Horacio Verbitsky escribió otra vez sobre coyuntura política en el diario 'Página/12' (cumplido su objetivo de apartar a Atilio Alterini de la UBA), pero comete el grave error de dar por bueno algo que no lo es.
Verbitsky: "En la última semana quedaron delineadas con claridad dos coaliciones sociales opuestas. Una se expresó el jueves, con toda su diversidad y contradicciones en la Plaza de Mayo. La otra, en las asambleas ruralistas que amenazan con paros y movilizaciones en defensa de lo que uno de sus dirigentes llamó con sinceridad "nuestra renta"; en los conciliábulos patronales en defensa de las leyes de precarización del trabajo desafiadas desde el Congreso por el diputado Héctor Recalde; en la movilización hostil contra el gobierno, la justicia y la prensa, organizada en la Plaza San Martín por los pocos defensores explícitos de la dictadura militar; en los 62 diputados que defendieron los títulos del subcomisario Luis Patti; y en las insidiosas palabras del cardenal Jorge Mario Bergoglio, quien aspira a santificar con sahumerios esas flores del mal (...)".
De esos peligros para Kirchner, el más concreto era el de los ruralistas, y luego de Plaza de Mayo, el Presidente los llamó y les concedió lo que ellos reclamaban.
Entonces, el único mensaje concreto que surge es que Kirchner, frente a una movilización decidida en su contra, termina cediendo. Él sabía muy bien que se marchaba a un paro nacional agropecuario, con movilización y eso suponía cortes en cientos de puntos viales del país; mal que le pese a Verbitsky, el Presidente retrocedió.
Quien le había explicado esto a los dirigentes agropecuarios, por TV, fue Mariano Grondona, quien en su programa Hora Clave (insólitamente desde Canal 9 pero por ahora no pueden echarlo sin escándalo), le advirtió a una dirigente de Carbap que Kirchner solamente entendía el lenguaje de la acción directa.
Por lo tanto, resulta interesante conocer qué escribió Mariano Grondona en su columna en el diario 'La Nación':
"(...) La moneda falsa levanta vuelo gracias al impulso de dos turbinas. Una, el arte del estafador. La otra, la credulidad del estafado. Es difícil reunirlas. Cuando ellas se reúnen, sin embargo, el dinero falso se impone al verdadero obedeciendo a la ley que el economista inglés sir Thomas Gresham descubrió en el siglo XVI al afirmar que la moneda de menor valor tiende a desplazar a la de mayor valor (...).
Las dos primeras falsificaciones políticas de las que estamos hablando ocurrieron en un mismo día, el último martes. En ese aciago día, el doctor Atilio Alterini renunció a su candidatura al rectorado de la UBA. Alterini contaba con una mayoría más que suficiente para ser elegido. Una tras otra, sin embargo, las asambleas legalmente convocadas para designarlo fueron frustradas por la acción violenta de un puñado de agitadores. (...) Recurrieron a la ley de Gresham.
(...) Ese mismo martes, una mayoría calificada de la Cámara de Diputados prohibió el ingreso de Luis Patti en el cuerpo por "falta de idoneidad moral". Patti, sin embargo, había sido votado por un número suficiente de ciudadanos. Y así se dio el caso de que un grupo de diputados que había llegado a la Cámara con el mismo título que él proscribió a Patti. Eso sí: en nombre de la democracia.
(...) De ahora en adelante, no bastará con ser elegido legalmente por los ciudadanos. Habrá que pasar además el filtro de los demás diputados. Con la falsa invocación de la democracia, imperó de nuevo la ley de Gresham. (...)"
En su nota, además, Verbitsky adhirió al clientelismo prebendario, intentando legitimar la convocatoria rentada a Plaza de Mayo:
"El acto del jueves no procuró lanzar la reelección, que sólo depende de la voluntad presidencial, sino exhibir en público la fuerza que el Poder Ejecutivo ha concentrado, para que tomen nota aquellos sectores de la coalición antagónica y, también, cada una de las partículas dispersas que integran la propia. (...").
Verbitsky es autor de la siguiente reflexión, carente de todo fundamento macroeconómico, y complementa con su repentina adhesión a Hugo Moyano y la vilipendiada 'burocracia sindical':
"(...) Luego de las elecciones de octubre, en las que triplicó el caudal de la segunda minoría, Kirchner confirió una mayor coherencia a su gabinete. Gracias a ello, en el semestre transcurrido consiguió frenar la escalada inflacionaria que había escapado del control de Roberto Lavagna y amenazaba espiralizarse. La piel de los sectores económicos más concentrados se erizó, como consta en una extraordinaria nota periodística de Joaquín Morales Solá del domingo pasado, digna de ser coleccionada. Los hombres de negocios no tenían costumbre de que los poderes legales del Estado se emplearan en defensa del consumo popular y disimulan su fastidio con cuestionamientos a la pintoresca personalidad del fronterizo funcionario que se encarga del seguimiento de los precios y de las cadenas de valor que forman los costos. Igual que en la discusión sobre la vigencia de las leyes de precarización laboral que en los últimos tres lustros fracturaron y pauperizaron a la clase trabajadora, los que se discuten son intereses: en qué sentido se distribuyen puntos del ingreso nacional, si van a abultar las superganancias de muy pocos o alivian en algo la desigualdad cuyos efectos se vieron en el penoso estado de buena parte de los asistentes a la Plaza de Mayo. (...)"
Obviamente que para Verbitsky, el 'caso Patti' no bastardeó sino mejoró la calidad institucional. Y tampoco la afectó el relevo de la presidencia de una comisión de la diputada María Alarcón.
"La regla de la mayoría no es la única que cuenta, pero si se quiere hablar de democracia sólo se puede prescindir de ella en casos excepcionales, como el de Patti", según el nuevo pragmático Verbitsky.
Por último, Verbitsky la emprendió contra Jorge Bergoglio, a quien ya, en 2 libros, acusó de colaboracionista de los militares. Y culpó a Aníbal Fernández por la asistencia presidencial a esa "sesión sadomasoquista" en la Catedral metropolitana.
Nada dice Verbitsky de la distribución regresiva del ingreso que ha provocado Kirchner, pero sí afirma, en el colmo de la contradicción, cuestionando a Bergoglio y la supuesta defensa de los pobres que realiza el Cristianimo: "Esto demuestra que una más justa distribución del ingreso (que con este esquema económico no ocurrirá por el mero transcurso del tiempo) es también un imperativo político en la pugna por el poder y la salvaguardia del sistema democrático".
En cuanto a Grondona, algo más:
"(...) Es difícil que alguno de los argentinos adultos no haya sido alguna vez tan ingenuo como para caer en la ilusión de la Plaza. Cayeron en ella los miles que vivaban a Perón. Caímos también los jóvenes que el 23 de septiembre de 1955 llenamos la Plaza para vivar al general Lonardi, creyendo ingenuamente en el fin del peronismo. Una y otra vez, la Plaza fue abusada por ocupantes fascinados por el espejismo del pueblo. Pero imponer sus ideas en la Plaza en lugar de las urnas no es una práctica democrática sino fascista. Perón, que lo había aprendido de Mussolini, sabía que el pueblo, cuando se lo sustituye por masas no espontáneas sino movilizadas, deja su lugar a la ley de Gresham del autoritarismo disfrazado. Fue así como, obedeciendo a su colosal incultura, Galtieri creyó que impresionaría con las masas en la Plaza al secretario de Estado Haig a su paso por Buenos Aires en plena Guerra de las Malvinas, no advirtiendo que, en los países de tradición democrática, la Plaza espanta. (...)"
Enviá tu comentario
IMPORTANTE: Este es un espacio de participación de usuarios.
Las opiniones aquí expresadas pertenecen exclusivamente a los usuarios y no reflejan la opinión de Urgente24
El equipo de redacción revisará las opiniones para evitar la difusion de comentarios no apropiados o insultos. Enviar un comentario implica la aceptación del Reglamento