"Cuando trabajaba en la obra (construcción), me prostituía sólo los fines de semana, porque sino al otro día no tenía fuerzas para nada"

Su vida oscilaba entre hombrear bolsas de cemento hasta la caída del sol, y las suaves medias de lycra cuando asomaba la noche. Fue descubierto por un compañero de la obra en construcción dónde trabajaba como albañil, y lo echaron porque "Acá no queremos putos(...)".

Albañil de día, prostituta de noche. Así transcurría la vida de un albañil chaqueño, muy especial: Se trata de Alcides Dante Waldemar Saravia, quién hoy se hace llamar Silvina.
El travesti, hoy santafesino por adopción, se desempañaba como albañil en una obra en construcción en San Lorenzo a 25 Km de Rosario, y fue discriminado por el capataz quién dijo que "Alcides le descontrolaba la obra". Saravia explicó que fue descubierto por un compañero de la obra cuando el joven se prostituía en una ruta de la zona.
Después del típico asadito del mediodía, al parecer, los ánimos de la peonada se despertaban, y Silvina era blanco de bromas y acosos, en la habitación dónde se cambiaban.
"Acá no queremos putos, así que andate", le dijo sin más su superior, y así Silvina tuvo la necesidad de abrirse camino por las calles de Rosario.
Cambió los $175 semanales que ganaba levantando paredes, por los $2.500 mensuales que recaudaba con el éxito de su pollerita nueva. Relató, que sus tarifas oscilan entre los
$10, $15 y $20.
Su deseo, según le confesó a la revista Semanario, es "Ser albañil, pero con las uñas pintadas", según relató estaría dispuesto a ponerse el overol si le dieran ciertas licencias. "Por supuesto que dejaría la prostitución si me devuelvn mi trabajo en la obra, pero sólo si me dejan ir como yo quiero: con las cejas depiladas y las uñas pintadas".
La historia del travesti albañil tuvo su minuto de fama a través del canal Crónica, que difundió imágenes de la obra en construcción, y Silvina junto a sus amigas, también travestis, que fueron las reponsables en iniciar al joven de 22 años en la `profesión´.
El acto fue denunciado como "discriminatorio" ante la Defensoría del Pueblo de San Lorenzo y la Secretaría de Trabajo de la provincia, pero también tomó intervención la Subsecretaría de Derechos Humanos de Santa Fe.    

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