Alicia, una necesidad familiar

Alicia Kirchner es otra vez la ministra de Desarrollo Social. El dato, que plasmó a través del juramento de práctica en el Salón Blanco ante su hermano, el presidente, es apenas formal.

BAHÍA BLANCA ( La Nueva Provincia).- En verdad, según reconocen en la intimidad quienes la han acompañado desde 2003, nunca dejó de ser la conductora administrativa y en especial política de la cartera que ahora vuelve a ocupar. Esos confidentes recuerdan, por caso, que algunos empleados de la privada de Desarrollo Social solían saludarla con todo un gesto: "Buenos días, ministra", la lisonjeaban cada vez que se aparecía -casi a diario, confiesan- por el piso 11 del edificio de la avenida 9 de Julio y Moreno.
Su despacho, el que corresponde al ministro, nunca fue ocupado por Juan Carlos Nadalich, a quien Néstor Kirchner mandó a reemplazar a su hermana cuando la necesitó en Santa Cruz para que ganara la senaduría por la provincia, cosa que Alicia logró con el 58 por ciento de los votos. El funcionario, que ahora vuelve al rango de secretario de Estado, siempre siguió atendiendo en el suyo propio. El de la hermana presidencial era utilizado por ella misma.
Alicia nunca hizo profesión de fe de su condición de senadora. Y su llegada a la Cámara Alta se entendió como lo que fue: una necesidad familiar. Esas mismas necesidades son ahora las que obligaron a Kirchner a disponer el retorno de su hermana a Desarrollo Social. El presidente planea hacer fuerte campaña electoral desde esa cartera, que maneja la nada despreciable suma de 3.500 millones de pesos por año para ayuda social y no poco clientelismo.
Con todo, el paso de la hermana del presidente por el Senado -destacan sus colaboradores- dejó una impronta que no es menor, a tono con su fuerte deseo de insertarse en los sectores sociales medios de la población. A su influjo se sancionó la Ley de Microemprendimientos, destinada a solventar con fondos de Desarrollo Social la creación de pequeños proyectos laborales que permitan reemplazar de a poco los subsidios de planes como el tan controvertido Jefes y Jefas de Hogar.
Ayer volvió a correr, a la par del regreso de Alicia, un viejo rumor atado a la interna santacruceña y los posicionamientos para 2007, cuando llegue el momento de elegir gobernador. Dicen que AK recelaba de las ventajas comparativas del ahora nuevamente colega de Planificación, Julio De Vido. El arquitecto, como ella, tiene la misma aspiración: ser gobernador de la patria chica de los Kirchner el año que viene.
La ecuación para los alicistas saltaba a la vista: mientras De Vido hacía campaña todos los días, inaugurando obra pública aquí y allá, la hermana del presidente tenía que conformarse con ocupar una banca en el Senado, sin demasiado ruido y sin tanto brillo, según se vio en estos ocho meses, salvo aquella ley para pymes.
La verdad parece ser una sola, y la blanqueó ayer Alberto Fernández, al comentar el regreso de Alicia a los primeros planos del gabinete y de la vidriera política y social de la Argentina. "El presidente necesita de Alicia Kirchner para poder terminar este mandato y esta gestión", agigantó la importancia de la decisión el jefe de Gabinete.
Un funcionario de Desarrollo Social recordó como al pasar, ayer, en el Salón Blanco que hasta que Néstor Kirchner le pidió que fuese senadora, Alicia era la que mejor imagen de gestión tenía en las encuestas en la provincia de Buenos Aires. Ahora, con cargo formal pero sin haberse ido nunca, ella está dispuesta a recuperar ese terreno.

Dejá tu comentario