3 apuntes sobre Ricardo Lavolpe, casi DT de Boca

¿Quién es Ricardo Lavolpe? Aqui la biografía que aparece en Wikipedia y la que distribuyó la Fifa, y la despedida que le propinó uno de sus críticos periodísticos mexicanos más duros. La conclusión, sin duda, es que es un DT de perfil alto y polémico, pero también un entusiasta de su trabajo.

Apunte Nº1: Biografía en Wikipedia:
"Ricardo Antonio Lavolpe Guarchoni nació en la Ciudad de Buenos Aires el 6 de febrero de 1952.
Fue futbolista, debutando en el arco del Club Atlético Banfield en 1970.
En 1975 pasó al Club Atlético San Lorenzo de Almagro donde permaneció hasta 1979.
En ese año emigró a México donde defendió las vallas del Atlante hasta 1982. Terminó su carrera en el Oaxtepec jugando hasta el año 1983.
En 1978 formó parte de la Selección Argentina que obtuvo el campeonato mundial, ocupando el lugar de 3er. arquero.
Dirigió a equipos como el Club Atlante, los rojinegros del Atlas y los 'diablos rojos' del Toluca, ganando en 1989 el campeonato ante el Monterrey.
El estilo de juego de sus equipos es muy ofensivo y es un estratega muy meticuloso de los rivales.
Fue DT de la selección nacional de fútbol de México durante las clasificatorias y la Copa del Mundo de Alemania 2006.
Es de los pocos directores técnicos que se han atrevido a romper esquemas anticuados y ha luchado por sus convicciones, dándole a sus equipos esa verticalidad y velocidad en el juego, que tanto disfruta la grada. Sin embargo,es muy criticado por la prensa cuando no obtiene el resultado deseado.
En julio de 2006, rechazó una oferta de Boca Juniors de Argentina que buscaba contratarlo como entrenador, alegando que después de 27 años de vivir en México, no conocia lo suficiente el futbol argentino. A pesar de esto, las negociaciones entre Boca y Lavolpe continuan, si bien sus resultados no han sido conocidos hasta el momento al publico en general"
Apunte Nº2: Un crítico feroz:
Rafael Ramos Villagrana es un periodista que escribe en el diario hispano La Opinión, de la ciudad de Los Angeles, California, USA. Ramos es un crítico permanente de Lavolpe, pero también de Alberto de la Torre, el directivo del fútbol mexicano que llevó a Lavolpe a la selección. Ramos es de esos periodistas que comulgaban con Hugo Sánchez y Cuauhtémoc Blanco, dos críticos permanentes de Lavolpe, uno por envidia y el otro por impotencia. Es interesante leer a Ramos para conocer las riñas que viene de protagonizar el DT:
"(...) Tal vez, irónicamente, su ceremonia de despedida fue lo más esplendoroso de su proceso
La derrota ante Argentina reveló que esta selección podía haber aspirado a cosas mayores por el mérito de los jugadores y del mismo técnico.
"El 70 por ciento es mérito de los futbolistas y el 30 por ciento de los técnicos", ha dicho Lavolpe, y no hay porqué dudarlo.
Consiguió pues, Lavolpe, irse de una manera dignísima, con los jugadores entregados a muerte por su selección y también por el entrenador.
Se va y con una farsa vendida, la de querer aparecer como víctima, como la mujer que sufrió de maltrato doméstico por parte de todos, especialmente de la prensa.
Se va y hay una sensación de alivio general.
"Debió irse desde hace tiempo, pero nos faltó coraje para echarlo", dijo hace unos días Jorge Vergara, presidente de Chivas.
En un proceso de casi cuatro años, Lavolpe se encontró con obstáculos, uno de ellos que nunca supo dominar, que nunca quiso controlar, que jamás se atrevió siquiera a confrontar: su propio temperamento.
Su proclividad a la agresión, a la confrontación, a la beligerancia, a tratar de intimidar, de insultar y de humillar a quien lo encaraba, lo llevó a desafiar abiertamente a todo su entorno.
Se creó un infierno innecesario.
Lo más lamentable es que no sólo se hizo daño, sino que terminó haciéndole daño al mismo futbol mexicano.
Sus guerras desgastantes con Hugo Sánchez y con Cuauhtémoc Blanco, las trampas que les tendió a ambos y que en su momento serán puestas a la luz pública, serán parte del anecdotario negro de su paso por la selección mexicana.
Queda poco que agradecérsele.
De hecho se convirtió en una figura de rompimiento, de divorcio, de discordia en diferentes niveles del futbol mexicano.
Quedan, como condecoraciones personales, que le deben inflamar el ego más allá de lo previsto, los reconocimientos a su capacidad como estratega, su habilidad para descubrir en sus jugadores virtudes que otros nunca encontraron, y la forma de alcanzar la solidaridad del grupo a pesar de las propias presiones internas desatadas.
Hace unos meses, en este espacio, se defendía la utilidad de mantener a Lavolpe y a Alberto de la Torre, creyendo, iluso pues, que ambos habrían aprendido de sus propios errores de sus propias equivocaciones y de sus propios tropiezos.
Lo de De la Torre es cuestionable aún, pero sin duda en los últimos días Lavolpe desbarró en el mismo lodo en que había desbarrado.
Las equivocaciones y las provocaciones se fueron sumando al paso de los días de manera casi patética.
Cuando remató con desplantes de prepotencia como contratarse con los dos refrescos de Cola, bañar a los fotógrafos, agredir en tiempos extras, innecesariamente, a Cuauhtémoc, Fonseca, Hugo, Mejía Barón y hasta criticar la conquista de la Sub-17, quedó más que claro que todo estaba perdido. Lavolpe no cambiaría.
Algo es claro, donde vaya, sin estar expuesto públicamente a la opereta exhibicionista que tanto le seduce, podrá sin duda desarrollar de nuevo sus talentos.
Ha hablado de emigrar, de buscar otros horizontes.
Incluso sus allegados aseguran que ha recibido ya ofertas para dirigir en otros países a sus selecciones nacionales, entre ellas se habla de Colombia y Bolivia, pero al entrenador argentino no le atraen ese tipo de ofertas. De hecho ni atención le merecen.
Por eso, es de insistir en que queda poco que agradecerle porque, al final, los pocos ladrillos que fue acumulando se encargó él mismo de echarlos abajo (...)".
Apunte Nº3: Otra biografía
La siguiente es la biografía de Lavolpe que distribuyó la Fifa en ocasión de la Copa del Mundo 2006:
"Veintiocho años después de coronarse campeón del mundo con la selección albiceleste en Argentina-1978, Ricardo Lavolpe vuelve a la máxima cita del fútbol como técnico de México, un equipo que buscará un lugar de honor en Alemania-2006, al que llega como cabeza de serie del Grupo D.
De temperamento fuerte, a veces de mal carácter y acostumbrado a toda clase de críticas desde que asumió como DT del 'Tri' en enero de 2003, Lavolpe ha remado contra la corriente en México, pero impuso su estilo de trabajo e ideas futbolísticas, las que aprendió de uno de sus mentores, César Luis Menotti.
Bajo la batuta del 'Flaco' en el seleccionado argentino, Lavolpe conquistó el Mundial-1978 como tercer arquero de los albicelestes, el más grande mérito en su corta carrera como guardameta, ya que se hizo profesional en 1970 jugando para Banfield a los 18 años para luego retirarse en México en 1983 con 31.
Su última escala como jugador fue en el Oaxtepec azteca, en la temporada 1982-1983, pero no terminó el campeonato porque asumió las riendas del club de forma interina.
Luego, su carrera como DT lo llevó a los también mexicanos Angeles de Puebla, Atlante, Chivas de Guadalajara, Querétaro, América, Atlas y Toluca.
En uno de los momentos más fulgurantes de su carrera, Lavolpe sacó campeón mexicano a los 'Potros' del Atlante, en la temporada 1992-1993, mientras que al frente de la selección su único título ha sido la Copa de Oro de la Concacaf México-2003 --la gemela de la Copa América--.
En total han sido 23 años de experiencia como técnico en el balompié mexicano, un tiempo suficiente para conocer todos los rincones de la geografía futbolística de ese país, empapándose a diario del jugador azteca hasta llegar al banquillo de seleccionador, el último puerto en su navegar.
"Mi equipo de trabajo y los dirigentes que nos acompañan y apoyan siempre vamos a dejar una huella en el fútbol mexicano. Mi sucesor va a recibir el fruto de un trabajo serio y ordenado. Así que en el 2010 van a hablar bien del trabajo de Lavolpe", aseguró.
Al margen del ruido de los 'enemigos', Lavolpe ha logrado durante su periplo consolidar una base de jugadores para Alemania-2006, imponiendo un estilo de juego que recurre a la disciplina táctica, a los rápidos movimientos de defensa a ataque, al buen trato del balón y al orden en las líneas para llegar al gol.
"México debe ser protagonista en cada uno de sus partidos. Para dejar historia, por lo menos tenemos que pasar ese quinto partido para ser mejor que los demás, para ser una selección que deje algo, y después de ese quinto partido ya veremos hasta dónde se puede llegar", indicó el timonel.
Para el entrenador la Copa de las Confederaciones de la FIFA Alemania-2005, donde ocupó el cuarto lugar, le sirvió a México "para darnos cuenta que no somos un simple animador de un torneo, sino somos un equipo protagonista".
"Hemos logrado imponer una idea de fútbol clara: la de ser protagonistas tanto en el estadio Azteca contra Trinidad y Tobago como en Berlín frente a Alemania o Brasil. México tiene un buen conjunto, buenos jugadores, tenemos dinámica, tenemos todo", puntualizó".

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