Carnes y realidad: "Los productores no piden absurdos. Sólo piden que el Estado actúe eficientemente y pensando en el país"

Un UR expresa su opinión acerca del conflicto en el sector agropecuario.

Sr. Director:
 
Las limitaciones imperantes en el mercado de carnes para otorgar prioridad al consumo local ponen en tela de juicio la viabilidad del  modelo "productivista", contradice la pregonada política de dólar alto para incentivar exportaciones y desfavorece la inversión. 
 
El número actual de cabezas (1.31 cabezas/habitante) compara razonablemente con el de Australia (1.42) y Brasil (0.98) y triplica al de EEUU (0.36). Asimismo, se observa que, a igualdad en el nivel de consumo de carne per cápita, en los últimos años, la exportación ha experimentado alzas significativas. Ello es consecuencia del incremento en la eficiencia operativa.  
 
La mayor tasa de extracción, la aplicación de biotecnologías de punta, el mejoramiento general de la calidad de los rodeos, en suma, el esfuerzo de los productores ha compensado con creces la disminución del stock per cápita y el desplazamiento de las zonas productivas a regiones antes marginales, como consecuencia de la incorporación de grandes áreas a la agricultura, lo cual, a su vez, ha elevado sustancialmente el ingreso de divisas y tonificado la economía general. 
 
Toda esa eficiencia productiva pecuaria se ha logrado con la inversión. Y toda inversión requiere retorno. Como el mercado interno es limitado y tiene un sistema de ingresos distorsionado por el tipo de cambio "de sostén industrial" determinado por el Banco Central, un canal idóneo para compensar las falencias del retorno interno fue, precisamente, el mercado exterior que se ha venido limitando mediante cuotas generalmente arbitrarias. Asimismo, conspira contra el razonable retorno sobre las nuevas inversiones la aplicación azarosa de remanidas políticas de intervención y de control de precios internos.
 
El sistema impositivo tampoco es ajeno a las contradicciones imperantes. Aceptando, con reservas, que las retenciones son un modo transitorio de ajustar valores relativos en el mercado interno, subsisten otros impuestos que dificultan la economía del sector agropecuario: el IVA a tasa reducida que carga el costo de la diferencia de tasas al productor, el IVA sobre las inversiones, el Impuesto a la Ganancia Mínima Presunta que grava activos (incluidos los reproductores) y no tiene en cuenta las deudas, Bienes Personales que afecta las tenencias de capital que, en el caso del campo, es estrictamente productivo,  el desmesurado Inmobiliario provincial y la parafernalia de arbitrarias gabelas comunales que, disfrazadas de tasas, constituyen verdaderos impuestos a la producción. Para no mencionar el Impuesto a las Transacciones Bancarias y el propio Ganancias que ha comenzado a gravar la inflación al no admitirse el ajuste de los balances.
 
Agréguense a este cúmulo de "desincentivos" a la producción los aumentos de fletes por concesiones gremiales, los pesos mínimos de faena pergeñados en un escritorio sin tener en cuenta la biología, la postergación de obras hídricas y viales, y un gran etcétera: surgirá el panorama de futuro incierto del sector al que se le prohíbe exportar libremente, se le fijan cortes y pesos de faena, se le determinan precios para el mercado interno, etc.              
 
Conspicuos funcionarios han hablado de márgenes. De sus propias palabras se colige la latitud de los costos. Cada región es un mundo y dentro de cada región cada campo es una diversidad. Aun así, para costos en tranquera que, en palabras oficiales, oscilan entre 0.90 y 1.60 arg$/kg con precios de referencia de 2.50 arg$/kg en Liniers, cuidadosamente se ha soslayado que de ese precio bruto deben detraerse comisiones, gastos de venta, mermas y, esencialmente, los fletes que representan en promedio unos 0.70 arg$/kg. En ese contexto, aun con grandes cargas de hacienda por Ha (1.5 cabezas/ha) y buenos rindes (15/18 kg engorde/mes),  un campo de 1000/1400 us$/ha genera menos que las tasas que paga el propio Estado por sus cuantiosas emisiones financieras. 
 
Como puede derivarse de lo expuesto, la realidad es que existen innúmeros factores distorsivos a subsanar, de los cuales no es responsable el productor sino el propio Estado. En mi opinión, los productores no piden absurdos. No piden subsidios. No piden prebendas. Sólo piden que el Estado actúe eficientemente y pensando en el país. El país de todos…           
 
Atentamente

 
Alberto - Vte. López

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