NARCOMARAS

Las maras: Cártel de drogas creciente en el Caribe

Las maras y el gobierno de El Salvador llegaron a un acuerdo para pacificar el país que tiene a la mara Salvatrucha y a la Calle 18 enfrentados en una guerra sangrienta. según el gobierno, el número de muertos ha decaído, aunque otros informes aseguran que el número de desaparecidos siguen en el mismo nivel. En El Salvador, como en otros países de la región, las bandas delictivas controlan el narcotráfico desde las cárceles, alimentando la idea de un único cártel de drogas que maneja el contrabando en el Caribe

 

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24) - “Paramos la guerra civil hace 20 años, ahora estamos enfrascados en detener una nueva guerra: la de las maras”, dice Raúl Mijango, ex jefe guerrillero y uno de los artífices de “la tregua” que viven ahora las pandillas violentas en El Salvador, que ha reducido drásticamente la violencia.
 
Mijango fue uno de los comandantes del Ejército Revolucionario del Pueblo, integrado en el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN); participó en el proceso de paz, fue diputado, disidente dentro de la ortodoxia izquierdista y pequeño comerciante. En la actualidad, media en la pacificación entre maras.
 
Según el sitio web El faro, que planteó el debate, la respuesta de las autoridades de El Salvador frente a la violencia de las maras "fue un pacto con las dos bandas principales: a principios de marzo, se trasladó cerca de 30 líderes de la" Mara Salvatrucha-13 "y dos facciones de la" Barrio 18", a la prisión de menos de unidades. A cambio, hubo una tregua entre las pandillas, que también beneficia a la policía, soldados, guardaespaldas y sus familias.
 
Asimismo, un informe del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, en Washington, está de acuerdo en que el número de homicidios se redujo, pero dice que han aumentado las desapariciones. Sobre la base de datos del Instituto de Medicina Forense de la Corte Suprema de Justicia, informa que hubo en los primeros cuatro meses del año, 876 desapariciones, el doble que en igual período de 2011.
 
Los grupos violentos nacieron en los años ochenta en USA. “Estaban integradas por jóvenes salvadoreños y centroamericanos, residentes ilegales en los barrios bajos de Los Ángeles. Se defendían así de las mafias mexicanas”, dice Mijango. “Desde entonces, hasta hoy, las pandillas han convertido a El Salvador en el segundo país más peligroso del mundo, tras Honduras. Hay más muertes violentas que en Afganistán”. En 2011 se inician gestiones alternativas para frenar la sangría: una tasa anual de casi 70 homicidios por 100.000 habitantes, extorsiones, secuestros, violaciones. Los mareros han perpetrado matanzas y crímenes bárbaros, con decapitaciones y mutilaciones.
 
Mijango sufrió las extorsiones de las pandillas siendo comerciante de gas propano. “Me robaron en tres ocasiones y en otra me secuestraron. Esto es lo que a diario viven los comerciantes salvadoreños. Si quería seguir en mi comercio, tenía que negociar con los mareros”, explica Mijango. Por eso no dudó en aceptar la oferta del ministro de Defensa, el general retirado David Munguía, para que lo asesorara. “Ahí sale la idea que después resulta en el proceso vigente de tregua entre las pandillas”.
 
Mijango y monseñor Fabio Colindres, capellán del Ejército, comenzaron a dialogar con los líderes pandilleros presos en el penal de máxima seguridad conocido como Zacatrás (en alusión a la antigua cárcel norteamericana de Alcatraz). El pasado febrero, las principales maras —Salvatrucha y Barrio 18— firmaron “una tregua”. Dejaron de matarse entre ellos y a los ciudadanos que no pagaban las extorsiones. Luego ordenaron el cese del reclutamiento de menores, las acciones contra escuelas y la violencia contra las mujeres. El Gobierno, a cambio, trasladó a 30 jefes de pandillas a penales con regímenes más flexibles. En estos meses, los homicidios han bajado de 15 diarios a 5. “Aún hay crímenes, pero es un proceso complejo que lleva 30 años, en el que los experimentos represivos han fracasado”, dice Mijango. ¿Mesa de diálogo? No necesariamente, dice el exguerrillero, que habla de una “acción pendular” entre las partes con el apoyo de la Organización de Estados Americanos.
 
“El Gobierno podría pedir que los pandilleros entreguen los cementerios clandestinos, el armamento y a los individuos que tienen deudas con la justicia, y dar respuesta al pliego de peticiones que le ha llegado.Tienen que llegar a acuerdos y no puede ser de otra manera”.
 
Cártel único
 
La hipótesis de un cártel conformado por maras que controlan todo el contrabando del Caribe es abrigada por las policías de la región agrupadas bajo un mando central para la región. Recientemente se desmonto una línea de contrabando que obedecía a este cártel único (ver nota relacionada).
 
 
Varios pandilleros de la mara Salvatrucha que se encuentran presos en diferentes cárceles del país, dirigían una estructura criminal que se dedicaba al tráfico de drogas en el departamento de Ahuachapán.
 
La Policía y Fiscalía acusó a los convictos en las últimas horas, mientras realizaba la detención de siete pandilleros más, quienes eran los que ejecutaban los ilícitos en las colonias y barrios del municipio de Atiquizaya, y otros lugares.
 
Las intimaciones (acusaciones a un reo dentro de una cárcel) se realizaron en el penal de Tonacatepeque, donde fue acusado Ermit de Jesús. S., y José Mario L. L. Además en el penal de Ciudad Barrios fue acusado Isaías Oswaldo García. En la cárcel de Zacatecoluca –Zacatraz–, fue intimado Landis Hernán Sandoval.
 
Mientras que en el penal de San Francisco Gotera, fue acusado José Guillermo Solito y en la prisión de Apanteos fueron intimados, Pedro Salvador Puro y Luis Antonio Castillo.
 
En los últimos meses las autoridades de Seguridad han flexibilizado los controles de registro a los reos, así como les han permitido varios beneficios que están prohibidos en la ley.
 
Un oficial de la Policía explicó que los sujetos mantenían una constante comunicación con los mareros que se encontraban presos. Una de las formas era por medio de mensajes escritos que enviaban con los familiares que los visitaban en las prisiones.
 
La fuente detalló que los sujetos se dedicaban al narcomenudeo de marihuana, cocaína y crack, y supuestamente abastecían a narcotraficantes de Guatemala.
 
La Policía realizó además ocho allanamientos en las viviendas de los sujetos, donde decomisaron, mensajes enviados desde la cárcel, dinero en efectivo, droga, armas de fuego y otros objetos ilícitos, dijo el oficial.

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