muchas veces. Calculo que es más difícil escribir artículos de fondo con un esquema de oposición tan anarquizada, con tan pocas ideas.
–Usted habló de la necesidad que existía de reconstituir los poderes en la Argentina. Da la sensación de que lo que se reconstituyó es la figura del Presidente y no el resto de las instituciones.
–La Corte mejoró...
–¿Qué va a hacer con las dos vacantes que quedan por cubrirse?
–Estoy mirando, observando, quiero resolver con criterio. A veces la pausa es importante para resolver bien. Hay que dejarlo fuera de todo tipo de presiones para que le sirva al país y no a una coyuntura gubernamental. El Parlamento está avanzando, por lo menos ya no se escuchan las cosas que se escuchaban antes. Obviamente, la reconstitución política e institucional de un país no es cosa de un día. Hay gobiernos provinciales que están funcionando muy bien.
–¿Por ejemplo?
–No quiero hacer nombres pero hay. Hay, y de distintos partidos políticos.

Hay en la región una serie de liderazgos con coincidencias políticas inimaginables diez años atrás pero aparece la duda de si esos acuerdos generales rematarán en una integración más consolidada. Argentina tiene un conflicto inédito con Uruguay, hay una discusión muy fuerte entre Brasil y Bolivia. ¿Cómo prevé el escenario regional en los próximos años?
–Consolidación del Mercosur va a haber, consolidación de la región también, discusiones con otros bloques regionales también. Creo que va a haber un cambio político interesante en Estados Unidos. Creo que es muy importante el rol de Brasil y Venezuela en la región. Hay conflictos inéditos, como una discusión ambiental con Uruguay pero al mismo tiempo le damos gas y luz, los argentinos invierten allí. Tiene que haber la madurez de discutir ese tema donde corresponde, creo que con sólo hacer el estudio de medio ambiente ese tema se hubiera resuelto. Comparto absolutamente la posición de los ambientalistas argentinos de Gualeguaychú. En el tema ambiental tenemos asignaturas internas pendientes por décadas que tenemos que resolver.
–¿Está descartada la posibilidad de volver a conversar con el presidente de Uruguay?
–Ya elegimos un mecanismo, hay un camino. La política no se maneja con voluntarismos, se maneja con racionalidad y con seriedad. Nunca puede estar descartado nada pero... Si las circunstancias que nos llevaron al arbitraje cambian, podremos cambiar.
–¿Qué opina de la actitud del presidente Tabaré Vázquez?
–(Pausa, la más larga de la entrevista.) Yo respeto a todos los colegas presidenciales. No puedo hacer una caracterización que no va a ayudar.
–Hablemos de Bolivia, por favor.
–Bolivia, después de Haití, es el país más pobre de la región, está tratando de reconstruir su identidad, buscando su propio modelo. Tenemos que esperar y ayudar. Desde la diversidad de distintas visiones del mundo que cada uno pueda tener, debemos buscar la complementariedad. Hay que saber zanjar la complementariedad dentro de las diferencias. ¿O todos tenemos que pensar igual para alcanzar la integración? El día de mañana puede haber un país de cada color ideológico y, como pasa en Europa, la integración debe estar más allá de cualquier diferencia política o ideológica. Cierto es que entre Brasil y Bolivia hay rispideces que tenemos que ayudar a que se superen, pero la discusión de intereses existe. En Europa se discuten la inmigración, los costos fiscales, la integración de Turquía...
–La Comunidad Europea, que sobrellevó largamente cambios de gobierno, se sustentó en la integración económica. Lo que surge ahora en la región es la tensión entre discursos más o menos parecidos y la puja de intereses. Esa puja debe resolverse para que no todo sea retórica. ¿Le parece que Argentina va a recuperar la armonía con Uruguay? ¿Bolivia llegará a acuerdos estables con Brasil y Argentina respecto del precio del gas?
–Nada debe coartar el proceso de integración. Debe haber una resolución del conflicto ambiental que sea progresista, moderna y ambientalista. También está el problema de la salida al mar de Bolivia, que implica a Chile y al Perú. Hay problemas entre Venezuela y Colombia. Hay que ir resolviéndolos, hay que trabajar. No nos van a regalar la integración, la tenemos que construir.
–Hablando de eso, ¿cómo ve el actual rol de Estados Unidos?
–Francia y Alemania fueron el motor económico de la integración europea. Acá, Argentina y Brasil vienen de una gran crisis. Si consolidan y se recuperan van a poder generar fondos para ayudar a los países más pobres. En Iguazú firmamos un compromiso para hacer inversiones en Bolivia. Hay asimetrías, los países que estén más fuertes económicamente deben ayudar con inversiones a los que lo estén necesitando. En España, un punto del producto por año viene del fondo de infraestructura que la Comunidad Económica dispuso cuando la integró. Estados Unidos ni se acordó de la región, esta es la realidad. Propone tratados de libre comercio que en el marco actual son inaceptables... Con un Estados Unidos distinto, más integrado a la región, todo sería más fácil.
–¿No es una ventaja relativa coyuntural que Estados Unidos después del 11-S no haya fijado su mirada en la región?
–Es una ventaja relativa, con esta política. Y es una desventaja relativa si hay una política más integradora para la región.
–A partir de la nacionalización de los recursos de Bolivia se percibió algo así como una entente entre Evo Morales y Hugo Chávez. ¿Piensa que eso puede generar alguna convulsión?
–Creo que Chávez trabaja con voluntad para la integración de América, tuvo actitudes muy dignas y solidarias con Argentina, con el tema energético, con inversiones. Los argentinos debemos estar muy agradecidos con el presidente Chávez, que ha tenido muy buenos gestos con el país. Nosotros también los hemos tenido con Venezuela. No creo que Chávez tenga que ver con las diferencias que surgieron entre Bolivia y Brasil. Chávez tiene una política muy particular en Venezuela, tiene un problema, ser un monoproductor de hidrocarburos que debe diversificar, industrializar, sumar valor agregado, intensificar políticas agrícolas, políticas educativas. Tiene otros problemas que nosotros... Siempre lo he visto trabajar para la integración, más allá de que podamos tener desacuerdos en varios temas, lo que es una obviedad
–Hasta ahora, el Gobierno mantuvo una ecuación que incluyó tarifas domiciliarias para ciertos sectores con poca o nula variación, autoabastecimiento con algunos sobresaltos y acompañamiento del crecimiento económico. ¿Esa ecuación es sustentable en los próximos años o ya está en crisis?
–Hay algunos grupos de empresarios que auguran la crisis. ¿Se acuerdan cuando asumí, que decían que con ese esquema de tarifas esto explotaba, nos íbamos a quedar sin energía? Lo primero que tiene que haber es una gran inversión de los sectores y luego ir viendo, ir estudiando los costos de rentabilidad. Si la rentabilidad subsiste, no hay por qué subir las tarifas. Si no, en su momento habrá que hacerlo, con el cuidado que tuvimos siempre.
–A esta altura, ¿no le parece que hay un esquema con excesivos subsidios a algunos sectores medios, que podrían ser más solidarios, por caso en la tarifa de gas domiciliario?
–Nosotros hemos tenido una explosión de los precios relativos y la amenaza de la inflación. En 2002 no había inflación porque no había demanda. Miren, México devaluó el ciento por ciento y tuvo 10 años de inflación de más del 10 por ciento. Argentina devaluó en forma asimétrica el 300 por ciento, debemos volver a la normalidad de forma muy gradual. El transporte público está subsidiado, alguna vez podremos salir de esta situación, pero siempre cuidando el bolsillo de la gente.
–No es sólo el transporte público, también el consumo domiciliario de gas. Muchas tarifas son irrisorias, la que pago en mi casa sin ir más lejos.
–El gas es muy bajo, pero estamos trabajando para la recuperación del consumo y de la competitividad industrial. Hay que mirar las variables con mucha tranquilidad

Entrevista Nº 2: Clarín (Julio Blanck; Daniel Fernández Canedo y Fernando Gonzalez):
En una extensa entrevista con Clarín, el presidente Néstor Kirchner reveló su intención de armar para las elecciones del 2007 una concertación que lleve a una fórmula con un candidato a vice de otro partido. Habló de la posibilidad de su reelección, de sus funcionarios y sus adversarios, de la economía y de la política exterior en estos tres años de gestión que cumplirá el jueves. Estos son los tramos principales del reportaje.
—¿El 25 de mayo larga la campaña por la reelección?
—No, el 25 es una autoconvocatoria de acompañamiento, de la gente a celebrar, como lo hemos hecho otros 25. Lo hicimos en Santiago del Estero el año pasado, y ahora lo hacemos acá, para recordar los tres años que estamos en el gobierno. Pero bajo ningún signo partidista y, bajo ningún aspecto, lleva candidatura alguna, reelección o algo inserta. Nosotros, lo que le estamos pidiendo a la sociedad que nos ayude y yo le estoy pidiendo a todos los que tienen responsabilidades de gobierno que nos dediquemos a gobernar durante el 2006 y el 2007. Los procesos electorales, en un país que se tiene que ir volviendo normal, tienen que tener tiempos normales.
—¿Y cuándo va a decidirlo?
—No.., yo, cualquier cosa que les diga a ustedes, no me van a creer... Si les digo que no voy a la reelección, no me van a creer...
—Ese un prejuicio suyo.
—No, la tarea de ustedes es indagar, investigar, desconfiar... Es la profesión de ustedes; la eligieron ustedes, no yo. Así que, cualquier definición mía al respecto llenaría hojas, o no, pero habría análisis al respecto. Entonces, quiero ser serio. Es un tema que, en su momento, habrá que definir. Habrá que decírselo a la sociedad como corresponde, y decir qué determinación se toma.
—¿El tema de la reelección no se va a plantear el 25 en la Plaza?
—Primero está este espacio plural que hay que construir en la Argentina. Acá viene la etapa, antes de hablar de quiénes van a ser candidatos, hay que entender que la construcción de esta gobernabilidad en el país fue dando paso a distintas instancias. Viene ahora una instancia más plural porque se necesita consolidar la gobernabilidad, la calidad institucional, un marco de contención aun más amplio que el que tenemos hoy. Y para eso hay que tener mucha generosidad.
—¿Por eso busca una concertación con los radicales?, ¿porque la transversalidad con izquierda no funcionó?
—No, no. De la transversalidad yo creo que se habló porque se hablaba de acuerdos de fuerzas, de partidos. Pero hacer lo de la concertación es ampliar más que el marco a nivel partidario, es a nivel de organizaciones sociales, de distintas ideas que permitan darle una nueva síntesis al país.
—¿El modelo de la concertación es el de los chilenos o algún otro?
—En Chile fue una concertación de partidos. En la Argentina, por toda la destrucción institucional que hubo tenemos que reconocer que los partidos —el que pertenezco yo, también— están en un proceso de severa crisis y tienen que mejorar su calidad. Eso lleva un tiempo pero acá hay dirigentes del oficialismo, del radicalismo, del ARI, del Frente Grande, que están ayudando, que pueden aportar una gobernabilidad con mucho consenso, que permita seguir afrontando las asignaturas pendientes. Porque cuando yo digo salir del infierno, ¿qué significa? Que nosotros, el 10 de diciembre de 2007, le podamos decir a la sociedad que están las bases para discutir el país. Es vital tener la responsabilidad histórica de entender que el próximo gobierno que necesita este país debe ser plural.
—¿Puede haber en 2007 una fórmula con un peronista, sea usted o no, y un vice de otro partido?
—Independientemente de quién sea el candidato, eso sería muy importante para el país, un ejemplo de madurez extraordinaria.
—¿La ausencia de oposición es por sus errores o por una acción del gobierno para debilitarla?
—No, las oposiciones modernas generan proyectos alternativos, generan dirigencias alternativas, salen de la descalificación y van a propuestas. El gran desafío de la oposición es poder construir una alternativa mejor, ¿no?
—¿La falta de una oposición fuerte, la tendencia a la concentración del poder y un Congreso que funciona casi como un brazo extendido del Gobierno, ¿no perjudican la calidad institucional?
—Analicemos, primero, qué es la concentración del poder. Yo estoy ejerciendo la conducción del Estado con las normas que marca la Constitución. No concentro poder, ejerzo y tomo las decisiones que me permiten las leyes, y en ningún momento he tomado una determinación violatoria. Así que eso de la concentración del poder es lo mismo que decir, cuando se decía que un gobierno de tal presidente no tomaba decisiones. Soy el presidente y si no tomo decisiones se paraliza el país. Y en el Congreso, es natural que los diputados oficialistas transmitan la voluntad de lo que la gente votó el año pasado.
—Julio Cobos, el gobernador de Mendoza, dice que usted está cumpliendo lo que había prometido la Alianza.
—Primero, que Cobos es un gran gobernador; en segundo lugar, bajo ningún aspecto, ni hemos hablado, ni hemos pensado en armar candidaturas, ni sale en las conversaciones que tenemos con Cobos, porque ambos estamos preocupados por gobernar. Yo creo en muchas cosas que dijo la Alianza. Bueno, hay mucha gente de la Alianza trabajando con nosotros. Tenían ideas importantes y después tuvieron miedo de implementarlas.
—¿Hay que acostumbrarse a tener una inflación del orden del 10% en los próximos años?
—México devaluó el 100%, en el año '94. Chile devaluó, hace 15 años y tuvo, casi diez años, más del 12 y 14% de inflación. Es decir, adecuación de precios relativos. ¿Qué pasó en la Argentina? Devaluamos el 300%, y en forma asimétrica, de un día para otro. Pero quedó la adecuación de los precios relativos. Entonces, es natural que un país que crece como la Argentina, con la devaluación que tuvo, tenga algún efecto inflacionario. Pero, yo creo que está absolutamente controlado. Hay que ser bien heterodoxo.
—¿Se puede sostener esta política con una alta dosis de presión sobre los empresarios?
—Yo quiero saber —algo que siempre lo hablaba con Roberto (Lavagna), ¿no?— es decir, ver la cadena de costos. Quiero llegar al costo de la rentabilidad. Porque hay una empresa, que no la voy a nombrar, que la vez pasada quería aumento. Y le mostramos que tenía 33,7% de rentabilidad. Le digo: bueno, ahora vamos a buscar un lugar en el mundo que tengan ese margen. No, dice, dejémoslo así. Porque no lo iba a encontrar en ningún lugar.
—Los proyectos de reforma en leyes laborales, ¿son del diputado Recalde, de la CGT, o es un proyecto del gobierno?
—No. Recalde es un muy buen laboralista y tiene sus ideas. A la CGT y a muchas organizaciones laborales las veo excelentemente ubicadas en el tiempo que nos está tocando vivir. Y con los empresarios, obviamente, hay intereses diferentes. Nosotros vamos a preservar la estabilidad, el superávit, el crecimiento y la inversión. Y lo de Recalde son aportes al gobierno, que nosotros, algunos los consideramos viables en esta etapa, y otros no.
—Con las restricciones a las exportaciones de carne el precio en el mostrador todavía no baja.
—Pero el INDEC dice algo diferente. Yo he visto desagregados del INDEC, y el precio de la carne ha bajado y mucho. Se ha establecido un precio de referencia que, respecto del precio que había, bajó en forma importante.
—¿Le parece que con este nivel de tarifas hay riesgo de que se pueda afectar el nivel de servicios?
—Bueno, cuando me tocó asumir, me decían que si no subían las tarifas, explotaba la Argentina. Hemos hecho la inversión más grande en transportes, inclusive en distribución. El tema de las tarifas es un tema que hay que ir midiéndolo con el aumento de reservas, de inversión, y el crecimiento del país. Yo no he visto ninguna empresa quebrar.
—La deuda con el Club de París, ¿se va a pagar en su gestión?
—Seguramente se va a empezar a renegociar. Esa deuda es de entre cinco y seis mil millones de dólares, hay mil millones de dólares que España le dio a la Argentina en el momento culminante de la crisis. Ahí, alguna responsabilidad moral grande tenemos.
—¿Cuánto más tendrían que subir los salarios para llegar a un nivel razonable?
—Le voy a explicar el caso de los jubilados. Cuando empezamos a gobernar, los jubilados ganaban 150 pesos y tenían un adicional de 50 pesos no remunerativos. Nosotros pasamos a 470, 500, con los 30 del PAMI, con aumentos sucesivos. Es decir, se ha crecido fuertemente. La tarea de la recuperación del poder adquisitivo de los argentinos es gradual, paulatina, y nunca más se puede pensar que se puede construir un país sin consumo interno.
—¿Pensó en estatizar YPF?
—No, a mí me hubiera gustado que YPF siempre hubiera sido una empresa del Estado. Lo que tienen que hacer todas las empresas petroleras que estén en la Argentina es que aumenten las reservas, que inviertan y que den respuesta. Por ley de Hidrocarburos, aquellas áreas que ellos no explotan, las podemos caducar y lo haremos. Hay una promesa del señor (Antonio) Brufau de que Repsol-YPF va a aumentar la inversión en la Argentina. Si lo hace... Pero nosotros no vamos a nacionalizarla. Tenemos muchas asignaturas pendientes.
—El episodio con la diputada Alarcón, ¿no dejó la sensación de que para el Gobierno no puede haber una voz disidente?
—Mire, yo la verdad que no tendría que gastar mucho tiempo en ese tema, pero le voy a decir la verdad del tema. La diputada estuvo con el jefe de Gabinete. Dijo que todo lo que estábamos haciendo nosotros estaba correcto y que ella quería presidir esta comisión. Yo, conociendo el historial y el tronco de la diputada, decía: "Yo no la pondría". Y Alberto Fernández dijo: "No; yo la veo compenetrada". Así que dije: "Bueno...". Y esto fue lo que pasó. Ha habido una malversación hacia nuestra buena fe. Y fundamentalmente hacia la buena fe del jefe de Gabinete.
—¿Entonces se podría decir que los cargos en las comisiones del Congreso nacional se deciden en la Casa Rosada?
—No, pero nosotros, evidentemente, queremos saber quién nos da representatividad. Yo asumo la representatividad y la iniciativa que tengo en la conducción de este espacio. Y este espacio no puede ser un espacio anárquico. Los presidentes de comisión tienen que reflejar las políticas que el Gobierno lleva adelante. Si no, ¿para qué están? ¿Se imagina qué cosa de locos sería este país, que la gente va y vota, y nosotros decimos "vamos a hacer A" y la misma gente que nos acompañó, dicen "nosotros vamos a hacer B"?... Adiós país. Hay sistemas de gobernabilidad, para eso funciona la Constitución... La gente vota proyectos, propuestas. Y cuando nosotros estamos haciendo campaña, levantamos esas propuestas y proyectos. Y los diputados que nosotros llevamos en nuestras listas, avalan nuestras propuestas y proyectos. Hay que tener consecuencia con la idea.
—Cristina, ¿va a ser candidata a presidente o a gobernadora?
—Cristina, por las encuestas que he leído..., puede ser presidenta. No sé cuándo, pero puede ser presidenta. Tiene todas las condiciones.
—¿Qué destino político le ve a Felipe Solá?
—Felipe es un dirigente muy importante. Hoy está ocupado en la gobernabilidad y lo hace muy bien. Es una provincia muy difícil; hay que gobernar Buenos Aires. Y creo que es uno de los dirigentes muy importantes de este espacio.
—¿Mauricio Macri es el rival para la elección del año 2007?
—¿De quién?
—El rival del gobierno...
—... (hace silencio).
—¿Cree que Roberto Lavagna va a ser candidato en el 2007?, ¿lo hará con el Gobierno o será candidato contra el Gobierno?
—Yo tengo el respeto de siempre, por Roberto... Y mi respeto de siempre es respetarlo a él tal cual es.
—¿Y cómo cree que es Lavagna?
—No, bueno. Tal cual es. Es decir, sería una falta de respeto decir algo más. Mi concepto sobre algunas cosas es el concepto de él. Hemos trabajado muchos años...
—¿Raúl Alfonsín va a ser su aliado político o su opositor en el futuro inmediato?
—Don Raúl... Yo tengo un gran respeto por Alfonsín. Discutimos, siempre discutimos. Hablamos. A veces coincidimos. Yo creo que Alfonsín, con sus aciertos, con sus desaciertos y demás, es un esquema referencial, respetable en la Argentina. Yo tengo, evidentemente, muchísimas diferencias con él. Lo que no significa que no le tenga un profundo respeto.
-¿Pero le gustaría que esté dentro de la concertación de la que habla con los radicales?
—Creo que la evolución de los tiempos es algo determinante.
—¿Qué piensa cuando acusan a De Vido de corrupción?
—Ah..., es una actitud baja y descalificante de quienes no pueden, de quienes se desesperan porque ven que se hacen obras, que se trabaja. No quisieran que hagamos nada. Es fruto de la impotencia. Yo, si solamente hubiera detectado algo... Es decir, yo lo conozco hace muchos años, a Julio. Siempre lo he visto trabajar con una gran firmeza, es un gran ministro, un gran trabajador. esas críticas son por la impotencia descalificante. Qué le va a hacer. Cuando alguien no tiene ideas y quiere llegar a algo explotando todo, trata de ensuciar y desgastar a todo el mundo. Porque es la única forma de que, por ahí, pueden sacar alguna cosa.
—¿Está de acuerdo en que Felisa Miceli tenga tan bajo perfil?; ¿en que aparezca supuestamente con menos poder que otros ministros de Economía de la historia reciente del país, e incluso con menos figuración que la que tenía su antecesor Lavagna?
—Felisa es una gran trabajadora; trabajamos muy bien juntos y es una ministra que tiene..., que está muy bien en la mira de las encuestas, que indican que es una funcionaria muy respetada por la sociedad. Por lo menos, en las encuestas que yo tengo en mis manos... Son estilos. Yo trabajo muy bien con ella. Y muchas horas. Así que... Lo que pasa es que nosotros tenemos que gobernar, más que hablar.
—En su gobierno, hay un funcionario procesado por la justicia. El Secretario de Agricultura, Miguel Campos. ¿Lo va a mantener en el cargo?
—El proceso no está firme.
—¿Por eso sigue?
—Por eso sigue en el gobierno. Si hubiera una confirmación de la Cámara respectiva, evidentemente tendrá que irse. Pero yo tengo el mayor respeto por Campos. Está ejerciendo, como corresponde, su derecho a la defensa. Yo siempre lo vi actuar cristalinamente. Pero una cosa es un procesamiento firme, y otra, uno no firme. El apeló y hay que esperar esa instancia.
—¿Usted le dijo alguna vez al secretario de Comercio, a Guillermo Moreno: "Andá y apretá a los empresarios y después contale a la prensa que los apretás?
—Pero si Moreno es más bueno que Lassie...
—Mire que hay mucha gente que no confía en los perros....
—No... Acuerdensé, Moreno es más bueno que Lassie. A veces, yo creo que hasta tendría que morder un poquito más.
—¿Eso es una crítica o un elogio?
—él sabrá...
—2007, Capital Federal. ¿Daniel Scioli puede ser candidato?
—Obvio. Hay muchos que pueden ser candidatos.
—¿Pero, del Gobierno?
—No, mi gobierno no tiene candidatos todavía. Nosotros vamos a definir los candidatos que nos representen en tiempo y forma. Primero, la gobernabilidad. Y con Scioli tenemos responsabilidades muy grandes.
—¿Eso lo alcanza a Telerman?
—Telerman hoy tiene también una gran responsabilidad, un año y medio de mucho trabajo.
-¿Y Alberto Fernández?, ¿puede ser candidato porteño?
—Y, Alberto es uno de los colaboradores, al igual que De Vido, de mucho tiempo, de los más importantes. Con Alberto también construimos toda esta historia que nos trajo acá. Es decir, él es un apasionado por la Capital Federal. Yo siempre le digo que él está para mucho más que la Capital Federal.
—¿Usted quiere decir que la Capital Federal es poco?
—No, es mucho la Capital Federal. Pero yo creo que Alberto ya es un dirigente nacional con mucha responsabilidad.
-En Racing, ¿el Cholo Simeone o Mostaza Merlo?
—Los dos... (se ríe).
—Dicen que Simeone podría ser en el futuro técnico de la selección nacional.
—Para mí, en Racing fue una gran revelación. Debo reconocer que le tengo el mayor de los respetos. Es una gran persona. Y a Mostaza Merlo, también. Merlo nos sacó campeones...
—¿Le gustaría que un día Simeone conduzca a la selección?
—Sin dudas. Pero ahora quiero que le vaya bien a Pekerman.

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