HACIA EL 23/10

La intención de voto ni lo registra pero... se viene un bolonqui...

Más del 50% de los electores argentinos votará a Cristina Fernández el 23/10. La mayoría de los electores argentinos confían en el discurso oficial de que rige un "blindaje" respecto de la conmoción exterior, y que el crecimiento no es resultado de un "viento de cola" sino de las virtudes del "modelo". Ahora, los datos que están llegando son alarmantes.

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Rogelio Frigerio (nieto) dijo en Ámbito de Debate (Canal 26), "Argentina no está blindada frente a la crisis. Esto es básicamente porque, a pesar de que está aislado del mundo, cualquier cosa que afecta a Brasil y a la soja afecta al país en su nivel de actividad, y eso está comenzando suceder".
 
Frigerio consideró que "el país ya sufrió en 2009 una recesión de entre 2% y 3% por la crisis de 2008" y que "hoy estamos peor que en aquel momento, culpa de las inconsistencias del modelo kirchnerista".
 
En este sentido, sostuvo que "la crisis en USA y Europa no está llamada a espiralizarse", no obstante a la economía de la Argentina "eso no le alcanza, necesita un mundo que juegue constantemente a favor". 
 
Ocurre que la hipótesis gubernamental se basa en el gasto público en permanente crecimiento. Obviamente no hay espacio para el ajuste fiscal. Ni la contracción monetaria.
 
El ministro de Economía y candidato a vicepresidente de la Nación, Amado Boudou, lo explicó así, según Fernando Laborda en el diario La Nación"Éste es el Presupuesto del no ajuste", al presentar en el Congreso el proyecto de ley de gastos y recursos para 2012. 
 
"Nadie podía esperar que, faltando tres semanas para las elecciones presidenciales, Boudou dijera algo distinto. Sin embargo, (...) el viento de cola sopla con cada vez menos fuerza: la devaluación del real brasileño, la caída del precio internacional de la soja, la continua fuga de capitales y la pérdida de reservas del Banco Central de más de 3200 millones de dólares en el año conforman un cóctel cada vez más peligroso.

La crisis financiera global y la fuerte desaceleración del crecimiento mundial, con el riesgo de una nueva recesión, agravan la situación de la Argentina, que ya venía sufriendo la contracción de su superávit comercial y un déficit fiscal sólo disimulado por las transferencias de recursos de la Anses y del Banco Central al Tesoro nacional.

En tal sentido, suena coherente que el Poder Ejecutivo haya estimado que, en 2012, la economía crecerá bastante menos que este año. Lo paradójico, como subrayó el diputado de la Coalición Cívica Alfonso Prat-Gay, es que no se explique cómo se hará para pasar de un déficit de $ 11.800 millones en 2011 a un superávit de $ 1.500 millones en 2012, si la economía pasará de crecer casi el 9% este año al 5% el año venidero. De ser así, habrá que preguntarse por dónde pasará el necesario ajuste que Boudou desmiente."
 
Es evidente, desde ya, que el de 2012 es uno de los proyectos de Presupuesto menos creíbles: inflación del 9,2% y dólar a $ 4,40.
 
No hay economista que crea que hay margen de maniobra para seguir teniendo alta inflación y un dólar calmo al mismo tiempo. 

Pero más del 50% de los electores argentinos votará a Cristina Fernández a cualquier precio. Confían en que ella, de alguna manera, podrá eludir la coyuntura internacional, aún cuando la recesión global se pronostique para 3 años, por lo menos, y es bastante más que una coyuntura.
 
La mayoría de los electores argentinos confían en el discurso oficial de que sí rige un "blindaje" respecto de la conmoción exterior, y que el crecimiento no es resultado de un "viento de cola" sino de las virtudes del "modelo" aunque el esquema que montó Roberto Lavagna es bien diferente del que, deformado, conduce Cristina Fernández y su ministro Boudou.
 
Acerca de lo increíble del futuro que dibujan ambos, es interesante releer la más reciente entrega del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa):
 
"El proyecto de presupuesto 2012 mantiene las debilidades técnicas y la falta de transparencia que caracteriza a la administración fiscal de los últimos años. Sin perjuicio de esto, alcanza para explicitar que no está en los planes del gobierno corregir el descontrol y la falta de racionalidad de los subsidios a empresas públicas y privadas. Se sigue priorizando este regresivo mecanismo que potencia la corrupción, el centralismo y la redistribución regresiva del ingreso, incluso en desmedro de una de las principales acciones asistenciales establecida por el Gobierno y compartida por la población, como la Asignación Universal por Hijo. (...)

A pesar de que las estimaciones del Presupuesto tienen poco que ver con la realidad, de todas formas insinúa ciertas tendencias sobre la priorización del gasto público. En este sentido, es útil observar los planes que se hacen para el año 2012 en las siguientes asignaciones de recursos públicos:

• A la Asignación Universal por Hijo se asignan $ 12.000 millones.

• En subsidios a empresas públicas se asignan $ 28.000 millones

• En subsidios a empresas privadas se asignan $ 39.000 millones.

La Asignación por Hijo es presentada por el oficialismo como la principal acción de compromiso con los pobres. Más allá de sus debilidades en el diseño y la ejecución, lo cierto es que es también la política más compartida por la población, incluyendo a un segmento vasto y heterogéneo de la oposición.

Sin embargo, según el proyecto de presupuesto presentado al Congreso tendrá asignados recursos que son 6 veces inferiores a los que se propone utilizar para subsidiar a empresas públicas y privadas. Es decir, la brecha que media entre el discurso y la realidad es enorme.


En el proyecto de presupuesto se señala que la empresa pública AYSA, responsable de proveer agua potable y saneamiento a la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano, generará $775 millones de ingresos operativos y recibirá $986 millones de subsidios a cargo del Estado nacional. El retraso de la tarifa es uno de los principales factores que explica que con ingresos genuinos sólo se cubra el 44% de las erogaciones.

En la práctica, esto implica que todos los habitantes del país –la mayoría sin servicios de agua y cloaca por red– pagan impuestos para que los habitantes de la Capital Federal, la región de más altos ingresos, disfruten de un servicio por el que no llegan a pagar ni la mitad de su costo.

El contrasentido llega al grotesco con la petrolera estatal ENARSA. Esta empresa pública genera ingresos operativos por $4.200 millones y recibe subsidios del Estado nacional por $10.500 millones. Probablemente sea la única empresa petrolera estatal en el mundo que en lugar de generar recursos para el Estado, recibe enormes subsidios: por cada $1 que genera, el Estado la subsidia con $2,5.


El presupuesto es una oportunidad para rediscutir la priorización en la asignación de los recursos públicos. Lamentablemente, el proyecto enviado por el Poder Ejecutivo dilapida esta oportunidad y persevera en la tendencia a usar fondos públicos para beneficiar intereses espurios.

AYSA, la operadora ferroviaria del Belgrano, ENARSA o

Aerolíneas Argentinas –que ni siquiera es incluida en el Presupuesto porque su carácter de empresa estatal todavía no está resuelto ( N. de la R.: debe recordarse que las acciones de la empresa todavía no son del Estado argentino sino de empresarios españoles)– son potenciales mecanismos de corrupción, empleo improductivo y redistribución regresiva del ingreso porque reducen las tarifas de usuarios mayoritariamente de altos ingresos que viven en la región más próspera (la metropolitana).

La preocupación frente a un contexto internacional que podría no ser tan favorable para la Argentina agrega razones para impulsar un cambio de estrategia.

El Congreso podría hacer un aporte decisivo aprobando un Presupuesto de mejor calidad técnica, que respete la organización federal prevista en la Constitución y desarticule los subsidios a empresas públicas y privadas para priorizar a las familias en mayor estado de vulnerabilidad."

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